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El dos veces ganador del Oscar, Alfonso Cuarón, está de regreso con su segunda participación en el mundo de la televisión después de Believe (2014). Esta vez, tras seis años de ausencia llegó con la adaptación de la novela de la escritora, guionista y documentalista de la BBC, Renée Knight, Disclaimer, para Apple TV+, donde ofrece siete episodios en los que la tensión crece y nada es lo que parece.
Crónica Escenario charló con el director al respecto de este interesante proyecto que llegó a su fin este domingo.
En la serie, la aclamada periodista Catherine Ravenscroft ha construido su reputación revelando los delitos y transgresiones de otros. Cuando recibe la novela de un autor desconocido, se horroriza al darse cuenta de que ahora ella es la protagonista de una historia que expone sus secretos más oscuros.
Primero, Cuarón abordó el tema de hacer una serie de siete episodios. “El reto fue más de duración que de otra cosa. Porque, como la única cosa que sé hacer es cine, el acercamiento creativo fue el que hago en cualquier película y escribí el guión como lo escribo en cualquier cinta”, dijo.
“Después, la separación de capítulos no la pensé desde antes sino que fue escribir toda la serie y después dejar que los movimientos narrativos dieran los cambios para cada episodio. Así se dio naturalmente, y en realidad no hubo mucha adaptación a mi proceso normal”, añadió.
“Lo que sí fue muy difícil para mí y para todo el mundo fue la duración porque al hacer los siete capítulos que dirigí y la manera en que filmo es como cine, el proceso es más tardado que como se ruedan convencionalmente los programas de televisión”, enfatizó el mexicano.
“Fue larguísimo y también, dentro del mismo, el saber dónde encaja tu pieza en el contexto de siete horas, no en dos. Me refiero a la continuidad emocional y la atmosférica. Si aquí está lloviendo y después tengo que regresar cuatro meses después a esta otra locación que pasa al mismo tiempo, tiene que estar lloviendo y estar nublado o no nublado. Si ven la serie, vas de espacio a espacio con una continuidad, y mucho de eso está rodado a meses de distancia”, complementó.
Alfonso tiene una larga lista de historias que ha adaptado a partir de una novela o material escrito previamente, pero es su forma de abordarlas la que llama la atención.
“Definitivamente los libros, sobre todo las películas que tratan de hacer una visión literal de ellos, generalmente fallan. Las cintas que toman la novela como punto de partida para una idea fílmica, se convierten en una obra distinta en donde no es comparable”, expresó.
“Lo puedes ver con El Resplandor de Kubrick. Stephen King la odia porque no se ajustó a su obra y Stanley decidió hacer lo suyo. Ahora la novela es buenísima y la cinta también, pero son muy distintos”, señaló.
“El libro fue el punto de partida. Pero cuando adaptó algo, no lo estoy haciendo como escritor, sino pensando en lo que voy a dirigir. Entonces, dejó de estar siguiendo las órdenes del libro y sigo las órdenes de la película que está surgiendo, por lo que se convierte en otra cosa distinta con muchos elementos del libro, pero es una experiencia distinta al mismo”, agregó el multipremiado cineasta.
Una de las claves de Disclamier es el juego narrativo, algo que a Cuarón le llamó mucho la atención desde el inicio. “Me interesaba explorar la narrativa y nuestra relación con la misma y cómo la percibimos, pero también las narrativas que nosotros creamos. Entonces la serie está compuesta por cuatro principales”, explicó.
“Una que brota de una novela, otra que es la del personaje de Kevin Kline, donde hay un narrador en primera persona. Otra es la historia del personaje de Cate Blanchett, narrado en segunda persona. Y finalmente la que es el mundo alrededor de ella, en su trabajo y en su familia, que está narrado en tercera persona”, afirmó.
“A veces se contradicen, pero entre ellas hay una narrativa todavía más importante, que es la que el público está haciendo mientras está viendo todo esto. Y al final lo que me interesaba era tener todas ellas”, añadió.
