Escenario

ENTREVISTA. El cineasta habló con Crónica Escenario a propósito de su visita al Festival Internacional de Cine de Morelia y su polémica ‘Megalópolis’

Francis Ford Coppola: No necesitamos un mundo perfecto pero tenemos que hablar seriamente de vivir en un mundo hermoso

Francis Ford Coppola en el FICM 02 El realizador estadounidense en la presentación de ‘Megalópolis’ en el FICM (Montse Roma/Montse Roma)

Hace unos ayeres, el escritor uruguayo Eduardo Galeano reflexionaba sobre “el derecho a soñar”, sobre el “derecho al delirio” a partir de una reflexión que recordó citando al cineasta Fernando Birri. En esa reflexión se preguntaba, ¿para qué sirve la utopía?. La respuesta que cita es de lo más maravillosa haciendo referencia a que una utopía es eso que está en el horizonte a la que no se le va a alcanzar, porque entre más se avanza hacia ella, más se aleja.

La utopía es uno de los grandes temas de Megalópolis, la más reciente película de Francis Ford Coppola, que no solo ha sido polémica por su gestación desde los años 70 con resultados argumentales que han dividido a la audiencia o por 120 millones de dólares que costó hacerla, sino por su arriesgada propuesta de ofrecer un relato esperanzador comparando a Nueva York con Roma.

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Básicamente leía cosas, tomaba notas y encontré un libro que se llama 12 contra los dioses (Twelve against the gods) de William Bolitho, que es la historia de 12 personas que desafiaron su época, como un profeta llamado Mahoma . Todos eran diferentes y uno era Cagliostro y estaba (Lucio Sergio) Catilina. Leí de Cagliostro que era un patricio romano, que tenía una visión revolucionaria y entró en conflicto con el cónsul Cicerón”, expresó el cineasta a Crónica Escenario.

“Ese episodio de la historia se llama la conjuración de Catilina. Lo interesante de la historia es que los perdedores nunca escriben la historia. Cleopatra y Marco Antonio murieron y César Augusto escribió que Cleopatra era una chica sexy pero en realidad era una genio. En este caso me pregunté ¿como Catilina fue la que perdió? pensé en que quizás había una idea visionaria”, sumó.

Pero su historia no nos lleva a Roma sino a Nueva York: “Si eso podría pasar en otro lugar debería ser en Estados Unidos porque es un país que basó su creación en Roma, así que quería hacer una épica romana ambientada en los Estados Unidos modernos. Tener a un alcalde muy poderoso en conflicto con este arquitecto basado en Robert Moses y esa fue la semilla que me llevó a pensar en la película”, complementó.

La película es una historia épica sobre un arquitecto, interpretado por Adam Driver, que intenta reconstruir una Nueva York futurista y que, además, tiene la habilidad de detener el tiempo. Se enfrenta al futuro alcalde de Nueva York, interpretado por Giancarlo Esposito, al tiempo que mantiene una relación sentimental con la hija del alcalde (Nathalie Emmanuel). La película también cuenta con Aubrey Plaza en el papel de una periodista llamada Wow Platinum, así como con Jon Voight y Shia LaBeouf.

Francis Ford Coppola en el FICM 01 “Los retos del cineasta de hoy no son tanto tecnológicos, sino más bien conseguir dinero”, dijo (Montse Roma/Montse Roma)

El cineasta es uno de los invitados de honor del Festival Internacional de Cine de Morelia (FICM) y recibió a Crónica Escenario para una charla en el Teatro Matamoros de la capital michoacana.

Fue curioso para el autor de este texto, antes de entrar a la conversación, que el cineasta estaba contento por haber probado helado de mazapán y que la entrevista se retrasó unos minutos porque al ofrecerle agua mineral Topo Chico, no aceptó que viniera en un envase de plástico. Finalmente estuvo contento cuando llegó la versión de botella de vidrio: “Este es el que quería y no el que arruina Coca Cola”, dijo.

El cineasta de 85 años se mostró amable y cordial. Estaba más ligero de lo que se podía esperar para una leyenda del séptimo arte con obras monumentales como la saga de El padrino, Apocalypse Now (1979) o La conversación (1974). Estaba completamente relajado para hablar de temas cruciales que aborda en su filme con entusiasmo, desde la crítica a la sociedad a las mismas utopías: ¿Para qué sirve una utopía? Esa cuestión rondó todo el tiempo.

