Escenario

El director iraní Ali Asgari presenta su documental Higher than Acidic Clouds en el festival iraní del mismo nombre

Festival de Cine de Turín: Irán e Italia en las antípodas

Entrada para Higher than Acidic Clouds de Ali Asgari
Un cine de resistencia: Higher than Acidic Clouds de Ali Asgari En un contraste de géneros, El Cuerpo se presenta como un thriller italiano sin sorpresas (Demetrio Gutiérrez)

En una proyección que se retrató por más de media hora, de la mano de quien es hoy una de las voces cinematográficas más importantes del cine iraní, el director Ali Asgari, se presenta en el festival Higher than Acidic Clouds (Irán, 2024), documental intimista y de acusada reflexión autobiográfica.

Tras el estreno en Cannes de su más reciente largometraje, Terrestrial Verges (Asgari & Khatami, Irán, 2023), colección de viñetas satíricas, el gobierno iraní le prohibió a Asgari abandonar el país. Él recrea este encuentro, la visita de los agentes del gobierno a su departamento en Teherán, al tiempo que divaga sobre su vida, su familia, el cine y la ciudad.

Sala de Cine en la TFF
Un cine de resistencia: Higher than Acidic Clouds de Ali Asgar El nuevo filme de Asgari presenta una meditación sobre la represión, la familia y la creatividad bajo el régimen iraní (Demetrio Gutiérrez)

Higher than Acidic Clouds tiene el carácter del sueño. Largas tomas a cámara fija se acompañan de su narración, que vuelve una y otra vez sobre sí misma, acompañada en ocasiones de su recreación, cuando no de distintos espacios dentro de su mismo apartamento. En uno de los pasajes de mayor belleza, Asgari recuerda y representa cómo su madre, con su mano, lo cubría del sol. La mano proyecta sombra sobre su rostro de niño y se queda allí mientras él despierta y vuelve a dormir. Luego corta a un primerísimo plano de la mano real de su madre envejecida, que permanece también allí por minutos, inmóvil, permitiendo y hasta pidiéndonos que la observemos con detalle. Un corte nos traslada del sueño a la realidad y las liga, haciéndonos entender que, si bien son fundamentalmente distintas, una apela siempre a la otra.

No es un filme político a la manera tradicional. Si bien está presente en todo momento, desde las primeras hasta las últimas imágenes, el acto de represión que ejerce sobre él el régimen iraní, lo cierto es que Asgari no liga los distintos pasajes de su documental a este acto. Será quizá porque entiende que, más allá del hecho concreto que se le ha impuesto —la imposibilidad de salir de su país y estar por ello bajo el ojo vigilante del régimen de los ayatolás—, no han podido, y esta película es la realización última de ello, detener su acto creador.

Nada podría ser más distinto a la película de Asgari que el pastiche italiano que compite al premio para mejor largometraje. El Cuerpo (Alfieri, Italia, 2024) funciona de manera extraordinariamente evidente como un checkbox de todos los tropos y lugares comunes que deben reunir los thrillers.
Un hombre de extraordinaria belleza y con la barba más delineada imaginable (Andrea di Luigi) se casa por conveniencia con una mujer mayor, millonaria y maquiavélica (Claudia Gerini). Ella aparece muerta, y será un detective de turbulento pasado, iracundo y sarcástico (Giuseppe Battiston), quien deberá resolver el misterio, y lo logra, de hecho, en una sola noche. A este par los acompaña la amante (Amanda Campana), el compinche matón del detective (Andrea Sartoreti) y demás personajes como sacados directamente de los manuales de la película policíaca.

En ese sentido, sus referencias son fácilmente apreciables, abrevando particularmente de Gone Girl (Fincher, EE. UU., 2014), con la presentación inicial de una figura femenina malévola y astuta, que podría estar o no detrás del crimen cometido sobre ella. No obstante, cae en el detalle que acecha a las producciones europeas de mediano presupuesto: su tendencia a contrastarse a sí mismas con sus equivalentes estadounidenses. Su deseo de distancia, pero su incapacidad para salirse del canon formal, las lleva, como ha pasado en El Cuerpo, a buscar intelectualizarse. Con esto no quieren decir apelar a temas elevados ni mucho menos entender las cosas del mundo, sino simplemente confundirnos con personajes indescifrables y al borde de la crisis nerviosa.

No es que los manuales o los lugares comunes estén mal. Tampoco es que cada película tenga la responsabilidad de reinventar su género; las consecuencias de pensar así las sufrimos cada año de la mano de A24 y similares. Sin embargo, cuando esta aproximación alcanza también los aspectos formales, entonces todo colapsa. Contraplanos cerradísimos para cada conversación, secuencias de montaje para representar los aspectos más eróticos sin dañar ninguna sensibilidad, flashbacks impensables que milagrosamente resuelven cada uno de los giros de tuerca, y tantos más recursos de simples a simplones convierten a esta coproducción de Prime (y de allí podrían explicarse varias cosas) en una película para ver mientras se come cualquier cosa y sin prestar mucha atención.

Poster de TFF
Ali Asgari lleva la reflexión sobre Irán al cine El documental de Ali Asgari explora la represión y la vida en Irán con una mirada introspectiva y personal (Demetrio Gutiérrez)

Finalmente, durante la presentación de su primer largometraje, Un Silence si Bruyant (Francia, 2023), codirigido por Anastasia Mikova, se le entregó a la actriz francesa Emmanuelle Béart el Premio Stella della Mole.

@deme_flores

Lo más relevante en México