Escenario

ENTREVISTA. El cineasta mexicano compite en el Festival Internacional de Cine de Morelia con un filme que formó parte del mercado de Cannes

Alejandro Andrade Paese reflexiona sobre homofobia y clasismo adolescente en ‘Hombres íntegros’

Hombres íntegros de Alejandro Andrade Paese Imagen del elenco en el FICM. (Viri Espino/Cortesía FICM)

Después de su debut en el mercado de Cannes, la nueva cinta de Alejandro Andrade Pease, Hombres íntegros, llega a México gracias a su selección en la competencia de largometraje en el Festival Internacional de Cine de Morelia (FICM).

Crónica Escenario charló con él realizador y guionista que pone en la mira los problemas de la moral en la adolescencia donde el clasismo, la homofobia y más son manejados a conveniencia.

ANUNCIO

Para Alejandro, hacer esta cinta se siente como una consecuencia orgánica de su anterior proyecto. “Con Cuernavaca hacíamos una exploración sobre la infancia y los recuerdos de la misma. Creo que muy naturalmente y progresivamente llegué a este a este guión basado en recuerdos de la adolescencia al lado de Armando López”, dijo.

Íbamos juntos en una escuela muy parecida a la que se retrata en la película y sí que vimos a muchos de nuestros compañeros en situaciones similares, si bien no alguna cosa tan trágica y tan dura como lo que pasa en la cinta. Pero sí mucha auto represión y presión del entorno”, siguió.

Especialmente se trata de adentrarse en una etapa compleja de la vida: “La adolescencia es un momento complejo en el que uno empieza a decidir quién quiere ser, pero al mismo tiempo hay mucha presión y te importa demasiado todo. Entonces, siempre nos ha llamado mucho la atención esta gente que dice que la mejor etapa de su vida fue la prepa”, sumó.

“Y es que, haciendo una visión retrospectiva, muchas de esas personas que luego terminan a sus 30, 40 años diciendo esto, tampoco eran tan felices y también vivían en estos entornos muy opresivos”, expresó a su vez el director.

También es un momento en donde no tienes muy claro ni la sexualidad, ni el uso o mal uso de ella, lo que nos vuelve absolutamente miserables convirtiéndose en un arma hacia los otros. Todo esto era lo que queríamos hablar y creo que en ese entorno que conocíamos muy bien se ajustaban todos estos temas”, añadió.

Siempre es arriesgado hablar de un tema tan sensible desde el punto de vista del malo, del perpetrador o del violento. Pero nuestra idea también era humanizar

—  Alejandro Andrade Paese

En el filme Alf, de 17 años, vuelve a su colegio católico después de un año fuera. Ya no se relaciona con sus compañeros, que son populares y atléticos. Se siente atraído por Oliver, un alumno gay. En un intento por disipar los rumores sobre su predisposición, se relaciona con sus antiguos amigos y acaba cometiendo un crimen para demostrar que sigue perteneciendo al grupo.

El clasismo y la discriminación derivado de ello es mostrado en este filme, un problema que para Andrade Pease lleva mucho tiempo perpetuándose. “Después de que teníamos el guión, fuimos con adolescentes de estas épocas y entornos, para contrastar si lo que nosotros teníamos como recuerdo seguía aplicando y vimos que sí”, comentó.

Y aunque socialmente ya hay mucha más conciencia de ciertos temas como el clasismo, racismo, homofobia, descubrimos tristemente que muchas veces es de dientes para afuera, viviéndolo de una forma más hipócrita y con una doble moral. Hacia afuera todo bien, somos incluyentes y todo, pero luego en sus prácticas no invitan a tal compañero porque no es de la misma clase”, siguió.

Y es que, para Alejandro, definitivamente existe esta clase social que, dolorosamente, se identifica con lo visto en Hombres íntegros. “Existe esa sensación de que, a pesar de que es una película que está estilizada y del distanciamiento que da el cine, sí hay una cierta clase que se identifica con estos personajes y los ve como cercanos”, mencionó.

Es un grupo muy menor, pero que tristemente también tiene mucho poder, a lo mejor no en este momento de la adolescencia, pero en cuanto crezcan y agarren un puesto de importancia, vemos un poco lo terrible que es quedarse atrapado con estas ideas y no poder romper con estos pactos de masculinidades muy tóxicas a todos niveles”, manifestó.

La falta de atención de los adultos en un mundo regido por los jóvenes es algo con lo que también la cinta coquetea. “Es algo que veíamos en este trabajo que hicimos con los chicos. De repente los padres están muy presentes en la infancia y en la adolescencia pasa algo”, comentó.

