Escenario

COBERTURA. El show tributo a la mítica banda Queen llenó de emociones a un público que disfrutó de principio a fin revivir

Dios salve a la reina en la Arena CDMX: Reviviendo el espíritu de Queen y Freddie Mercury

Dios salve a la reina en la Arena CDMX Los músicos revivieron los mejores éxitos de la banda leyenda del rock. (Daniel Luna)

Sin necesidad del glamour de Buckingham, la energía del público de la Arena CDMX, en Heredia, convirtió el recinto en un castillo más que digno para que Freddie Mercury y su banda Queen revivieran, con el concierto tributo de la banda argentina Dios salve a la reina.

La noche empezó con una corte impaciente que en coro gritaba, aplaudía y chiflaba, desesperada por el retraso de 15 minutos del espectáculo pactado para comenzar a las 8 p. m. La ansiedad hizo enroque con la alegría, al bajar las luces y salir a escena los músicos.

Aunque de la primera a la última canción, hubo total comunión con los espectadores, la presentación fue escalando en potencia. La presión en el ambiente comenzó a estallar cuando la agrupación interpretó “Under pressure”.

Otro momento apasionado sucedió al ritmo de “Another one bites the dust”. Los fanáticos salieron de sus asientos para responder al “Are you ready?”, que estaban más que listos para corresponder al clásico con el baile ameritado.

Los movimientos del argentino Pablo Padín, con el sello de Mercury, fueron joyas de la corona que deleitaron al público, al igual que cada vez que el artista se acercaba al piano. Aunque fue el protagonista, no fue el único que se robó los aplausos y miradas en la Arena CDMX.

Dios salve a la reina en la Arena CDMX Los argentinos mostraron su virtuosismo en el escenario. (Daniel Luna)

Dani Marcos se lució en el rol de Brian May, con sus inconfundibles rizos cayendo como una cortina que centraba la vista en su guitarra, tocada con una precisión a la altura del legendario músico británico. Con sus arpegios, regaló uno de los momentos más íntimos de la velada, cuando llevó la batuta en la emotiva “Love of my life”.

Sumada a la interpretación del repertorio de Queen, la propuesta escénica aportó mucho a la recreación de la banda inglesa. La mítica chaqueta amarilla, la gorra con cuernos y hasta el pelo en pecho de Mercury, terminaron de pintar de nostalgia la presentación.

La ovación de pie no se hizo de rogar al terminar “Bohemian Rhapsody”. Por un momento, el aforo cumplió lo del “I just killed a man”, porque se deshizo de aquellos cuatro argentinos para dejar solamente en el escenario a los mismísimos Freddie Mercury, Brian May, Rober Taylor y John Deacon.

Queen se despidió y abandonó la tarima, pero al igual que en el ajedrez, nada termina hasta que le den mate al rey, y la gente en su trono ordenó con gritos y aplausos el regreso del grupo; que pasó a ser súbdito del ambiente y regresó para complacerlos con “I want to break free”.

Aún faltaba el clásico “We will rock you”, con el cual las energías subieron al máximo para hacer retumbar a la muerte, demostrándole que no es un antónimo de la vida y que la memoria colectiva mantiene latiendo el corazón de sus ídolos.

Dios salve a la reina en la Arena CDMX La banda es querida en nuestro país. (Daniel Luna)

Como cierre, no podía coronar el concierto otra canción que no fuera “We are the champions”, para que público y banda que dieron lo mejor de sí durante casi dos horas y se marcharan triunfantes del Palacio de los Deportes.

A algunas personas les resultará inexplicable disfrutar de un tributo o quizá piensen que esto solo podría salir de la ingenuidad. Pero no es más que el simple y mágico juego de roles de rememorar lo que se guarda con especial cariño en el corazón, y más con un show tan pulido a nivel artístico.

El júbilo, las caras de satisfacción de la gente y algunas cabezas plateadas o con poco cabello que se movían como cuando en otra época les colgaba una melena, fueron el testimonio de que a la felicidad no hay que buscarle la raíz cuadrada ni descomponerla en una fórmula química.

Que Dios salve a la reina y sobre todo a sus seguidores, que, más de tres décadas después del fallecimiento de Freddie Mercury, se reunieron para hacerlo vivir una vez más.

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