Estoy consciente de que estamos en una época de cambios, en mi opinión, ni siquiera te puedes burlar de esto o hacer un chiste tan estúpido y seguramente debió haber un periodo anterior que fuera considerado mejor, porque, lo que nosotros llamamos la civilización que es la historia como tal registrada solo lleva 10 mil años porque antes no había escritura”, comentó en entrevista.

“He estudiado mucho el tema acerca de cómo eran las sociedades antes de estos 10 mil años y esta era que conocemos como el patriarcado, pero al estudiar me di cuenta que realmente los hombres no siempre dominaron el mundo”, continuó el realizador.

Hay teorías que dicen que antes del mundo como lo conocemos había matriarcados y su sistema no era de órdenes, sino una cuestión más colaborativa, una vida más igualitaria, de ayudarse mutuamente hasta que los hombres tomaron el poder desde la domesticación del caballo y después de eso surgió la esclavitud y la guerra y ese espíritu de la civilización moderna y que es el mundo de hoy en día”, añadió.

Para el cineasta un filme como Megalópolis es una invitación al espectador a encontrar el lado más humano de la sociedad. Es decir, alejarnos del pensamiento violento que implica el patriarcado para buscar un sistema mucho más solidario:

No necesitamos un horizonte de un mundo perfecto que se mueva cada vez más lejos, lo que necesitamos es hablar seriamente sobre esto

—  Francis Ford Coppola

Eso es lo que pasa con el mundo actual, que pueden creer lo que sucede y que todos los días matan a muchísimos niños y dicen que es un accidente y no lo es. Matas a los hijos de tus vecinos para que les duela tanto que no puedan luchar pero no pasa eso porque no van a perdonar jamás y las cosas se repiten. La situación se ha degenerado hasta un grado en el que yo me preocupo acerca de mis hijos y mis nietos, y no solo me preocupo por mí mismo, yo ya voy de salida”, dijo.

“Ni siquiera mis propios hijos, también los hijos de cualquiera. Quiero que todos vivan en un mundo hermoso y es posible que eso ocurra. Hice esta película por esa indignación. Por lo estúpidos que son esos demagogos que dicen que ‘nosotros somos buenos, pero ellos no’, ‘no son ni siquiera seres humanos, son bestias’ y creo que ningún ser humano debe ser una bestia”, sumó.

“Nosotros los seres humanos todos somos primos, en realidad somos una gran familia y por eso somos capaces de resolver cualquier problema. Lo que dice Cicerón es que somos genios y podemos solucionar cualquier problema que se nos presente y es verdad que somos eso”, complementó.

Un filme como Megalópolis no es sencillo ni cómodo pero para el cineasta es una respuesta creativa también a la actualidad del cine: “Megalópolis fue muy difícil hacerla. Todos los que participan han hecho grandes películas en sus carreras y quizás no se den cuenta pero traté la película como si fuera de Marvel, este tipo de películas que tienen cierta calidad de efectos especiales en donde el departamento de arte lo controla todo”, explicó.

Yo quería que desde los vestuarios hubiera algo importante y que los efectos especiales fueran como en vivo y que interactuaran, que fueran antiguos y analógicos y fui con una persona que era como el director de arte número 4 y en la escena de las estatuas quería que se viera algo muy teatral…”.

“... Y me decían que no podía hacer eso y que debía hablar primero con el supervisor, es decir, había una jerarquía como tienen las películas de Marvel, era como un ejército en el cine en el que no puedes hablar con el teniente si no hablas primero con el sargento, así se sintió esa disciplina”, explicó.

Para el realizador uno de los temas fundamentales para los nuevos creadores no está en el miedo a los cambios tecnológicos como la inteligencia artificial que ha puesto en alerta a la comunidad fílmica:

Los retos del cineasta de hoy no son tanto tecnológicos, sino más bien conseguir dinero. Porque todo mundo quiere hacer películas que no corran riesgos y que ganes con películas que se repiten y por eso surge la secuela 4 de una película exitosa del pasado y conseguir a los actores que quieren, porque los mejores actores son los que ganan mucho dinero y con eso volvemos a hablar a las películas de Marvel y todos andan en eso ahora”, dijo.

Francis Ford Coppola en el FICM 03 “Ahora quiero hacer una película que me divierta. Con mucha música, con bailes. Basada en una novela que me encanta de una gran mujer directora”, adelantó (Montse Roma/Montse Roma)

¿Para qué sirve una utopía? La pregunta sigue en el aire pero en cada intercambio de diálogos se va asomando una respuesta. Por ejemplo, en ese derecho a soñar que rememoramos de Eduardo Galeano el cineasta estadounidense nos habla de sus sueños como director de cine que no terminan con Megalópolis:

Ahora quiero hacer una película que me divierta. Con mucha música, con bailes. Basada en una novela que me encanta de una gran mujer directora. También habrá referencias a la obra de Sor Juana Inés de la Cruz, ella es una inspiración. Hay tantas mujeres tan maravillosas en la historia. Y lo que deben de saber es que mi siguiente película va a ser divertida. Habrá música y baile pero de una forma inusual”, adelantó.

