El viernes por la noche fue la primera de dos noches en que Alejandro Fernández rindió homenaje a su padre Vicente Fernández, quien falleciera en 2021. Dos de los máximos exponentes de la música ranchera mexicana e iconos de la cultura popular.
Previo a que empezará la velada se vio caminar a paso calmado a María del Refugio Abarca Villaseñor o mejor conocida como Doña Cuquita, que se dirigía a su asiento, en primera fila desde luego, quien fue recibida con saludos y palabras de aliento y amor, a las cuales respondió alegre y sobria como se esperaría de la matriarca de la familia Fernández.
Poco a poco la Plaza de Toros México se fue llenando de fanáticos de ambos reyes, padre e hijo, la punta de lanza de un internacionalmente reconocido género ranchero. Seguidores que pertenecían a varias generaciones, desde el más veterano amante del padre y crítico del hijo hasta los infaltables neófitos.
Alrededor de las 21 hrs los silbidos se hicieron presentes, el ansia y la desesperación se apoderaban de los cientos de fanáticos en la primera de dos noches en la Monumental Plaza de Toros, silbidos que iban y venían así como las bebidas espirituosas que corrían de forma moderada, quizás para amainar el frío que asolaba el inmueble y que solamente la voz del más pequeño de los tres potrillos retiraría de los huesos. Cosa que siguió un tiempo considerable.
De Rey a Rey comenzó cerca de las diez de la noche, un retraso importante, pero más impactante era que la gente seguía entrando al recinto, que ya estaba abarrotado y con solo algunos espacios libres, parecía que aplicaron la de los aeropuertos y sobrevendieron los lugares esperando que algún incauto no se presentara a una noche que finalmente fue única.
Con un sonido de espuelas, el hijo más pequeño de Vicente Fernández salió al escenario para interpretar de forma inmediata uno de los últimos temas de Chente “No me se rajar”, seguido por “Me voy lejos, lejos, lejos”, “Mi ranchito” y “Estos celos”, que comenzó una noche espléndida, de mucha nostalgia y memoria por el charro de Huentitán.
“Buenas noches México, de verdad es una de las noches más importante de mi vida, mi corazón está a punto de salirse de mi pecho, tengo dos emociones en esta vida un es ser mexicano y la otra es ser un Fernández, vamos a celebrar la vida del gran charro de México Vicente Fernández, viva México, viva Vicente Fernández, vamos a celebrar la mejor música que es la mexicana”, dijo Alejandro, visiblemente emocionado.
“Que te vaya bonito”, “Por tu maldito amor”, “Bohemio de afición”, siguieron el concierto y con un mensaje breve y claro por parte del portillo “¡Ay jefe! ¡Te escucho hasta el cielo!”, cabe mencionar que la gente no dejó de cantar, patria un concierto a dueto entre Alejandro y su eterno público.
La noche que ya se le podía poner el mote de única continuó con temas como “Ni en defensa propia”, “De un rancho a otro”, “La Derrota ”, “Lastima que seas ajena” y desde luego algunas dedicadas a los amados caballos del charro de Huentitán como “El cantador” y “Mi amigo el Tordillo”
“Estoy aquí con mi familia, bajo este cielo recuerdo las canciones con las que crecí, y con las que crecimos todos los mexicanos y los latinoamericanos. El legado de Vicente Fernández sigue más fuerte, quiero darles las gracias por el amor que me tienen y yo también los amo, gracias por su amor a mi padre”, expresó lleno de emoción el cantante.
“Me voy a quitar de en medio”, “Hermoso cariño”, “Un montón de primaveras”, “No me hagas menos”, “El tahur”, “De qué manera te olvido”, “El hijo del pueblo” y “La ley del monte”, siguieron poniendo la helada a tono, era algo impactante ver tema a tema como la gente, sea fanática o no, tiene bien grabada las canciones de Chente.
Finalmente otro bloque de las consentidas de la afición se entonaron para despedir una noche extraordinaria, “Que de raro tiene”, “Volver volver”, “Botas de charro”, “Mujeres divinas”, “Nos estorbó la ropa”, “Acá entre nos” y desde luego “El rey” y “A mi manera”, con las que finalizó oficialmente la noche De Rey a Rey.
Ah pero no podía quedarse así la noche, El Portillo regresó para consentir a sus fanáticos con un bloque largo de sus canciones más icónicas, nada mas para no ‘dejar con las ganas’ dijo, segmento final donde cantó “Te olvidé”, “Si tú supieras”, “No sé olvidar”, “Caballero”, “Hoy tengo ganas de ti”, “Me dedique a perderte”, “Mátalas”, “Te voy a perder”, “Que voy a hacer con mi amor”, “Que lastima”, “Camina corazón” y “Cómo quien pierde una estrella”.
De Rey a Rey terminó siendo un gran concierto, redondo y cuidado, aunque se especulaba la participación de los hijos del cantante Alex y Camila, finalmente no acompañaron a su padre, luego de un insignificante retraso todo se olvidó con la presencia del Potrillo y de Chente en espíritu, concierto que hace constatar que ambos son leyendas de la música mexicana.