Quienes vayan al cine pensando en ver una apacible película de Disney con Mufasa: The Lion King, no se encontrarán con una versión edulcorada del pasado de Simba, el tan conocido personaje de la factoría que entró en los hogares del mundo hace 30 años, si no en una precuela hiperrealista y salvaje.
En esta ocasión, la historia de Disney, dirigida por Barry Jenkins, y que se estrena en todo el mundo este viernes, está encabezada por Mufasa, padre de Simba, y en ella el espectador va a vivir de lleno una realidad muy cercana a los documentales sobre naturaleza, donde la lucha por el dominio territorial es básica para sobrevivir.
Jenkins, ganador del Oscar en 2017 por Moonlight, consigue en esta precuela de aquel éxito de 1994, que fue la más taquillera del año y dio lugar a un exitoso musical de teatro, dar un paso más allá en el plano visual, con un ritmo trepidante, a través de imágenes hiperrealistas generadas por ordenador con las que captura la riqueza y diversidad de los paisajes de África, sin abandonar la fuerte carga sentimental de cada personaje.
Al contrario que su antecesora, Mufasa apenas deja espacio para la imaginación, ni mucho menos permite que el espectador se relaje en su butaca, sin dejar de sentirse arrastrado por una sucesión de escenas en las que el drama y la aventura se entremezclan.
Un regreso a la leyenda y un nuevo concepto de familia
Mufasa. El Rey León narra el ascenso del amado rey de las Tierras del Reino y recurre a Rafiki (el famoso mono babuino) para transmitir la leyenda de Mufasa a la joven cachorro de león Kiara, hija de Simba y Nala, así como a Timón (el pequeño suricata) y Pumba (un cómico jabalí) para que hagan de las suyas.
La historia se cuenta en flashbacks y presenta a Mufasa como un cachorro huérfano, perdido y solo hasta que conoce a un simpático león llamado Taka, heredero de un linaje real.
Este encuentro casual pone en marcha el largo periplo de un extraordinario grupo de inadaptados que buscan su destino.
Esa es una de las caras amables de la película en la que se plantea la lucha entre el bien y el mal, la importancia de la familia más allá del origen y la necesidad de la unidad para sacar adelante objetivos comunes.
Según señala en las notas de producción del filme el productor Mark Ceryak, Mufasa: The Lion King amplía la definición de familia: “La relación entre Mufasa y Taka constituye la base de este viaje y el punto de partida de lo que se convertirá en la familia encontrada que conocemos y queremos a lo largo de la saga”.
Un viaje a la realidad plagado de talentos
El uso de las nuevas tecnologías permite transportar al espectador hasta los paisajes y la vida animal de África como nunca antes se había hecho, incluyendo las escenas con nieve.
A eso se añade el reparto estelar de voces que participan en el filme, entre los que figuran Aaron Pierre como Mufasa y Kelvin Harrison Jr. como Taka, además de Beyoncé como Nala -a la que ya interpretó en la versión de acción real del filme de 2019- y su hija Blue Ivy Carter como Kiara.
John Kani regresa a la Roca del Rey como Rafiki, mientras que Kagiso Lediga da vida al personaje en secuencias de flashback en las que el público será testigo del momento en que Mufasa y Rafiki se conocen.
Tiffany Boone fue elegida para interpretar a Sarabi, una leona muy segura de sí misma; Preston Nyman surca los cielos como Zazu, el cálao de pico rojo africano; y Mads Mikkelsen encarna a Kiros, un extraordinario león con grandes planes para su manada.
Thandiwe Newton aporta empatía y fuerza a Eshe, la madre de Taka, y Seth Rogen y Billy Eichner regresan al mundo como Pumba y Timón, respectivamente, mientras que Donald Glover vuelve a prestar su voz Simba.