Bucha, la primera película grabada en Ucrania tras el inicio de la invasión, llegó a Bruselas, en el corazón de la Unión Europea, para llamar la atención de los líderes y ciudadanos comunitarios sobre los “horrores” con los que conviven los ucranianos desde el comienzo de la invasión rusa en febrero de 2022.
“Para nosotros, traer esta película al Parlamento Europeo -lugar en el que se ha celebrado la proyección de la película- es muy importante, es una forma de resistir contra la propaganda rusa. Nuestra película está basada en hechos reales, por lo que cuenta la realidad de la situación de los ucranianos”, aseguró a EFE el productor y guionista del largometraje, Oleksandr Shchur.
Proyectar la película en Bruselas pretende llamar a la acción política a los dirigentes de la Unión Europea y llevar la mirada de los europeos hacia un conflicto que, casi tres años después de su inicio, ha perdido cierto interés informativo en un mundo que consume los contenidos de forma inmediata y a través de burbujas informativas, según argumentaron a EFE fuentes de la organización del proyecto.
“El mensaje principal que nos gustaría dar con esta película está relacionado con la famosa frase de Dante, ‘Los lugares más oscuros del infierno están reservados para aquellos que mantienen su neutralidad en tiempos de crisis moral’. Ese es el mensaje que nos gustaría dar con esta película, que no te puedes mantener neutral si hay alguien matando gente”, sentenció.
Una película, no un documental
Bucha narra la historia real de un refugiado de Kazajistán que en la primavera de 2022 arriesgó su vida para salvar a cientos de ucranianos en el distrito al noroeste de Kiev con este nombre -tristemente reconocida por la masacre de civiles que se descubrió tras su liberación tras un mes de guerra- y en otras ciudades y pueblos ocupados por las tropas rusas.
“Escogimos esta historia porque el protagonista es un judío de Lituania que recibió asilo en Ucrania y, una vez comenzó la guerra, decidió quedarse. Pudo haber vuelto a su país, pero no lo hizo. Cuando los ucranianos luchan por su nación, es algo normal. Pero si lo hace alguien de fuera, esto impacta mucho en la opinión pública”, especificó el guionista.
Durante las dos horas que dura la película, el protagonista observará, y con él los espectadores que acudan a las salas de cine, “los horrores de la guerra y las atrocidades de la ocupación rusa” que suceden en Ucrania desde el pasado febrero de 2022.
“Esto es un mensaje no sólo para las personas de fuera, sino también para los ucranianos. Nuestra idea no era simplemente mostrar la pesadilla que sucedió en Bucha, sino también mostrar una historia interesante. Por eso no hicimos un documental, decidimos hacer una película para diferenciarnos de otras producciones y mostrar a través de este formato lo que pasó”, subrayó.
“Seguimos luchando porque no tenemos otra opción”
Bucha es, según su productor, un trabajo que quiere mostrar por qué la población ucraniana continúa luchando y resistiendo.
“Hay muchas personas que defienden que Ucrania no quiere la paz porque no se rinde, porque continúa con la guerra. El problema es que Rusia no quiere la paz para Ucrania, Rusia quiere conquistar Ucrania. Queremos mostrar que seguimos luchando porque no tenemos otra opción”, relató.
El equipo que hizo posible la película estuvo compuesto por más de un centenar de personas necesarias para la grabación y unos doscientos actores, en su mayoría ucranianos.
La grabación del largometraje se desarrolló de marzo a abril del pasado 2023, justo un año tras el inicio del conflicto, un hecho que les permitió desarrollar la película de la forma “más cercana a la realidad”.
Uno de los grandes obstáculos que enfrentaron durante la grabación debido a la situación de conflicto bélico fue el trabajo con drones.
“En Ucrania, si quieres trabajar ahora mismo con drones tienes que tener un montón de permisos, de las fuerzas armadas, de la policía o de los propios vecinos. Si alguien ve un dron, pensará que son de las fuerzas rusas e intentarán dispararle. Eso era un problema para las tomas desde el aire, claro”, reconoció el cineasta.
Shchur explicó que también tuvieron dificultades para encontrar personas que quisieran dar vida a los personajes rusos, porque no querían hacerlo ni los actores ucranianos ni los propios intérpretes rusos.
El resultado de este trabajo cinematográfico que ha requerido setenta y nueve días de grabación es una película cargada de “esperanza, valentía” que lanza un mensaje de lucha por la libertad.