Deportes
Para entender el deporte...

Dr. Mario Antonio Ramírez Barajas

Cómo el rugby unió a Sudáfrica en tiempos de cambio

El torneo que cambió todo

El relato empieza con la elección de Mandela en 1994, un líder que buscaba superar el racismo y reconciliar a su pueblo. El rugby, un deporte de blancos en Sudáfrica, era rechazado por la mayoría negra del país, que apoyaban al rival como protesta.

Con el inicio del Mundial, Mandela vio una oportunidad única. Aprovechando el poder unificador del deporte, comenzó a alentar a todos los sudafricanos a apoyar a los Springboks. Su presencia en los partidos, vistiendo la camiseta verde y oro del equipo, envió un mensaje potente: era hora de dejar atrás el pasado y construir un futuro juntos.

La culminación de este esfuerzo llegó en la final del torneo, donde Sudáfrica enfrentó a Nueva Zelanda, uno de los equipos más fuertes del mundo. Contra todo pronóstico, los Springboks ganaron, y el estadio estalló en júbilo. Pero el momento más emblemático fue cuando Mandela, vestido con la camiseta número 6, entregó el trofeo Webb Ellis a François Pienaar, el capitán del equipo. Esa imagen, de un presidente negro celebrando con su capitán blanco, se convirtió en un poderoso símbolo de unidad.

El legado de Mandela y el rugby

La victoria de los Springboks y el liderazgo de Mandela no solo trajeron alegría momentánea, sino que iniciaron un proceso de cambio en la percepción del rugby y en las relaciones raciales en Sudáfrica.El deporte, que una vez dividió, ahora unía

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‘Invictus’, un filme que inspira

La historia de aquel Mundial fue tan impactante que inspiró la película “Invictus” (2009), dirigida por Clint Eastwood y protagonizada por Morgan Freeman y Matt Damon. Esta película marca la tercera colaboración entre Eastwood y Freeman, después de Unforgiven (1992) y Million Dollar Baby (2004).

La historia se basa en el libro de John Carlin titulado Playing the Enemy: Nelson Mandela and the Game That Made a Nation (2008), que relata los eventos en Sudáfrica antes y durante la Copa Mundial de Rugby de 1995.

La trama se centra en Nelson Mandela, quien, tras pasar 27 años en prisión, es liberado el 11 de febrero de 1990. Cuatro años después, es elegido el primer presidente negro de Sudáfrica. Su presidencia enfrenta enormes desafíos en la era posterior al apartheid, incluida la pobreza y la delincuencia rampantes. Mandela está particularmente preocupado por las divisiones raciales entre los sudafricanos negros y blancos, que podrían llevar a la violencia.

Los Springboks, el crisol

Con el propósito de unificar a la nación, Mandela emprende una iniciativa única: movilizar al equipo nacional de rugby para ganar la Copa Mundial de Rugby de 1995. Contra todo pronóstico, los Springboks (el equipo de rugby de Sudáfrica) participan en el torneo, que se celebra en su país. Freeman encarna al presidente sudafricano Nelson Mandela, mientras que Damon representa a Francois Pienaar, el capitán de los Springboks.

La película ilustra cómo Mandela, mediante el lenguaje universal del deporte, une al equipo de rugby y los anima mientras se entrenan para el campeonato. El título de la película, “Invictus”, alude al epíteto divino romano y puede traducirse del latín como “invicto” o “inconquistable”. Además, el título hace referencia a un poema del poeta británico William Ernest Henley (1849-1903), que se cita en la película.

  • Invictus recibió elogios de la crítica y consiguió nominaciones al Premio de la Academia para Freeman (Mejor Actor) y Damon (Mejor Actor de Reparto). La película recaudó $122.2 millones en taquilla con un presupuesto de $50-60 millones

El deporte, instrumento para la paz

Este hecho no fue solo una gesta deportiva, sino una victoria para la humanidad, mostrando cómo el deporte puede ser un instrumento para la paz y la reconciliación.

La figura de Mandela como líder conciliador y visionario quedó grabada en la memoria de todos los sudafricanos y de personas alrededor del mundo. Su mensaje de perdón, reconciliación y unidad resonó a través de las canchas de rugby y llegó a los corazones de aquellos que alguna vez estuvieron separados por el apartheid. El legado de aquel Mundial perdura hasta el día de hoy, recordándonos que, a través del deporte y la voluntad de cambio, es posible construir un futuro mejor para todos.