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The Beatles es una de esas bandas que conoces porque conoces, ya sea que te guste o no, pero es innegable la influencia que esta ha traído a la música, ahora más de 60 años después de su gestación sólo le sobreviven dos elementos, Ringo Starr y Paul McCartney, quienes siguen haciendo lo que aman, la música.
Es precisamente este legendario musico británico, Paul McCartney, que trajo la noche de ayer su Got Back Tour a la Ciudad de México, específicamente al Estadio GNP, donde congregó a un variopinto y multigeneracional público fanático del ex Beatle pero también de la banda de Liverpool, Inglaterra. Confirmando que sigue existiendo la beatlemania, así como lo hizo Starr hace algunos meses en su visita a la capital.
Ya lo he dicho anteriormente, el impacto de ver a distintas generaciones, como mínimo cuatro generaciones de escuchas de la banda compartiendo un gusto comunitario, poniéndolo a grandes rasgos era el tatarabuelo, el abuelo, el padre y el hijo, todos con su respectiva playera de Paul McCartney fue algo simplemente extraordinario.
Previo a que saliera oriundo de Liverpool, Reino Unido, el musicalizador de la venue se encargó de mantener calentitos los oídos y la gargantas de cuánto fan llegaba a su respectivo lugar poniendo puras rolas del cuarteto británico, desde luego creando la emoción y manteniendo la expectativa, tal vez la sorpresa no, pues el ex Beatle ya se había presentado en Monterrey algunos días antes y poco se especulaba de las sorpresas que habría.
Alrededor de las 21:15 horas, el Estadio GNP estalló en un rugido realmente ensordecedor, solo por la presencia de un hombre que ya vive y tiene asegurado su pedestal entre las leyendas y los dioses del rock. Salió alegre y estupefacto por la cantidad de gente presente en el estadio, miles, semblante que cambió inmediatamente por felicidad.
Procedió, sin decir ni una palabra, a interpretar “Can’t buy me love” uno de los primeros temas de la banda inglesa y que desde luego todos se sabían y que encendió más la velada, tema seguido de “Junior’s farm”, éxito de Wings, la banda de McCartney que creo apenas un año después de la separación de The Beatles.
“Hola México, ¿qué onda chilangos?” dijo el rockero inglés en un entendible español, antes de interpretar “Letting go” igualmente de Wings, elemento que siempre va a ganar puntos en el de por sí complaciente público mexicano, pero que está increíble que los músicos o toda persona extranjera de habla no hispana, lo intente.
“Está noche voy a tratar de hablar un poquito de español, porque estar aquí de nuevo es padrísimo”, dijo el músico de 82 años en su buen español. antes de interpretar “Drive my car” seguida de “Got to get you into my life”, dos himnos de The Beatles.
Algo que se resalta de la noche de ayer es que a pesar de que Sir Paul McCartney tiene una gran cantidad de piezas en su repertorio, ya sea como solista, con Wings o con The Beatles aun tiene la ambición de seguir el camino de la música pues a esta altura del concierto compartió que compartiría nuevas canciones a lo largo de la noche, como “Come on to me”
Lo que si no podía faltar y que surgió en varias ocasiones durante el concierto fue los gritos del público, desde el clásico “Oe Oe Oe Sir Paul” hasta el más intenso “Paul, Paul, Paul”, además de muchas personas enfundadas en su respectiva levita multicolor del Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band de 1967 y algunos otros de traje y corbata, como lo hicieran los Beatles al inicio de su carrera.
Uno de los momentos más espectaculares de la noche fue cuando se interpretó el tema “Let me roll it” de Wings donde además de recordar al guitarrista Jimmy Hendrix en una espectacular canción, se presentó un espectáculo de drones que formaron varias formas desde caprichosos fractales multicolores, pasando por corazones y coronando con el símbolo de la banda integrada primeramente por Paul McCartney, su entonces esposa Linda McCartney y el anterior guitarrista de Moody Blues, Denny Laine y Denny Seiwell.
McCartney cumplió su promesa y siguió sus constantes intervenciones entre canciones hablando en español como en el siguiente momento emotivo, “la siguiente canción la escribí para mí amada esposa, quien está entre ustedes está noche”, dijo el músico antes de interpretar “My Valentine”, que dedicó a su esposa Nancy Shevell.
“Gracias amigos mexicanos” dijo sentidamente McCartney, quien también interpretó “Getting better”, “Let ‘em in”, “Nineteen hundred and eighty-five”, “Maybe i’m amazed” o “I’ve just seen a face” que coronó con una palabra muy chilanga “Que chido liro”, lo que emocionó aún más al público.
“Vamos a regresar en el tiempo, a hace mucho tiempo, a Liverpool, está es la primera rola que grabamos los Beatles” dijo antes de cantar “In spite of all the danger” de The Quarrymen, seguida de “Love me do” donde recordó que el tema surge cuando viajaron de Liverpool a Londres además de ser la primera rola canción con George.
No sé, a medio concierto, que por cierto duró alrededor de tres horas, me pregunté si realmente la gente podría definirse como beatlemaniatica o mccartneysta, porque no importaba de quien fuera la canción que sonaba si de la banda o del músico británico en solitario porque cantaron con el mismo sentimiento.
“Dance tonight”, “Blackbird” y “Here today”, que en su español McCartney dedicó a su “querido cuate John” además de “Now and then” en la que igualmente recordó a John Lennon y le agradeció por “esta hermosa canción”.
“Gracias son a toda madre”, dijo Sir Paul McCartney ganándose completamente a su público seguida de “Being for the benefit of Mr Kite” y “Something” de la cual dedicó a su “carnal George”.
Ya rumbo al final de la noche el músico británico interpretó temas como “Ob-La-Di, Ob-La-Da”, “Band on the run” y “Get back” donde coronó con un sencillo mexicanismo “Que chingón”, momento que culminó con “Let it be”, “Live and let die” y otro clásico “Hey Jude”, canción que me atrevería decir fue la más chantada, más en coro, que sonó hasta en las colonias vecinas y más cuando pidió que cantarán primero los hombres y luego las mujeres, alucinante.
Paul McCartney se despidió emocionado de su público pero tras solo algunos minutos regresó ondeando banderas incluida la de México, además de la pregunta obvia “¿Quieren más?... ok”, finalmente interpretó primeramente “I’ve got a feeling”, que aseguró que era un tema “verdaderamente especial para mí” y que tuvo como extra un dueto virtual con John Lennon.
Finalmente “Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band”, “Helter skelter”, “Golden slumbers”, “Carry that weight” y “The end”, concluyeron la velada, de mucha mucha nostalgia y mucho mucho rock
Además, este jueves 14 de noviembre, McCartney no solo cerrará su paso por el Estadio GNP, sino que también tiene una cita para finalizar la semana en el Corona Capital, el domingo 17 de noviembre, y solo nos deja con una sensación de gozo y una pregunta, ¿de que esta echa esta generación de rockeros que son incombustibles?