El pasado miércoles Carlos Metta compartió su nueva obra musical creada a partir de grabaciones de campo captadas en viajes alrededor del mundo de forma clandestina. Fue en una listening party que algunos medios de comunicación y amigos se reunieron para ser los primeros en escuchar de principio a fin Chingo de changos.
Crónica Escenario tuvo una entrevista exclusiva con el músico, quien compartió todos los detalles sobre el proceso creativo, su sentir y algunas anécdotas mientras grababa.
“Yo llevo desde hace muchísimos años grabando y coleccionando sonidos de distintas partes del mundo, y justamente fue en la pandemia (cuando nos tuvimos que encerrar) que ya no tenía acceso a este mundo. Regresé a mi librería de sonidos a buscar inspiración, entonces Chingos de Changos nace de esa colección de sonidos grabados por más de quince años y fueron una inspiración para nuevas creaciones y nueva música”, expresó muy emocionado.
Grabar el audio durante sus viajes, es la forma en la que Carlos toma fotografías sonoras y atesora los recuerdos: “Es mi manera de tomar fotografías sonoras de los espacios, si voy al bosque tengo una foto de un árbol y ochenta grabaciones de distintas cosas, es mi manera de coleccionar estos momentos, tienen varios motivos: colección , colección personal y para eventualmente utilizarlos en diversos proyectos”, dijo.
La herramienta principal para poder capturar sonidos en todos los lugares y a cualquier hora son un par de micrófonos que simulan ser audífonos. De esta forma, Metta pudo grabar incluso en espacios en los que no se permite, por ello remarca que está documentado de forma clandestina.
“Hay una pregunta respecto a la privacidad y a los derechos de autor, es un disco que igualmente pregunta y se cuestiona respecto a eso, si estoy en un lugar público, estamos en una banca, tú estás discutiendo y yo los grabo, ¿es legal o no? es un lugar público”, expresó Metta.
Una anécdota que lo marcó mucho fue una grabación que realizó dentro de la Iglesia de San Juan Chamula:
“El único sonido que he perdido de todas las veces que he grabado y de toda mi colección fue una grabación que hice dentro de la iglesia de San Juan Chamula, donde no se permite grabar. Se trataba de un audio de gente rezando en tsotsil, tomando refresco y eructando, es la manera en la que rezan; yo entré y logré hacer una grabación impecable super chida, larga e interesantísima, pasé todos los sonidos a mi compu, ese sonido era el único que faltaba y de forma esotérica desapareció.”
El disco inicia con un audio de dos segundos en el que podemos escuchar que Carlos fue descubierto y una persona le pregunta “¿Me estás grabando a mí también?”, él responde de inmediato “no” y termina.
Son nueve tracks los que componen a Chingos de changos, todos nacieron de un sonido principal y de ahí existe una composición musical con diferentes sonoridades entre las que podemos apreciar matices sonoros de Medio Oriente y algunas influencias de los años setenta.
“Casi siempre el proceso fue ir a la librería, estar horas escuchando hasta encontrar algo interesante y posteriormente lo jalaba al programa de edición para buscar loops, ritmos y notas iniciales. Todo a partir de encontrar el ritmo y la sonoridad de esa grabación específica. Grabé a un minero en Guanajuato, nos estaba dando un tour y parecía que estaba rapeando, la manera en la que hablaba ya tenía un ritmo y logré deducirlo, entonces inicié a partir de ahí”, explicó Carlos.
El artista define como un telescopio sonoro su proyecto, “mientras que te vas acercando vas escuchando distintos sonidos y es como si estás escaneando, así me imagino cómo es mi librería y el disco es eso, atascado, barroco e intenso. Lo que tienen entre sí las canciones es el valor de la producción y la sonoridad en distintas partes del mundo”.
Ahora, Carlos ha inspirado a algunas personas a cargar su propia grabadora todos los días para encontrar tesoros: “Me encanta ese despertar de que hay inspiración en todos lados, hay sonidos que valen la pena escuchar y hay manera de darle valor al wey que está pasando vendiendo colibríes o a los pajaritos que suenan en el parque. Todos los sonidos cotidianos tienen potencial, entonces me gustaría que eso se quede”.
Carlos Metta invita a la gente a escuchar Chingo de changos y darse la oportunidad de conocer otras propuestas musicales. Así como recomienda escuchar el álbum varias veces para que sea más entendible. El disco ya se encuentra disponible en las plataformas de streaming y también tiene una edición en formato vinilo, el cual puedes adquirir en 99 Records, Roma Record y Salvaje Music Store.