
Estamos a un par de días del Draft de la NFL, y ahora más que nunca la especulación es la carta que manda en el juego; se dice que esta camada de nuevo talento viene con tintes defensivos y su mayor estandarte es el ala defensivo Abdul Carter, de Penn State, pero no seamos mentirosos, todos estamos pendientes de saber qué equipos seleccionarán a los tres mariscales de campo mejor calificados: Shedeur Sanders, Cam Ward y Jaxson Dart, de Colorado, Miami y Ole Miss, respectivamente.
Un quarterback es la piedra angular para el despegue de una franquicia, no hay que darle tanta vuelta, es la posición clave de este deporte; y aunque como todo en la vida hay excepciones y equipos que llegaron a ganar un Super Bowl sin contar con una super estrella como pasador (tal fue el caso de los Cuervos de Baltimore con Trent Dilfer, los Bucaneros de Tampa Bay con Brad Johnson y hasta los Gigantes de Nueva York con Phil Simms o los Pieles Rojas de Washington con Mark Ripyen estos dos últimos que, si bien no eran elite, si estaban por encima de Dilfer y Johnson), la clave fue la defensiva. Cada uno de esos conjuntos tuvo en ese momento verdaderas murallas que fueron el pilar de esos títulos.
REALIDAD DETRÁS DEL ROMANTICISMO
Es verdad, aún tenemos en la cabeza la épica y romántica historia de que la dinastía de los Acereros de Pittsburgh nació con la llegada del poderoso tacle defensivo Joe Greene o la época dorada de los Vaqueros de Dallas con las Defensivas del Juicio Final diseñadas por Tom Landry; pero la realidad, y aunque a muchos les cueste reconocer, es que esas etapas de éxitos llegaron cuando en ambas organizaciones encontraron a su hombre detrás del centro, nos referimos a Terry Bradshaw y Roger Staubach, respectivamente.
Ambos quarterbacks fueron los verdaderos pilares de esos equipos por más de una década.
Hoy y cada año que se lleva a cabo el Draft llegamos al mismo camino donde algunos acertarán en la elección de ese hombre y líder especial, y otros que sencillamente errarán cuando quizá tuvieron en sus manos la posibilidad de cambiar el destino.
Historias al respecto hay muchas, pero quizá con unas cuantas muy significativas baste para dejar en claro lo anterior.
EL HOMBRE DE LOS BOTINES NEGROS
Tal vez una de las más crueles e increíbles sea la que vivió Johnny Unitas, ese icónico mariscal de campo, que tras su adiós alcanzó el Salón de la Fama y es reconocido como uno de los mejores mariscales de la historia.
En el Draft de 1955 fue tomado por Pittsburgh en una novena ronda, sin embargo jamás vio acción con el equipo, ni siquiera en un juego de pretemporada, toda vez que el entonces entrenador de los Acereros, Walt Kiesling, se atrevió a decir que no lo consideraba lo suficientemente inteligente como para dirigir una ofensiva profesional, además de señalar que tenía un deficiente juego de pies (algo vital en la posición).
Dejado en libertad, Unitas fue a parar a Baltimore, con los entonces Potros, donde despuntó como uno de los grandes, mejores y más inteligentes quarterbacks de la historia y ganador de un Super Bowl (edición V).
Irónicamente se le atribuye ser el protagonista del llamado Mejor Juego de todos los Tiempos (la final de la vieja NFL ante los Gigantes de Nueva York en 1958) y como detalle más que curioso, a esos que dijeron que tenía una deficiente juego de pies, en el Salón de la Fama se exhiben sus famosos botines negros, esos que tantas veces le ayudaron a ganar tiempo y yardas en su prolífica carrera profesional.
En cambio, Pittsburgh debió esperar casi 20 años para tener un mariscal de campo de calidad con Bradshaw que, que a pesar de ingresar a la NFL en 1970, fue hasta 1974 que se hizo de la titularidad para ganar cuatro Super Bowls en su carrera.
DESILUSIÓN INFANTIL
Algo similar ocurrió comenzando este siglo, en el Draft de 2005, cuando San Francisco tenía la selección global número uno y con la imperiosa necesidad de un quarterback. En el horizonte del talento colegial de ese año figuraban dos por encima del resto: Alex Smith de Utah y Aaron Rodgers de UCLA. La ofensiva Spead que había manejado Smith en el colegial lo había hecho lucir como un fuera de serie, por lo que el torpe y malísimo entrenador de los 49ers. Mike Nolan, se sintió deslumbrado (coach de tendencia defensiva) y lo eligió para hacerlo la primera selección global de ese año.
Rodgers, quien se moría de ganas de jugar en San Francisco (su equipo predilecto desde pequeño), sólo vio pasar la oportunidad al ver al comisionado Paul Tagliabue colocar la gorra en la cabeza de Smith como el número uno de aquella selección.
El transcurrir del tiempo puso a cada quien en su lugar, Nolan duró poco tiempo al frente de San Francisco con pésimos resultados, Smith tuvo un paso irregular por la franquicia, mientras que Rodgers, elegido por Green Bay, debió esperar algunos años detrás Brett Favre para ser el titular. Posteriormente se convirtió en uno de los mejores mariscales que han pasado por la Liga, varias veces designado MVP y ganador de un Super Bowl con los mismos Empacadores.
DE TOPES EN LA CABEZA
Ahora, situémonos en el Draft de 2017, uno de los momento más increíbles en cuanto a errar en una selección colegial. Chicago tenía la selección global número dos; en la pizarra de los caza talentos había tres nombres como los mejores prospectos de la generación: Mitch Trubisky de North Carolina, Deshaun Watson de Clemson, y Pat Mahomes de Texas Tech.
En el papel, Watson era por mucho la mejor opción, con sus cuatro años completados en la Universidad como Senior, campeón colegial y una madurez deportiva comprobada. Trubisky con sólo tres años en el colegial y apenas uno como titular, pero con unos números impresionantes en esa campaña final; y finalmente un ¨bombardero loco llamado Mahomes, del que sólo el ex mariscal Phil Simms, ya como analista, decía que moría de ganas por verlo jugar con libertad en la NFL.
Los Osos quedaron impresionados con las estadísticas de Mitch en su última temporada y se lo llevaron; incluso los 49ers, que apenas habían firmado a Jymmy Garoppolo, quien prometía un gran futuro, utilizaron su selección número tres en un tacle defensivo llamado Solomon Thomas.
Los Jefes de Kansas City apostaron por el ¨bombardero loco¨ de Mahomes, mientras que los Texanos de Houston se quedaron con Watson. La historia todos la saben; Trubisky fue un fracaso, un quarterback ¨verde¨ e inmaduro para el profesionalismo que poco duró en Chicago; Mahomes ha llegado a cinco Super Bowls y ha ganado tres; Watson inició una carrera exitosa antes de caer en problemas extra deportivos y perder su habilidad como jugador.
Con todo lo anterior sólo queremos dejar de manifiesto que en muchas ocasiones el Draft es una ruleta donde algunos atinarán al premio, otros no. Ignoramos si eso ocurrirá en esta edición del 2025, seguramente habrá alguna historia como las arriba comentadas, pero es parte del juego y todos están de acuerdo en que puede suceder.