“Gastados, pero bien divertidos”, los seis integrantes de la familia Hernández Aguilar regresaron al Distrito Federal sin un centavo en los bolsillos, pero eso sí, con la piel bronceada por el sol de las playas de Veracruz.
Ellos serán de las 449 mil familias mexicanas que acudirán mañana a las 150 sucursales del Nacional Monte de Piedad a empeñar televisores, radios, joyas y hasta la licuadora “si es preciso” para obtener dinero.
“A las siete de la mañana estaré formada afuera del montepio para evitar que me toque una fila larga”, dijo ruborizada María Aguilar, la madre.
Y agregó: “vamos a empeñar la grabadora de mi hijo y unas pulseras de oro que tengo. Hay que subsanar los gastos, pues aunque es quincena tenemos que pagar la renta y el teléfono, además de la comida”.
María contó que todos los años su familia junta dinero para poder salir de vacaciones en Semana Santa. Explicó que es la única fecha en que pueden ir juntos a la playa.
“Aunque nos fuimos con 15 mil pesos en la bolsa y estuvimos en Veracruz sólo cuatro días se acabó el dinero; se pagaron pasajes de ida y regreso además del hotel y comidas”, lamentó.
El año pasado María también acudió a empeñar algunas pertenencias. Reconoció que es fácil obtener dinero, pero que es difícil recuperar el bien endeudado.
Comentó que la mayoría de las veces prefiere pagar el refrendo para que sus propiedades sigan en resguardo y no salgan a remate.
Tan sólo en abril, el Nacional Monte de Piedad prestará 662 millones de pesos con una tasa de interés del 4 por ciento integral mensual del cual 2 por ciento sirve para pagar los gastos de avalúo, tecnología de custodia y primas a la aseguradora.
Para la familia Hernández bien vale la pena ser llamados pignorantes a cambio de gozar, una vez al año, de la playa, el sol y la brisa del mar aunque se deban apretar más el cinturón por la falta de recursos.
El lunes, el 97 por ciento de los usuarios acudirá a empeñar accesorios de oro, y relojes; el 3 por ciento restante dejarán en resguardo diversos artículos que tienen un valor de 300 pesos en adelante.
Estufas, televisores, videograbadoras, herramientas, alhajas, equipos de sonido, hornos de microondas, refrigeradores y hasta la licuadora son tan solo algunos de los objetos que los pignorantes presentarán hasta la ventanilla del valuador para recibir a cambio un préstamo “que no siempre es el deseado aunque sí saca de apuros”, concluye María Aguilar.
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