Con cariño para Alain Sefchovich
El 11 de octubre de 1975, la televisión estadounidense tuvo uno de esos momentos claves en la historia de su cultura popular al estrenarse un programa en vivo por el que nadie de la poderosa NBC daba un centavo.
Sin embargo, la mezcla entre la innegable inventiva y el gran desconocimiento de las entrañas del monstruo televisivo – además de un buen par de pelotas - de Lorne Michaels lograron lo que prometían los volantes que repartían entre la gente que caminaba esa noche frente a los estudios ubicados en el número 30 de la Plaza Rockefeller en la sexta avenida (entre las calles 49 y 50) de Manhattan: “Una nueva y espectacular variedad con un desfile de comedia y actos musicales de primer nivel”.
Promesa que lleva cumpliéndose de forma eficaz a lo largo de 49 años desde ese primer sábado a la fecha.
“EL SHOW NO EMPIEZA PORQUE ESTÉ LISTO…”
Y hoy, a casi 50 años de transmisiones ininterrumpidas, Jason Reitman dirige la película del mismo nombre, con firmeza y rebosante de conocimiento de primera mano donde nos muestra todos los estrafalarios pormenores de la hora y media previa al arranque de ese histórico primer programa del 11 de octubre.
Filmada casi en tiempo real (segundos más, segundos menos ¿A quién le importa?), Reitman nos permite ser acompañantes invisibles del creador del concepto del Saturday Night, Lorne Michaels, en medio de los caóticos preparativos del primer espectáculo de comedia totalmente en vivo realizado por comediantes de varios colectivos del stand up de la escena estadounidense de esa primera mitad de los años setenta.
Gracias a esto, nos paseamos libremente por lo más profundo de los mismísimos estudios de la NBC donde reinaba no solo la tensión e incertidumbre de los altos ejecutivos de la poderosa televisora sino también el divertido y enloquecido caos generado por genios creativos de los escritores y talento comediante convocados por Michaels para realizar lo impensable en esos años: Un espectáculo en vivo de música y comedia disruptiva en horario prime para todo el país.
La película nos lleva minuto a minuto, a veces corriendo y otras caminando junto a Lorne, como testigos silenciosos de lo que tuvo que superar, interna y externamente, para lograr ese primer programa lidiando no sólo con los intranquilos e hipócritas altos ejecutivos de la NBC sino cubriendo las necesidades, por más estrafalarias que fueran, de su talento principal e invitados quienes querían la mayor parte del tiempo frente a cámara sin importar que fueran más o menos conocidos en los circuitos del stand up nacional porque lo que realmente importaba a todos era poder presentar una comedia diferente y propositiva en televisión.
“…EMPIEZA PORQUE SON LAS 11:30”
Esta narrativa de Reitman nos permite también conocer a guionistas como Michael O’Donoghue (DEP) y a los jóvenes comediantes - ahora legendarios - como Chevy Chase, Gilda Radner (DEP), Dan Aykroyd, John Belushi (DEP), Garrett Morris, Jane Curtin y Laraine Newman.
Y al decir “conocer”, me refiero a que Reitman muestra sin concesiones los claroscuros de sus personalidades. Gracias a ello es que vemos a un arrogante y corrosivamente divertido Chevy Chase acostumbrado a la adulación; a un incisivo y obstinado con la interpretación inteligente y estudiada de la comedia formativa John Belushi; a una por momentos insegura pero siempre dispuesta a dar lo mejor de sí para todos Laraine Newman…
…a un hilarante gandalla pasado de listo, pero empático y participativo Dan Aykroyd; a una impositiva pero afectuosa, vivaz y brillante Gilda Radner; a un duramente politizado, irónico y talentoso Garrett Morris y una cáustica, radiante y hermosa Jane Curtin además del equipo de sobresalientes guionistas con un brillante humor duro y sumamente incómodo que no solo hacían reír sino también pensar y eso era lo más subversivo en la televisión en esos años.
Por supuesto que mucho de esto no era del dominio público debido a que se opacaba con su innegable e impecable talento para la comedia y la improvisación.
También vemos los conflictos y la presión ejercida por los altos mandos de la NBC que exigían una estructura y una línea que no afectara u ofendiera las bases ideológicas formadas durante años frente a un público acostumbrado a un Johnny Carson o Milton Berle que eran los reyes del horario televisivo nocturno en los Estados Unidos.
Y por supuesto que no podían faltar los ensayos musicales de ese primer programa que resultaron, por decir lo menos, extraordinarios al tener en el estudio al considerado como el “quinto músico” de los Beatles, Billy Preston tocando “Nothing from nothing” y a la talentosamente joven Janis Ian interpretando su éxito “At Seventeen”.
En medio de todo esto, y con los minutos avanzando inexorablemente hacia las 11:30, Lorne Michaels moviéndose por todas partes (y nosotros con él) como mediador entre todos los miembros de su equipo y de la televisora tratando de dar un sentido al caos que él mismo generaba por las ganas y el amor al proyecto que resultó ser de su vida.
I´M CHEVY CHASE, AND YOU´RE NOT
En resumen, Jason Reitman presenta un entrañable y excéntrico homenaje no solo al espectáculo que rompió barreras en la televisión estadounidense con una comedia que confrontaba al espectador, sino también al espectáculo detrás de cámaras de realizar un programa de esas características contra todas las expectativas.
La película Saturday Night es una ópera a lo políticamente incorrecto con una serie de comediantes repletos de una inteligencia que incomodaba y enfrentaba a lo establecido en una sociedad televisiva poco acostumbrada a la realidad mostrada mediante la broma mordaz e irónica.
Un manifiesto honesto e iconoclasta a casi 50 años de su primera emisión que resulta trascendental en estos tiempos en que la sociedad se ofende fácilmente.