Los agricultores del valle africano del río Zambeze estaban hartos de que los elefantes destruyeran sus cosechas hasta que descubrieron que cultivando chiles lograban mantener sus trompas a raya.
Por la noche, en especial en luna llena y en época de lluvias, pequeños grupos de jóvenes elefantes atraviesan los campos de cultivo en Africa arruinándolos a su paso.
"He sido testigo de que cosechas enteras pueden ser destruidas en una sola noche a manos de elefantes. Es un gran problema que afecta a los agricultores tanto en Africa como en Asia", explicó a EFE la coordinadora de proyectos del Fondo para el Desarrollo de Elephant Pepper (EPDT), Nina Gibson.
Gibson reside en la ciudad zambiana de Livingston, sede de la organización no gubernamental y donde en los últimos años se han dado numerosos casos de personas que han muerto aplastadas por los elefantes.
Este conflicto entre el elefante y el hombre, que se remonta a los tiempos en los que el ser humano comenzó a practicar la agricultura, es un problema al que zoólogo estadounidense Ferrel Loki Osborn ha buscado solución: el chile habanero y jalapeño, dos de los más picantes que existen en el mundo.
Osborn llegó a Africa hace más de 15 años para estudiar el lenguaje de los paquidermos y en 1992 se dispuso a encontrar una solución al problema de los agricultores.
Vio que métodos tradicionales para ahuyentar elefantes como hogueras, el ruido de los tambores o la caza de los mismos, además de no ser efectivos eran muy peligrosos, y que otros mecanismos, como cercas electrificadas, eran demasiados caros para "comunidades tan pobres como las que hay en Africa".
"Cualquier mecanismo para proteger los campos es más caro que de lo que en realidad vale el propio campo, y había que desarrollar un sistema de bajo coste y efectivo para África", dijo Osborn telefónicamente a EFE desde Zimbabue.
Hay varias maneras de hacer uso de este insólito sistema de defensa agrícola, según explicó la coordinadora del proyecto, de paso por Johannesburgo.
Una de ellas es secar el chile, machacarlo y mezclarlo con grasa. El mejunje que se obtiene se aplica sobre las cuerdas o el alambre de las vallas que roda el campo de cultivo.
"Cuando el elefante roza la mezcla esta se impregna en la piel y les hace mucho daño", dice Gibson.
Otra manera es extraer el "capsaicin", el componente picante del chile, y fumigarlo con un aerosol por el aire.
"Los sentidos de los elefantes están diez veces más desarrollados que el de los humanos, por lo tanto no son capaces de soportar el picante", afirmó Gibson.
En sus operaciones para defenderse de los elefantes, los granjeros del Zambeze cuentan con la asistencia de la organización EPDT, que se encarga de enseñar a los agricultores a utilizar este "repelente" y que genera las directrices necesarias para comercializar los chiles por la compañía African Spices.
African Spices distribuye salsas y mermeladas fabricadas con este chile mediante la marca Elephant Peper -www.elephantpepper.org- que puede consumirse en las mesas de Zambia, Sudáfrica y EEUU. Una de las salsas que ofrecen está hecha con chiles y frutos del baobab.
Según el zoólogo, aparte de la ventajas comerciales que tiene este sistema, "los agricultores se dan cuenta de que es su responsabilidad cuidar de sus cosechas".
"Hay muchos que creen que el Gobierno es el que tiene que venir a solucionar el problema -añadió- pero nadie va a venir a ayudarlos".
Excepto los chiles.
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