Y es que la serie deja muy en claro eso desde el inicio. “El discurso de Christiane Amanpour es una advertencia de cuidado con la narrativa y la forma. Y justamente cada una de estas narrativas que estamos usando tienen no sólo una historia que se contradice, pero una forma y un lenguaje fílmico que pasan por lo mismo”, comentó.
“Hay una parte mucho más experiencial con el personaje de Kevin Kline, con todos los detalles que ve y demás, o cómo observas a Cate Blanchett, siempre desde una distancia, utilizando la forma del narrativa en sí, pero también la parte formal es un elemento muy importante”, manifestó.
Desprecio nos muestra justamente cómo la narrativa se utiliza como juego de poder, algo que le resultó fascinante a Cuarón. “Hay una relación de espejos entre las dos familias. Ambas, de alguna manera, se reflejan una a la otra. Tenemos una familia donde, en una apariencia afectiva y funcional, son tremendamente disfuncionales”, expresó.
“En el caso de Stephen, hay toda una narrativa que te habla de una esposa maravillosa y cariñosa y de este hijo maravilloso y heroico, que después descubres que nada tiene que ver con eso, que además era un matrimonio totalmente manipulador, donde había una parte totalmente oprimida y una madre sobreprotectora de un hijo, que no es necesariamente lo que parece ser”, sumó.
“Mientras que ves la historia de Catherine y el personaje de Cate Blanchett y es toda una dinámica de poder bastante perversa porque, por un lado, el marido le tiene un resentimiento tremendo a la mujer y ella, por hechos que pasaron en su pasado, ha creado una máscara familiar y social que lo único que le ha provocado es una distancia con su hijo”, dijo.
“Su hijo le tiene mucho resentimiento y entonces utiliza al padre, dándole afecto no porque quiera hacerlo, sino para lastimar a la madre. En realidad, lo desprecia. Y el padre utiliza el cariño que recibe de su hijo para lastimar a su mujer, demostrándole que ella no lo tiene”, apuntó el director de Gravedad y Niños del hombre.
“Entonces es una dinámica enfermiza a partir de narrativas que se van creando unos a los demás. Todo esto es el efecto que se tiene cuando una verdad la tratamos de ocultar, y de encerrar. Cuando esa verdad no sale y se expresa, se discute, se habla, lo cual se aprecia en la escena final de la serie”, reflexionó el mexicano.
Finalmente, Alfonso habló sobre la condición del cine nacional desde dos perspectivas muy diferentes.
“El cine mexicano es actualmente excepcional, y sobre todo, impresionante lo que están haciendo las mujeres. Creo que lo que hay a la vanguardia del cine mexicano es por realizadoras y maravillosas directoras. Y eso es una coincidencia muy extraña. Se están atreviendo a tocar temas fuertes y difíciles”, dijo.
“La condición del cine mexicano como cinematografía y como industria son dos cosas completamente distintas. Como lo primero, aquí hay cineastas establecidos que son impresionantes, maravillosos, algunos de los más importantes del mundo, y también están las promesas impresionantes”, siguió.
“En cuestión de industria, el sexenio pasado se dejó de apoyar al cine y lo que creció fue la televisión y las series. Había muchísimo trabajo pero también eso creó que muchas veces el conocimiento se perdiera, en el sentido de que gente muy joven entraba y de pronto le daban posiciones ya más de altura donde no tienen las bases bien firmes para hacer lo que necesitan”, expuso.
“Eso se puede ver en algunos resultados de algunos proyectos, que es independiente a lo que estoy hablando de los cineastas. Y por otro lado, el nivel de producción el año pasado bajó en un porcentaje impresionante, y de esa manera los trabajadores, desde los establecidos a los improvisados, fueron afectados”, siguió.
“Espero que este sexenio las cosas mejoren. Creo que el cine, además de ser una fuente económica donde generas muchos empleos, es también una proyección cultural de nuestro país importantísima”, concluyó tajante Cuarón.