Ayer conmemoramos el Día Internacional de los Derechos Humanos.
Con la “Declaración Universal de los Derechos Humanos”, emitida por la Organización de la Naciones Unidas en el año de 1948, se vuelven claros y evidentes los derechos inherentes de todas las personas. Este valioso instrumento describe los preceptos de igualdad necesarios e indispensables para la paz y prosperidad de toda sociedad.
Querido lector, lectora, nunca antes se había hablado tanto de derechos humanos como en estos últimos años, pero ¿qué son en realidad? Los derechos humanos tienen qué ver, más que con la política y con las leyes, con nosotros mismos, con nuestra vida diaria, con la posibilidad de poder desarrollarnos como seres humanos con todo nuestro potencial; también se relacionan con la dignidad que tenemos todas las personas, y que por nuestra sola calidad de individuos, somos beneficiarias de esos derechos, por lo cual, debemos participar activamente a favor de su respeto.
El Estado tiene un claro compromiso en el reconocimiento, protección y cumplimiento de estos derechos, pero es nuestra responsabilidad conocer cuáles son para exigirlos y pelear por su cumplimiento.
La lucha por el reconocimiento de la Carta de los Derechos Humanos y por su respeto en la práctica, sigue siendo uno de los grandes hitos históricos y sociales. Cada día nos enteramos de que existen más personas víctimas de violaciones a sus derechos, a quienes no se les ha dado un trato en su calidad de personas y a quienes no se les da el reconocimiento básico de la igualdad —y el derecho a la diferencia— de todos los individuos.
Lectores, yo voy a insistir una vez más, y todas las veces que sean necesarias, en que la educación es imprescindible para la promoción y el respeto de nuestros derechos. Sólo en un país donde las personas conozcan y entiendan cuáles son, se podrá exigir su cumplimiento y la sociedad se comprometerá a luchar por ellos.
Los valores, conceptos y contenidos en la “Declaración Universal de los Derechos Humanos” son generalmente desconocidos por la sociedad. Esta declaración es parte del área de estudios de pocas instituciones educativas. ¿Quién conoce realmente cuáles son sus derechos? Nadie puede reclamar lo que no sabe que tiene o posee, por ello es preciso que la población cuente con conocimientos objetivos sobre éstos, la forma de hacerlos efectivos o de cómo obtener el apoyo de alguna estructura que le garantice el respeto y cumplimiento de los mismos.
Y es que la educación en materia de derechos humanos es el instrumento idóneo para que las personas no sólo conozcan sus derechos, sino también para que actúen en la vida diaria de acuerdo a los valores de respeto a los derechos de todos y todas, de respeto a las diferencias y de valoración de la diversidad, para así construir ciudadanos responsables.
La incorporación de la educación en derechos humanos en la enseñanza académica, supone varias acciones entre las cuales destacan: a) Su definición en los libros de textos; b) El desarrollo de contenidos y metodologías acordes a los planes y programas de estudio de las diferentes asignaturas; c) La formación y capacitación continua de los docentes que trabajan en los establecimientos educativos.
La formación escolar debe contribuir a fomentar cualidades, aptitudes y capacidades que lleven a los individuos a adquirir una comprensión crítica de los problemas nacionales, para así darles soluciones viables que nos beneficien a todos.
A su vez, debe tender a eliminar las situaciones que perpetúan y agravan los problemas fundamentales en nuestra sociedad, como son la desigualdad y la injusticia.
La enseñanza de los derechos humanos debe abarcar todos los niveles educativos. En este sentido, es pertinente recordar a nivel internacional las “Recomendaciones sobre la educación para la comprensión, cooperación y la paz internacionales, y la educación relativa a los derechos humanos y las libertades fundamentales” formuladas por la UNESCO en materia educacional referida a la construcción de una cultura de paz, porque su exigencia y el consecuente cumplimiento por el Estado, es una línea clara a seguir en el desarrollo de una cultura por el respeto a los derechos humanos.
Hablar de derechos humanos es hablar de su condición universal, es hablar de todos y todas. Para que este principio se aplique, es necesario que empecemos a educara a nuestros niños y niñas con base a estos principios para que ellos mismos puedan defenderse en caso de ser necesario.
México necesita, sin lugar a duda, emprender una campaña en el ámbito nacional, dirigida a toda la sociedad, en un lenguaje simple y entendible, sobre lo que son los derechos humanos, los deberes y las responsabilidades de esta sociedad
Gracias, padre.
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