Al más puro estilo de todas las presentaciones previas de su gira Got Back, Paul McCartney cerró con mucha alma una edición más de uno de los festivales más populares del país.
Presentando primero su largo video de introducción dando un repaso a toda su carrera mientras canciones de sus diferentes etapas se escuchaban mostrando momentos de su aclamada vida musical, escalando una torre eterna de grandes éxitos como solista y con el Cuarteto de Liverpool mientras toda la gente estaba ya en espera de Paul sin otro espectáculo de por medio.
Y es que el caballero Beatle oriundo de Liverpool inspiraba tanto respeto y ansias que 81 mil personas, incluyendo a Jack White y Empire of the Sun, que terminaron sus sets antes de tiempo, esperaban con ansia el cierre con broche de oro de esta edición 2024 del Corona Capital que tenía a McCartney como el estelar en su primera presentación dentro de un festival mexicano.
Tras aparecer el icónico bajo Hofner de Sir Paul en pantalla, la noche empezó como debería: con el guitarrazo típico de “A hard day’s night” a las 11:37, seguido de la euforia de los beatlemaniacos mexicanos que aplaudiendo la aparición de su ídolo aclamaban al rockero, que siguió el show con “Letting go”, de su época con Wings.
Vestido de un saco negro y su camisa blanca, acompañado de toda su banda y del bajista Duff McKagan de Guns n’ Roses, el sonido del saxofón sonaba a la par de los aplausos de acompañamiento de todos en frente del escenario, algunos disfrazados de algún personaje del Sargento Pimienta o simplemente fans que, desde que abrieron las puertas, corrieron al escenario principal para tener el mejor lugar y disfrutar de su ídolo.
“Hola México, quiubole banda. esta noche trataré de hablar un poco de español”, interactuaba McCartney con su querida audiencia por primera vez, que le aplaudían y gritaban ante cualquier gesto que les daba. Y así, llegó nuevamente una canción de los Beatles con “Got to get you into my life” mientras imágenes del cuarteto de Liverpool pasaban en la pantalla en el fondo.
El cántico de guerra de ‘oe oe oe, Sir Paul, Sir Paul’, comenzaba y la banda le seguía el juego al público mientras McCartney decía: “Está chingón estar aquí de nuevo”, justo antes de continuar repasando su gran legado con “Come on to me”. Las luces amarillas con azul iluminaban a todos en el Escenario Corona, rodeado de edificaciones y una imitación del Monumento a la Revolución, el Ángel de la Independencia y los pantalones de Santa Fe a un costado.
McCartney entraba en calor y se quita el saco para ahora interpretar una de las rolas más épicas de su tiempo con Wings, “Let me roll it”, seguida de un gran solo con sus compañeros de escenario rindiendo tributo al gran Jimi Hendrix. Pero era hora de que el querido Sir tocara el piano para “Let ‘em in”, continuando con una bella balada dedicada a su esposa, Nancy, “My Valentine”, donde Johnny Depp y Natalie Portman aparecían en un video de acompañamiento a la sentida balada.
El legendario “Macca” seguía con los éxitos de Wings y con 1985 prendía a todos de nuevo mientras Paul demostraba su versatilidad e incendiaba su piano con fuerza. Nuevamente, una balada, “Maybe I’m amazed” acompañada de fotos de su pasado en color sepia le daban el adecuado tono nostálgico a este otro tema ya fuera del cuarteto que lo hizo famoso.
Ahora con guitarra acústica en mano, los beatlemaniacos respondieron ante el llamado de un clásico del Cuarteto de Liverpool, “I’ve just seen a face” mientras que la máquina del tiempo de Paul iba más al pasado, llevándonos al norte de Inglaterra y a su hogar. “Éramos cuatro jóvenes que queríamos grabar un disco y fuimos de ahí a Londres a Abbey Road. Y esta es la primera canción que grabamos los Beatles”, rememoró el caballero rockero antes de enloquecer a todos con “Love me do”.
Ahora Paul tomaba una mandolina para pedirlw a todos que bailaran con “Dance tonight” para retomar su guitarra acústica y entonar Blackbird, una de las más coreadas por los asistentes de esta noche de domingo con una luna brillante en el cielo. Mientras un paisaje estrellado se ponía detrás de él en la pantalla, siendo el marco ideal para el tema.
“Gracias México”, decía de nuevo el inglés, en español. “Esta rola la escribí para mi querido carnal, John Lennon”, a quien le aplaudió toda la gente al ver su imagen en pantalla mientras “Here today” sonaba siendo uno de los momentos más nostálgicos de una noche que bien podría marcar la última visita de Paul a nuestro país.
Después de recordar a su hermano en las armas musicales, la fiesta seguía con más de los “bitles”, como les decía en español cada vez que podía el querido Sir. “Lady madonna”, “Jet”, “Obladi oblada” y “Band on the run” comenzaban a marcar un paso frenético y sin descanso para todos aquellos que seguían firmes en el escenario principal siendo casi la una de la mañana y con muchas rolas por tocar aún.
Pero fue el tríptico de “Get back”, “Let it be” y uno de los mejores temas del 007, “Live and let die”, lo que verdaderamente enloqueció y sacudió cualquier rastro de cansancio en los presentes. Aunque el clima era bastante fresco, el calor de la música de McCartney bastó para que varias generaciones dejaran de lado todo y se concentraran en esa fuerza que solo una leyenda como el ex Beatle puede transmitir a través de sus composiciones.
El final era inminente con “Hey Jude” donde “Macca” nuevamente compartió esa mágica sinergia que tiene con su público que no dudó en cantar incluso solos el famoso coro del tema. Y aunque este parecía ser el final, aún había más por delante por parte de Sir Paul y compañía. Sin importar la hora, tocaba despedirse una vez más de uno de los países que más ama el ex Beatle con un combo perfecto de música de su amado cuarteto de Liverpool.
Desde “I’ve got a feeling”, pasando por la invaluable “Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band” hasta la locura demente de “Helter skelter”, Paul McCartney no dejaba de brillar acompañado no sólo de la entrega de sus músicos sino de un público que más allá de otras propuestas musicales, parecía destinado a verlo a él una vez más.
Como era de esperarse, el querido Sir no quedó a deber y con “Golden slumbers” y “Carry that weight” llegaba el clímax final de una cátedra impuesta por una leyenda de la música que dejará una experiencia imborrable en la historia del Corona Capital.
Y la última sorpresa fue épica. Al cantar “The end”, Paul McCartney recibió con los brazos abiertos un plomazo inesperado al dejar que Jack White y St. Vincent tocaran y cantaran con él esta despedida, un ‘ahí nos vidrios’ y una visible emoción por parte del británico, siempre entregado, siempre profesional, cerraron todo después de 2 horas y 10 minutos de un show que, de ser su último en México, definitivamente será inolvidable.