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La UFC continúa su crecimiento: el gran negocio de los deportes de contacto

La UFC continúa su crecimiento: el gran negocio de los deportes de contacto

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En el año 1988 se estrenaba la película “Bloodsport” (también conocida como “Contacto sangriento”). Era el gran momento de un actor de acción llamado Jean Claude Van Damme. El argumento conectó muy bien con el público de finales de los 80´s. El film trataba de un campeonato clandestino con los mejores luchadores del mundo, cada uno con su especialidad en artes marciales y deportes de contacto. De ahí debería alzarse el mejor de los guerreros. No había, prácticamente, reglas en el combate. Ganaba el más fuerte. El más diestro.

La idea de la película no era, necesariamente, original. Aún así, inspiró a algunas competiciones de este estilo. Pero su éxito era difícil de cuajar. El espectáculo era minoritario y muy sangriento. Sin embargo, en 1993, una estirpe de grandes luchadores de Jiu Jitsu brasileño, los Gracie (de la mano de Rorion Gracie), junto con Art Davie y Bob Meyrowitz, decidieron poner en marcha una promotora más organizada y que tuviese un seguimiento mundial. Se trata de la UFC (Ultimate Fighter Championship). El objetivo era el mismo: descubrir al mejor luchador entre un conjunto de artistas marciales, cada uno con su propia disciplina.

En la primera edición, el premio se quedó en casa. Es decir, fue a parar a Royce Gracie y su poderoso Jiu Jitsu. Luego vendrían nuevos campeonatos y otras figuras estelares, como Randy Couture, Mark Coleman, Bas Rutten y tantos otros. El problema es que no se conseguía dar el gran salto. Este deporte todavía no atraía al gran público. Algunos de sus combates eran demasiado largos y trabados; aunque seguían siendo bastante sangrientos, lo que provocó la censura de algunas de sus retransmisiones. El año 2000 sería clave para su consolidación: se implantaron las categorías de peso y añadieron los asaltos con limitación de tiempo, además de algunas reglas que conseguían estilizar los combates y proteger a los peleadores.

Al año siguiente, un emprendedor llamado Dana White, convenció a los hermanos Frank y Lorenzo Fertitta, dos inversores, de que compraran la compañía y la dejasen en sus manos. Aquí empezó el auge de la UFC. White consiguió crear un espectáculo antes, durante y después de los combates. Apostó por potenciar las rivalidades y la promoción de los luchadores más carismáticos. Ganó su espacio en las televisiones norteamericanas. Pero tuvo la visión de ir a por el mercado internacional introduciendo a peladores de todos los países. De hecho, hoy, México ya tiene sus propios campeones, como Alexa Grasso o Brandon Moreno.     

Una de las variables que mejor ejemplifican el crecimiento de esta organizadora es el reflejo de sus eventos en los portales de apuestas: se trata de uno de los deportes que más ha crecido en materia de pronósticos. No es casualidad. Dana White y Hunter Campbell se ocupan, personalmente, de los emparejamientos y de crear combates igualados y atractivos, lo cual propicia que los aficionados perciban que cualquiera de los contendientes pueda ganar el combate.

Pero, ¿hasta dónde ha llegado la UFC? Los Fertitta compraron la UFC por 2 millones de dólares y la vendieron por 4.000 millones en 2016. Hoy, se ha fusionado con la WWE y el valor conjunto es de unos 21.000 millones. El nuevo gigante cotizará en bolsa. Un presente muy diferente de lo que se vivía a principios de los años 90. Pero el verdadero acelerón ha tenido lugar en los últimos 10 años. La eclosión de figuras como Conor McGregor, Nate Díaz o Jorge Masvidal ha dado una relevancia especial a la organización. Ganen o pierdan. White ha sabido crear el ambiente propicio para atraer la atención de la audiencia.

A día de hoy, la evolución continúa. La UFC sigue lejos de las audiencias del fútbol. Pero ya ha superado a otros deportes tradicionales, como el golf, en materia de seguimiento. La reciente vuelta de McGregor a la promotora augura nuevas cotas de espectadores en sus productos vinculados, como el programa de tele realidad TUF. Y no debemos olvidar la presencia de nuevas estrellas que seguirán dando combustible a esta promotora que no deja de crecer. En la actualidad, no existe un fenómeno con tal nivel de crecimiento (con perdón de los eSports).

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