
En las horas clave de los disturbios que devinieron en el linchamiento de tres agentes federales en Tláhuac, el 23 de noviembre de 2004, el entonces jefe de la policía capitalina, Marcelo Ebrard, descuidó sus funciones públicas por atender asuntos personales.
Hay testimonios que revelan que entre las siete y las nueve de la noche de ese día, el ahora aspirante del PRD a gobernar el Distrito Federal no atendió la emergencia a tiempo, lo que obstaculizó las acciones de la policía.
El propio ex funcionario ha dado distintas versiones, algunas de ellas ante la autoridad judicial, sobre lo que hizo en ese tiempo. Y ha recurrido a la estrategia de decir que no recuerda muchas de las cosas que ese día ocurrieron.
Miguel Ángel Cuesta, abogado de nueve de los implicados en el linchamiento refresca la memoria: “ese día hubo dos hechos importantes en la vida de Marcelo Ebrard: el primero tiene que ver con una noticia respecto a la compra de patrullas a una empresa vinculada con uno de sus hermanos; y el segundo, la detención de un familiar por haber escandalizado en un restaurante”.
La primera de las dos noticias a que hace referencia, la de las patrullas, salió a la luz un día antes de los acontecimientos de Tláhuac, por lo que Ebrard se comunicó con un alto funcionario de la emisora radiofónica que la difundió.
Así consiguió frenar el seguimiento de la información y citó en sus oficinas ubicadas en la calle de Liverpool 136, colonia Juárez, al reportero que había revelado la presunta irregularidad. La cita fue a las siete de la noche.
Cuesta comenta que ese mismo día, entre las siete y las ocho de la noche Ebrard se reunió también con un alto directivo de un periódico de circulación nacional.
Le preocupaba que otro reportero diera a conocer la detención de uno de sus familiares, así que se entrevistó con el directivo en un restaurante del centro.
Pasadas las ocho y media de la noche, los agentes de la PFP, Víctor Mireles Barrera y Cristóbal Bonilla fueron quemados vivos y sólo la intervención de la policía judicial evitó que Edgar Moreno Nolasco corriera la misma suerte.
Hasta ese momento, el secretario de Seguridad Pública seguía desparecido y no se supo de él sino hasta pasadas las nueve de la noche, unos cuantos minutos antes del irremediable desenlace fatídico.
El día siguiente al de los hechos Ebrard dio primero una versión: “su servidor estuvo sobrevolando todo el tiempo para coordinar las operaciones”.
Sin embargo, en una entrevista que concedió al reportero arriba citado —el que estuvo con él el 23 de noviembre en sus oficinas—, comenzaron sus contradicciones:
“Me habló el subsecretario (Gabriel Regino) para decirme que teníamos un problema en Tláhuac. Eso fue muy poco antes de las 7 de la noche. Terminó la reunión (con gente de la Cámara de la Industria de la Radio y la Televisión) y me vine aquí a la oficina. ¿Por qué en la oficina?, porque las comunicaciones allá son muy malas y en el aire peor. Aquí estuve viendo la evolución de las cosas”.
Esto quiere decir que no estuvo sobrevolando la zona “todo el tiempo”.
—¿Digamos que abordó el helicóptero al filo de las 9 de la noche? —le preguntó el reportero.
—Sí, más o menos. Sí, aproximadamente y llegó en 20 minutos (a Tláhuac).
El 25 de noviembre en la conferencia matutina volvió a cambiar la versión, pues ya se sabía que el día del linchamiento estuvo con el reportero en las horas críticas reclamándole por la información divulgada y que en realidad empezó a sobrevolar la zona hasta las 10 de la noche.
“No llegué a las 10 de la noche, fue mucho antes, está mucho antes en la bitácora”, alegó Ebrard.
—¿Como a qué hora salió en el helicóptero?
—Más o menos pasadas las ocho de la noche.
La bitácora de vuelo del helicóptero Cóndor que utilizó, revela que el funcionario abordó el aparato con matrícula XC-AVV hasta las 21:10 horas para trasladarse a Tláhuac y detalla que Ebrard aterrizó en el poblado de San Juan Ixytayopan a las 22:35 horas. Es decir, cuando ya no había nada qué hacer.