Y la que será mi última película y que no sé cómo voy a conseguir dinero para hacerla. Pero de esa última, última película lo que deben saber es que es un proyecto muy ambicioso. ¿Han leído un libro de Thomas Mann llamado Buddenbrooks? Está inspirado un poco en su idea aunque no es esa la premisa ni la misma historia, será inspiración y la quiero hacer en vivo, que sea cine en vivo”, añadió.

En un momento el cineasta se pasó del lado del entrevistador y cuestionó al autor sobre si en algún momento soñaba con ser cineasta. Luego de un sí su respuesta es “Hazlo”. Con una mirada inspiradora dijo: “Todo mundo debería ser artista porque así nos podríamos conocer mejor, actuar juntos, jugar juntos, hacer cosas juntos. Cuando jugamos y hacemos arte el ser humano es más creativo”, explicó.

Mi consejo para los directores nuevos es que no hagan cortometrajes porque tienen que esperar demasiado tiempo. Hagan teatro primero para que vean la reacción inmediata del público”, añadió.

Entonces llega el momento de hablar en serio de utopías para soñar con una sociedad mejor y que el arte como el cine forme parte: “El hecho de que hablemos entre nosotros ayuda. En la película lo dice. Necesitamos un gran debate acerca del futuro y queremos que toda la gente del mundo hable de esto y que todas las preguntas sean permitidas y eso sería la utopía. No necesitamos un horizonte de un mundo perfecto que se mueva cada vez más lejos, lo que necesitamos es hablar seriamente sobre esto”, enfatizó.

Utopía tras utopía continúa: “Lo que me haría feliz a mí, quizás no suceda, pero eso me haría feliz, es que todos los años nuevos se hiciera una tradición en la que la gente se reúna para ver Megalópolis en casa y en lugar de que la gente diga propósitos como dejar de fumar o comer menos para no engordar o voy a dejar de perseguir mujeres sin que mi esposa se entere, que a lo mejor se preguntaran si la sociedad en la que vivimos es la única sociedad posible para nosotros”, expresó.

“Que habláramos de eso. Si yo se los preguntara a ustedes ahora, cualquiera me diría que no. Que puede haber una sociedad que no gaste siete mil trillones de dólares en vender productos a la gente que no necesita para que tenga un poquito de felicidad, porque quizás este sistema mantiene a esta gente infeliz a propósito, porque no le puedes vender felicidad a gente que ya es feliz, solo la puedes vender a los que no son felices. ¿no es eso raro?”, continuó sin parar.

Toda nuestra economía está basada en tener gente infeliz, y me gustaría que la gente sospechara un poco sobre eso, que se dé cuenta que a la gente la mantienen infeliz deliberadamente porque si no siete mil trillones de dólares es una pérdida de mucho dinero. Se podrían solucionar muchos problemas con eso. Podríamos detener ese crecimiento incesante de muchos países”, enfatizó.

El cineasta mostró sus preocupaciones sobre la situación del mundo en la actualidad con la esperanza de que haya un cambio, respondiendo a su forma la cita de Eduardo Galeano de que la utopía sirve “para caminar”: “Los economistas están de acuerdo con esta idea de que crecer siempre es bueno, pero en realidad no es cierto, porque ese pensamiento nos llevará a acabar con los recursos de la tierra”, dijo.

“(John Maynard) Keynes el economista famoso dijo que debíamos detener este crecimiento y lo dijo hace 100 años, que el crecimiento que debiera haber es en los sectores muy pobres para asegurarnos que la gente tenga comida y cuando estén en cierto nivel se puedan detener”, siguió.

Necesitamos un sistema diferente en el cual, en lugar de solo crecer y crecer, la educación sea más importante. Hay mucho trabajo por hacer porque necesitamos parar la mortalidad infantil, necesitamos educación de por vida y justicia. Al final de la película de Megalópolis lo dice, educación y justicia para toda la familia humana”, enfatizó.

“Así que mucha gente habla de las utopías y es una palabra que significa un ‘no lugar’, pero creo que simplemente, hablar entre nosotros puede ser una utopía hecha realidad, pero no lo hacemos y eso es lo que necesitamos para avanzar”, concluyó.