Escenario

ENTREVISTA. Crónica Escenario habló con las mentes creativas detrás del filme sensación del Fantasia Festival y de Macabro

‘Chainsaws were singing’, el extraño y fascinante filme estonio musical gore

Fotograma de ‘Chainsaws were singing’ Fotograma de ‘Chainsaws were singing’. (Cortesía)

Después de un exitoso paso por el Fantasia Festival de este año así como de 10 años de postproducción, el amor de verano arruinado por un asesino con motosierra de Estonia llamada Chainsaws were singing conquistó México en el marco de la 23ra edición del Macabro en el que esta cinta de cero presupuesto pero mucho amor por el género logra combinar musical, romance y gore en un proyecto de locura.

El filme es descrito por sus creadores como si los Monty Python dirigieran un cruce entre La masacre de Texas y Los miserables, este socarrón film estonio sigue los disparatados esfuerzos de un hombre por liberar a la mujer que ama de las garras de un maníaco con motosierra.

Crónica Escenario tuvo la oportunidad de charlar con Sander Maran, la mente detrás de cámaras de esta historia, así como con su hermano menor, Peeter Maran, actor y coproductor del filme así como el coguionista y protagonista de esta hilarante historia, Karl Ilves, que compartieron varios secretos detrás de la sangre, la música y lo más bizarro de este provocativo pero entretenido filme.

Sander tomó primero la palabra para hablar de la grabación de este filme. “Lo teníamos listo desde hace diez años, lo grabamos entre diciembre y enero de 2013 con las videocámaras de la peor calidad posible”. Karl añadió:

“Recuerdo que un día Sander trajo el plan y dijo ‘así es como vamos a filmar esto, vamos a usar un Canon 60D o lo que sea’. Algunos de nosotros dijimos ‘¿qué? eso no es como filmas una película. Supongo que, en retrospectiva, él tuvo que hacer tantas cosas en la postproducción, pero supongo que todo salió bien, de todos modos”, agregó.

Entre la edición de sonido y regrabaciones de diálogos, que para Sander fue todo un infierno, así como la realización de ese corte final y algunas otras correcciones, Chainsaws were singing logró ser un testimonio no sólo de un proyecto hecho entre amigos sino de muchas influencias de género que impactaron su manera y estilo de hacer cine, especialmente combinando narrativas tan diversas.

“Para mí, creo que solo hay como tres o cuatro cintas musicales de horror que me parecen buenas que son La tiendita de los horrores, Cannibal the musical y Nudist colony of the dead. Aparte de que, normalmente, se sienten mal en el equilibrio del tono”, puntualizó Sander.

“Y básicamente, crecimos viendo Cannibal the musical, que Peeter llegó a ver unas 14 veces”, expresó el mayor de los Maran.

“Pero también influyó lo hecho por Trey Parker y Matt Stone, y los elementos musicales de Monty Python. Pero no quería que hubiera demasiada música porque realmente odio los musicales, así que lo que necesitaba era el equilibrio correcto. Además, diría que las partes musicales se sienten como un momento de ‘jaja, jódanse’, porque en realidad es un filme de explotación y tener música en medio de todo eso provoca que los espectadores no se van a aburrir, menos si les golpeas con una canción”, dijo.

Entre la extravagancia de este musical gore, tenemos un personaje destacado: Jaan (Janno Puusepp), que, para Sander, representa una actitud divertida y contradictoria a la vez. “Lo llamo negativismo positivo y tuvimos suerte con el casting, para ser honestos. Quiero decir, no solo con él sino con Laura Niils, que hace de María. Con Jaano, no tuvimos ningún problema en términos de actitud o tono”.

Ilves complementó: “Él siempre estuvo dispuesto a todo y como el protagonista de la cinta y actor, eso es lo que quieres de tu compañero. Es básicamente alguien que no le decía que no a nada. Y dimos con él gracias a que era amigo de otro de los coproductores”.

“Le escribí un correo para contactarlo e inmediatamente se convirtió en un gran fan de nuestros cortometrajes”, continuó explicando Sander.

“Uno de los que le mostramos era un proyecto donde Karl era abusado sexualmente por un cubo de Rubik. Cuando los vio le dije de este filme que estábamos tratando de hacer y no tuvo problema en aceptar sin siquiera leer el script. Así que desde un inicio, fue un placer trabajar con Janno”, añadió.

Hablando de las locuras dentro de Chainsaws were singing, existe un número musical que alcanza un estatus de culto por antonomasia: la invocación de un culto religioso a una criatura lovecraftiana a través de un acto sexual fetichista.

“Esa secuencia fue un amalgama entre mis influencias de Parker y Stone, especialmente The book of mormon con un poco de Ace Ventura 2 y su momento extraño con la tribu. Pero aparte de eso, Peeter y yo hemos trabajado juntos desde que él tenía ocho años y en 2012 hicimos un cortometraje llamado Curiosity kills en la que un pequeño rarito albino mata a una familia entera. Es una comedia en la que queríamos tener un refrigerador con el que todo tipo de cosas raras iban a suceder pero no pudimos llevarlo a cabo”, dijo.

