Escenario

ENTREVISTA. El cineasta mexicano habló con Crónica Escenario en Valladolid previo al estreno de su filme en el Festival Internacional de Cine de Morelia

Alonso Ruizpalacios reflexiona sobre las condiciones inhumanas de los inmigrantes en EU con ‘La cocina’

Alonso Ruizpalacios El cineasta en el SEMINCI de Valladolid. (David Sánchez /David Sánchez)

Pocos directores de cine pueden jactarse de competir en dos de los festivales más prestigiosos de España y México, y es aún más excepcional hacerlo al mismo tiempo. Ese es el caso del cineasta mexicano Alonso Ruizpalacios, quién participa con su filme La cocina, simultáneamente, en el Festival de Morelia en México y en la Semana Internacional de Cine de Valladolid (SEMINCI) en España.

Hasta este domingo 20 de octubre, Ruizpalacios estuvo en Valladolid, antes de volar hacia Morelia. El director reflexionó sobre su participación en estos festivales y subrayó la importancia de fortalecer los lazos cinematográficos entre México, España y los pueblos iberoamericanos.

Ruizpalacios destacó la importancia de participar en festivales como SEMINCI y Morelia, y cómo se crea un puente cultural entre ambos países. “Creo que hay mucho diálogo con España y el cine mexicano, en particular mis películas, han encontrado público acá”, dijo. Subrayó que los festivales de cine son espacios donde “se generan diálogos interesantes cuando he venido a mostrar las películas en España” añadió el director.

En cuanto a la diferencia en cómo las audiencias reciben su obra, reconoció que la percepción varía dependiendo del contexto cultural: “Seguro que la gente de España verá la película con otros ojos que la gente de Morelia”.

Ruizpalacios mencionó que en ambos países hay tensiones en torno a la migración, aunque en España se refleja de manera diferente: “Acá tienen una crisis migratoria, pero son receptores de migrantes, mientras que en México, aunque también somos receptores, la película habla de los mexicanos que están en Estados Unidos”.

El filme sigue la vida en la cocina de un restaurante de Nueva York donde las culturas de todo el mundo se mezclan durante la carrera de la hora del almuerzo. La película no es un hecho real, sino que se basa en las historias y experiencia de los migrantes de todo el mundo que llegan a Nueva York en busca de una vida mejor y de más oportunidades.

Todo se centra en la historia de Pedro, un migrante mexicano que consigue un trabajo en un restaurante llamado The Grill, donde se topa con una serie de personajes con situaciones similares a la suya. Pedro no tiene papeles, así que debe encontrar la manera de poder quedarse en el país, con la ayuda de un jefe que promete ayudarlo y de los compañeros que se convierten en su red de apoyo, mientras vive con el miedo a ser deportado y a perderlo todo.

Un tema central en la conversación fue la representación de los mexicanos en Estados Unidos, donde su film explora las tensiones raciales y jerárquicas que enfrentan los migrantes. Ruizpalacios explicó cómo la película refleja el microcosmos de una cocina llena de trabajadores de diferentes nacionalidades, un espacio donde las presiones laborales y el sistema jerárquico sacan a la luz la discriminación racial latente.

En la cocina ves el sistema jerárquico, que tiene que ver más con los puestos que con la raza, pero también hay un elemento de fondo qué es la raza”, dijo, señalando cómo estas diferencias afloran bajo la presión de ser productivos.

El realizador también mencionó el reciente comentario de Donald Trump sobre los migrantes, ilustrando el ambiente hostil que enfrentan: “Es muy triste que escuchamos a Trump hablando de que los migrantes comen perros y gatos. Parece de caricatura, pero es absolutamente vigente y tristemente real”.

En este contexto, la película muestra cómo los hispanohablantes enfrentan dificultades, no solo por las tensiones raciales, sino también por las barreras lingüísticas. Ruizpalacios enfatizó que muchos migrantes no aprenden inglés no por elección, sino por falta de acceso a educación: “Es algo que se les discrimina también”.

En relación con la comunidad iberoamericana, Ruizpalacios reflexionó sobre el potencial que tiene el cine en español para unir a más de 600 millones de personas. “Creo que es algo subexplotado”, afirmó.

Expresó su frustración por la falta de conexiones sólidas entre las cinematografías de España y América Latina: “Lo que ha dominado todo es la cinematografía norteamericana. Consumimos muy poco cine latinoamericano en México, y creo que hay una gran oportunidad que no está siendo bien aprovechada”.

A pesar de la existencia de festivales y algunos intercambios, Ruizpalacios insistió en la necesidad de políticas más contundentes para fomentar esta colaboración: “Necesitamos políticas que digan: ‘Vamos a hacer un intercambio con España, vamos a invertir en este intercambio’. Tiene que ser de ambos lados”.

El director lamentó que muchas películas mexicanas y españolas no lleguen al otro país, algo que considera un problema a resolver.

La entrevista culminó con una nota personal cuando Ruizpalacios habló de su hijo Martín, a quien está dedicada la película La cocina. Explicó que su primer largometraje estuvo dedicado a su hijo mayor, Tomás, y que ahora quería rendir homenaje a Martín, su “pequeño pillo karateca”.

El director expresó su esperanza de que “algún día cuando crezca la vea y le signifique algo, por lo menos que sepa que su padre estuvo pensando en él todo ese tiempo que no estaba en casa”, cerró.

Con su participación en festivales tanto en España como en México, Ruizpalacios celebra el éxito internacional de su película y en unos días sabremos si ha sido galardonado en alguno de estos dos festivales.