Las declaraciones ministeriales de Ebrard —en poder de Crónica— revelan además que incluso mintió al entonces jefe de Gobierno sobre lo que estaba haciendo.
Cuando compareció el 13 de diciembre de 2004 le preguntaron si tuvo comunicación con algún otro funcionario del GDF y dijo: “Sí, tuve comunicación con el secretario General de Gobierno, licenciado Alejandro Encinas, y con el jefe de Gobierno, Andrés Manuel López Obrador, una vez que me fue informado que la situación era grave por parte del subsecretario Gabriel Regino y les indiqué que me trasladaba yo al lugar de los hechos”.
Ebrard declaró también que “alrededor de las 19:00 horas” del 23 de noviembre de 2004, fue informado por Regino sobre la retención de tres personas en San Juan Ixtayopan, pero dijo no recordar “si fue por medio de Nextel o de algún teléfono”.
Asimismo, comentó que después de la reunión con la CIRT que tuvo a las seis de la tarde, “no puede precisar la hora exacta en que arribó a su oficina, pero sí recordó que “a las 21:15 horas despegué en el helicóptero con el licenciado Regino García”.
En la ampliación de su declaración efectuada el 21 de junio de 2005, Ebrard afirmó que “no podría precisar en este momento el tiempo de traslado” que realizó desde sus oficinas de la SSPDF a Tláhuac el 23 de noviembre de 2004, pese a que al reportero de radio le dijo que el aparato “llegó en 20 minutos” a la zona del conflicto.
De la reunión con el reportero que reveló presuntas irregularidades en la compra de patrullas para beneficiar a uno de sus hermanos, el mismo Ebrard admitió que estuvo con él en la misma entrevista, a la fecha no difundida.
“Se dice que yo estuve en una reunión con un reportero todo ese lapso. No es así, sí tuve una plática que habrá sido de 15 minutos y eso no significa que dejé yo de atender lo que estaba haciendo.
Estuvimos 20 minutos usted y yo aquí viendo un asunto sobre la adquisición de unas patrullas”, dijo Ebrard.
Sobre el encuentro que sostuvo con un directivo de un periódico, en la declaración ministerial del 21 de junio pasado el hoy aspirante a la jefatura de Gobierno apuntó que no recordaba si se reunió o no.
“Fue un hecho aislado”, dice ahora delegada
En la víspera de que se cumpla un año del linchamiento de tres agentes federales en el pueblo de San Juan Ixtayopan, en Tláhuac, la jefa delegacional, Fátima Mena, aseguró que aún no se han borrado las heridas que dejó la muerte de dos agentes.
“No se han borrado las heridas ni para la comunidad ni para el mundo”, dijo la funcionaria, quien explicó que se han acercado a la comunidad para que tratar el trauma que les dejó el linchamiento.
“Fue un hecho lamentable, aislado, la comunidad está en calma y se está trabajando para resarcir el daño”, explicó la funcionaria.
La delegada, a quien en su momento se acusó de actuar de manera omisa en el caso, consideró que la delegación “siempre ha realizado lo que les corresponde”.
En breve entrevista, la funcionaria informó que la demarcación está brindando ayuda psicológica a la población, además de implementar vigilancia en la zona.
“Hemos tenido que hacer un trabajo fuerte en materia de psicología y ayuda. Le hemos dado confianza y seguridad a la población, debido a que el trabajo que realizó el órgano investigador fue muy crudo para la comunidad”, dijo un tanto nerviosa, luego de comparecer en la Asamblea Legislativa del Distrito Federal.
La funcionaria informó que actualmente la demarcación brinda ayuda psicológica.
“Los trabajos se están realizando con la comunidad, con el párroco y con la Comisión de Derechos Humanos”.
Durante la comparecencia ante las comisiones unidas de Presupuestos y Cuenta Pública y de Hacienda de la ALDF, la funcionaria no informó cuántas narcotienditas han identificado en la delegación.
Por otra parte, el diputado César Moreno, presidente de la comisión de Derechos Humanos de la ALDF, exhortó al Poder Judicial a que emita la sentencia definitiva y objetiva del caso. (Airamsol Martínez)
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