Alonso Ruizpalacios nos presenta su nuevo largometraje, tras el éxito de su ópera prima Güeros, que ganó más de 40 premios en festivales alrededor del mundo. Su segunda película, Museo, le valió el premio a Mejor director en el Festival de Atenas, y su tercer filme, Una película de policías, obtuvo el Ariel a Mejor Documental. Con esta nueva entrega, es muy probable que Ruizpalacios vuelva a conquistar nuevas preseas
Esta película nos pone en la piel o mejor dicho, en la filipina de Pedro interpretado por Raúl Briones, un inmigrante mexicano sin documentos que trabaja en el restaurante “The Grill” en Manhattan. La trama se desencadena cuando, después de un robo la noche anterior, el contador informa al dueño que faltan 800 dólares de la caja. En un lugar lleno de trabajadores indocumentados de distintos países, esto se convierte rápidamente en un gran problema, especialmente porque la hora pico está a punto de comenzar.
Los ingredientes selectos del platillo
La actuación es un elemento clave en esta película, que cuenta con grandes nombres del cine. Acompañando al múltiple ganador del Ariel, Raúl Briones, tenemos a la talentosa Rooney Mara, quien ha sido nominada en dos ocasiones al Oscar, en el papel de Julia. La química entre ambos actores en pantalla es palpable, creando una mancuerna única que enriquece cada escena compartida, donde la conexión emocional entre sus personajes se siente auténtica y profunda.
Cuando Mara aparece en solitario, la actriz también logra destacar por su capacidad de transformación, mostrando su impresionante rango actoral, aportando una complejidad emocional que da vida a su personaje de manera única. La sutileza con la que aborda su papel permite que el espectador se adentre aún más en su mundo interior.
La película, además, presenta el debut de la joven actriz campechana Anna Díaz, quien con su frescura y naturalidad en pantalla muestra un gran potencial. Este papel le abre las puertas a nuevas oportunidades, y no es sorprendente que se la pueda ver en otros proyectos cinematográficos durante este año, confirmando su ascendente carrera.
A lo largo de la cinta, la cámara, bajo la dirección de Juan Pablo Ramírez, logra transmitir emociones opuestas con gran efectividad: en ciertos momentos, la estética claustrofóbica y la tensión palpable hacen que el espectador se sienta atrapado, ansioso y sin salida, casi como si estuviera inmerso en la misma cocina caótica que los personajes.
La atmósfera de incomodidad está perfectamente construida, generando una sensación de presión constante, lo cual refleja la tensión del entorno laboral de los protagonistas.
Sin embargo, en el siguiente cuadro, la narrativa visual da un giro, ofreciendo una sensación de libertad, calma y reflexión, como si el aire se despejara.
Este contraste emocional no es algo casual, sino que es una herramienta narrativa cuidadosamente utilizada para profundizar la conexión emocional del público con los personajes. Juan Pablo Ramírez emplea diferentes formatos a lo largo del filme, utilizando planos amplios y cerrados que no solo aportan a la estética, sino que también están al servicio de la historia, provocando estas intensas sensaciones que acompañan el desarrollo de la trama.
El apartado sonoro de la película también juega un papel fundamental en la construcción del relato, destacando como un recurso narrativo esencial, casi como si se tratara de un personaje adicional. El sonido se convierte en un elemento tan importante como la actuación, la dirección o la cinematografía. En algunos momentos, el sonido se siente deliberadamente saturado y repleto de elementos, desde los ruidos de los utensilios en la cocina hasta los sonidos casi insoportables de la tensión que se vive en el espacio.
Esto genera una atmósfera que llega a ser abrumadora para el espectador, transportándolo directamente a la presión que sienten los personajes. Esta densidad sonora no es casual, ni un elemento extra, sino que contribuye a reforzar las tensiones de la historia y la carga emocional de las escenas.
A través de la música y los efectos sonoros, el director logra amplificar los momentos de tensión, angustia y caos, mientras que también utiliza el silencio en algunos momentos clave para resaltar la vulnerabilidad de los personajes. La intensidad del sonido ayuda a sumergir al espectador en la narrativa, haciendo que la experiencia de ver la película sea más inmersiva y emocional.
Un platillo digno de estrella Michelin
Esta crítica al capitalismo y a la lucha de clases seguramente generará una conversación prolongada, y, debido a los sólidos elementos que la componen, no es difícil imaginar que se convierta en la favorita de muchos festivales. Por lo tanto, es muy probable que sigamos escuchando el nombre de sus protagonistas, el guionista, el director de fotografía y, por supuesto, de su director, gracias al destacado trabajo realizado en este filme.
Si disfrutaste de la serie The Bear de Fox y te dejó con ganas de más, ten por seguro que pasarás un rato muy agradable con esta película. Y si aún estás buscando a qué película darle tu fin de semana, no dudes: esta será una opción acertada.