“Así que un par de años después estábamos grabando el largometraje y sabía que estaba en un momento en que podía hacer lo que fuera. Así fue que terminamos haciendo la escena del b$kk$k$, que en realidad es bastante disneyana y realmente no tan impactante como uno esperaría”, ironizó el director.

“Además le añade mucho al universo loco del filme que, aunque por momentos pensamos que no llegaría al corte final, pensamos que perderíamos mucho de ese toque insano que la cinta tenía”, complementó.

Pero Chainsaws were singing, sobre todo, es una historia de amor similar a un Romeo y Julieta con tintes mucho más retorcidos. “Definitivamente lo es. Aunque, al inicio, solo teníamos el personaje del asesino. Pero luego nos dijeron que, para que el filme tuviera alguna ventaja, tendríamos que tener un romance sumado a las situaciones del género de explotación”, dijo Sander.

“Entonces hicimos un montón de cosas románticas y luego pretendíamos que no es solo sobre el gore. Siendo honesto, siempre que veo una cinta romántica tiene que haber también cierta tragedia para que lo veas de bonita forma y no termine siendo algo cursi y sin sentido”, afirmó.

“Hubo un montón de ideas de cómo, por ejemplo, el lugar donde Tom se va a suicidar y luego ve a María y simplemente se olvida de su ex. Curiosamente tiene ese elemento shakespeariano de depresión en su relación por problemas con su novia pero de momento se olvida de ello porque encuentra otra chica, similar a Romeo. La diferencia es que aquí ambos no terminan con su vida, pero si tiene referencias culturales”, mencionó a su vez Ilves al respecto.

Existe también un ingenio al retratar las muertes en esta cinta que son brillantes por la creatividad y exceso que hay en ellas. “Es un elemento importante del cine de explotación y mi primera inspiración para ellas llegó cuando vi Hobo with a Shotgun en un festival de cine. Cuando ves estas cintas, desarrollas formas divertidas de matar a la gente como entretenimiento”, comentó.

“Desde ese momento supe que tenía que hacer esto y básicamente Chainsaws giró alrededor de eso. Trabajamos bien con los efectos del gore, donde recibimos apoyo de Jan Andresson, coproductor del proyecto, que nos permitió hacer esas muertes gracias al uso de efectos prácticos y cosas técnicas”, declaró el director estonio.

Ni qué decir de la empatía que los Maran logran transmitir al asesino y su familia de enfermos caníbales. “Es uno de los principales objetivos divertidos como director el lograr subvertir al espectador en el personaje del asesino”, expresó el cineasta.

“En la primera escena sabemos que es el malo y mata a gente con su motosierra pero al final nos damos cuenta de que lo juzgamos a él un tanto injustamente. Pero francamente es un factor para molestar al espectador y me parece divertido. Es como si la pasaras con la familia de La masacre de Texas y ves que no son tan malos, sólo caníbales”, ironizó el realizador.

Finalmente, Sander, Peeter y Karl reflexionaron sobre el largo viaje de una década para terminar Chainsaws were singing y cómo les ha cambiado la vida. “Tuve cierta crisis existencial porque me di cuenta que ahora Peeter tiene la misma edad que Karl y yo cuando hicimos la cinta en 2013”, comenzó el director y guionista.

“Me di cuenta que realmente quiero hacer algo con mi vida también. Así que realmente lo hice y terminé de producir el filme. Para mí, esta historia ha tomado mi vida y definido lo que soy y lo que pienso. Obviamente es muy genial y lo agradezco, pero también es como una prisión. Y no puedo esperar a salir de esta mentalidad. En 2026 tal vez podamos lograr eso porque ahora estamos haciendo muchos festivales y la parte de venta del filme. El viaje ha sido bastante largo pero es una alegría maravillosa el haberlo hecho por mí mismo”, sumó.

“En ese sentido, creo que el término de director adquiere otro significado en el caso de Sander. Me parece que en su caso se queda un tanto corto porque hizo muchísimas cosas para este relato. Pudo no ser la forma más óptima de hacer un filme, pero eso le dio ese sentido de diversión que me marcó”, siguió Ilves.

“Creo que no puedes encontrar una película de autor más grande que ésta. Él ha enfrentado tantas decepciones que, espera finalmente poder lograr ser visto y reconocido por su labor”, añadió reforzando la idea de lo importante que fue este proyecto para su amigo.

“Para mí es un poco diferente en el sentido de que he pasado por la universidad, tengo un doctorado y justo ahora estuve un año en el Ejército Estoniano. Así que durante cuatro años, mi vida y, digamos, mi propia identidad, han cambiado constantemente. Pero al menos para el próximo año planeo tratar de ayudar más con el cine, la distribución y todo alrededor del filme”, dijo Peeter.

“He conocido a mucha gente de la industria, y aunque no estoy seguro de lo que voy a hacer después de este periodo, espero seguir dentro de la esfera de hacer películas y tal vez involucrarme más en la producción. Sin duda, será emocionante, pero ya veremos”, concluyó.

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