“No sé si se aterran pero se crea una distancia entre ellos y sus hijos, donde suponen que los jóvenes van por el camino del bien porque van a una escuela con reglas, pero no se involucran realmente”, destacó.

Están tan inmersos en sus problemas que no son sensibles a los demás y, como joven, muchas veces no tienes las herramientas de comunicación y ni la cercanía. Creo que tiene que ver con la cultura”, siguió.

Las historias de incomunicación familiar, de imposibilidad de obtener cariño del padre, terminan marcando a los hombres de todo tipo de condiciones sociales, estratos y profesiones. Entonces quería mostrar eso en la adolescencia y en momentos críticos”, añadió.

Uno de los temas más curiosos de la cinta de Andrade Pease es la alusión a los cátaros y una canción del siglo XI que ellos interpretaban:

“Eran como una especie de secta, creían en el amor libre, vivían en uniones incluso homosexuales, usaban plantas de poder como la marihuana y llegaron a ser muy importantes en la región occitana de Francia compitiendo muchísimo con la Iglesia Católica, misma que les mandó caballeros a destrozarlos y masacrarlos”, detalló el director.

Sentía que había ese paralelismo entre estos caballeros católicos con estas ínfulas de la cruzada medieval un poco con la educación que yo recibí, con nombres bélicos incluso y hablando del ejército de Cristo y cosas de esas”, añadió.

“Sentía que nuestros personajes eran de ese entorno medieval caballeresco, y que, por ejemplo, Oliver y su prima eran justamente otro tipo de personas y por eso terminan cantando esa canción que es el himno de los cátaros, que se llama Le Bouvier. Es una metáfora, a lo mejor muy rebuscada y muy extraña, pero pues es lo que hay”, complementó.

El corazón de los Hombres íntegros radica en el machismo y lo que deriva de ello, como la misma violencia de género, pero aquí vista desde otro punto de vista: “Evidentemente y tristemente, las principales víctimas del machismo son las mujeres. E incomprensiblemente también, porque son la mitad más uno de la población”, destacó.

“Pero es culpa de una visión determinada del sistema patriarcal donde ellas son las principales víctimas, pero luego también toda la gente de la diversidad y todo mundo que no se amolda a lo que debería de ser en este sistema del macho alfa. Hablamos de ello desde el punto de vista de los propios hombres supuestamente heterosexuales cisgéneros porque finalmente ellos también son víctimas del mismo donde nunca van a lograr esos parámetros”, siguió.

Siempre es arriesgado hablar de un tema tan sensible desde el punto de vista del malo, del perpetrador o del violento. Pero nuestra idea también era humanizar a tal punto que podamos entender que este tipo de problemas e historias no son de unos monstruos psicópatas malditos que los llevan a cabo, sino que puede ser tu sobrino, tu hijo o tu vecino”, expresó.

El punto es estar alerta y educar a los jóvenes desde una conciencia tanto del género como de todos los demás temas sensibles, que entiendan que un hombre no es mejor que ningún otro ser, simplemente por el hecho de ser hombre, y que el respeto y la educación no se limita a que la enseñen en la escuela, porque puede ser terrible lo que terminen haciendo”, aseveró Andrade Pease.

Ante la dura historia y el giro brutal que da, la pregunta persiste: ¿qué es ser un hombre íntegro?, a lo que Alejandro contestó: “La película plantea esa reflexión de ¿qué es la integridad y quién es realmente el íntegro?”.

A lo mejor los chicos más rebeldes que fuman mota finalmente son más humanos, o los otros que son lo que aparentemente debería de ser el hombre y que luego sí se protegen entre ellos y tienen esta amistad sólida. Pero, ¿eso realmente es integridad? Para mí tiene que ver más con la honestidad y con el ser valiente en tu propio ser que con los valores externos”, expresó.

“Eso le pasa justamente al protagonista, al final él tiene esta culpa, pero no tiende hacia el bien, sino que es un despertar hacia el mal. Y cuántos políticos, sin decir ningún partido o dependencia tienen historias en su pasado de adolescencia criminal, casi, casi. Entonces, son síntomas de una sociedad que adolece de muchísima honestidad, atención a la juventud, amor y respeto. Hay que aprender a aceptarlos y a que se acepten tal cual son”, apuntó.

Finalmente, el realizador y guionista espera que Morelia sea el primer paso para que la gente hable más de esta problemática revelada en la cinta. “Tenemos mucha ilusión y muchas ganas de que el público mexicano la vea y oír a los espectadores, ver sus reacciones. Es una película que tiene una parte complicada, que puede ser un poco dura, pero también te mantiene atento a la pantalla y que de alguna manera no te suelta. Ojalá después se queden estos temas sobre la mesa”, concluyó.

Te podría interesar