Adriana Llabrés, una de las actrices más destacadas de la escena mexicana contemporánea, ha forjado una carrera que se extiende desde el teatro en Londres hasta el cine mexicano, con una versatilidad que la ha colocado como una figura clave en distintos géneros.
En entrevista con Crónica Escenario, la actriz compartió algunos de los momentos más significativos de su carrera y su visión sobre el arte.
“Justo hace poco estuve participando en un proyecto de cine restaurado y ver que tengo el mismo premio que no muchas mujeres han recibido, me conecta con el inicio del cine en México, con la historia”, expresó la intérprete.
“La verdad, me emociona tener algo tan simbólico que esté relacionado con nuestro cine y con México. Y, pues bueno, oficialmente ya soy parte de la Academia y podré votar toda mi vida, es un gran incentivo para lograr mis metas y para seguir creyendo en mí”, comparte la actriz que recientemente ganó el premio Ariel a Mejor Actriz en la edición 66 por su trabajo en el filme Todo el silencio.
Iniciar nuevos proyectos en cualquier ámbito artístico no es un trabajo individual, para ello Adriana agradece a la gente con la que ha colaborado: “Es elemental rodearse de aliados, de gente que confíe en tus gustos, que tenga ganas de avanzar contigo”, mencionó.
“Creo que esa fue una fórmula importante sobre todo cuando, aunque todo el mundo piense de manera diferente, el gusto del otro se admira y todos trabajan desde su trinchera para dar lo mejor al proyecto. Envolverme de gente así ha sido clave, al igual que la fortuna de contar con personas como mi familia, mi mamá, que es mi guía”, añadió.
Su presencia en el teatro ha sido igualmente destacada. Ha interpretado papeles emblemáticos en obras como Vanya, La gaviota y Quién le teme a Virginia Woolf, por la cual fue galardonada como Mejor Actriz Coestelar en los Premios ACPT.
“En 2018, hice una obra en Londres llamada In pursuit of Andromeda, en la que tenía que hablar un poco de alemán córnico, un idioma que ya está muerto. La obra era en inglés, bueno, pero yo estudié en inglés, así que eso no era tanto el reto. Lo que sí fue un desafío fue hablar alemán; estuve tomando varias clases de córnico para poder hacerlo”, dijo.
“También cantaba en córnico, ya que era una obra musical, la presentamos en Londres y en Edimburgo, y dimos funciones diarias durante un mes, solo descansando dos domingos. exigía mucho físicamente”, continuó.
“Pero es increíble cómo, ante los retos, hay que apechugarse, hay que poner el pecho a las balas, y después te sientes como si hubieras cruzado un umbral, sintiéndote transformado, tal cual como les pasa a todos los personajes”, añadió sobre su experiencia internacional en teatro.
Sin embargo, también hace mención a salir de la zona de confort en la que pueden encontrarse y atreverse a nuevos retos: “De personajes, yo creo que el de Todo el silencio fue súper retador, porque tenía que hablar en lengua de señas como si fuera mi primer idioma”, comentó.
“También tenía que entender, antes de hacer la película, a la comunidad sorda para comprender mejor el contexto de mi personaje en esa comunidad, además fue un proyecto que originamos juntos hace muchísimos años, así que eso fue algo nuevo para mí, hacerlo en cine, porque sí había creado mis propios proyectos en teatro, fue algo muy diferente a lo que estaba acostumbrada. Ahí exploré cosas y algo cambió”, agrega sobre su personaje Miriam en la película de Prime Video.
En su más reciente proyecto, Turno nocturno que tuvo su estreno el 5 de diciembre, comentó “Se supone que la intención de La planchada es ayudar a que el trabajo se haga. Sin embargo, no deja de ser enigmática, y en este caso, ella, al querer tal vez ayudar, lo hace, o sea, más bien está buscando un orden para que quienes están trabajando en el hospital lo hagan bien”, contó.
“Entonces, ver esa manera en la que se puede tergiversar una buena intención creo que es divertido y aporta mucho a esta película. Pero también, personalmente, es lindo aprender cosas a través del cine que hago, sobre temas de los que no estaba enterada”, siguió.
“Porque, aunque hace muchos años estaba entre ser doctora o actriz, obviamente quería ser actriz, pero era una decisión difícil. Si no hubiera sido actriz, probablemente habría sido psiquiatra. Tomaba esas clases, pero no estaba enterada de la figura de La planchada. Me enteré de ella hasta que leí el guión, cuando entramos al hospital, y esos son los aspectos que me gusta aprender a partir de los proyectos que realizo”, complementó.
La actriz detalló sobre el proceso de rodaje de este proyecto: “Me tocaron llamados en los que de repente hay mucha sangre, pero también la película aborda un tema social importante: retrata el machismo en los 70 y cómo, aunque uno puede llegar a sus propias conclusiones, es una película que, en la actualidad, tal cual, tendría una trama muy fuera de lugar, por eso tenía que ocurrir en otra época”, comentó.
“Siento que mi manera de entrar a los proyectos es a partir de lo que dicen socialmente. Y, pues bueno, me gusta que en esta película exista la capa del terror, porque, de alguna manera, funciona como una metáfora o convierte todo eso en una fábula del terror, representando ese machismo”, sumó.
Su visión sobre el cine como herramienta de transformación social es clara: “Nos fuimos hacia una onda social, donde mi propósito fue hacer el contrapunto del personaje de Paulina, en cómo dos historias que pudieron haber sido muy parecidas, se desarrollan de manera diferente, con distinta energía y luz”, expresó.
“Yo he visto el trabajo de Rigoberto desde hace varios años y me gusta cómo maneja el terror, porque logra combinar comicidad mientras habla de temas fuertes, sociales e importantes. Así que tiene, de entrada, tres capas diferentes que hacen el proyecto bastante divertido y nutrido, y que yo disfruto mucho ver”, añadió.
Dirigida por Rigoberto Castañeda, Adriana describe cómo su personaje, Paulina, sirve como contrapunto para otro de los personajes de la trama: “Siempre trato de hacer proyectos que resuenen conmigo y eso es algo que quiero continuar haciendo. También, no quiero casarme con la idea de que tengo que hacer cierto tipo de papeles solo porque Todo el silencio fue así, y ahora suela seguir esa línea”, comentó.
“Quiero recordarme que esto debe abrirme el mundo y no cerrármelo. Por eso, quiero seguir explorando diferentes géneros, diferentes personajes, sin limitarme a una sola idea. Pero sí me refuerza la idea de que los proyectos que busco, las curiosidades, los cuestionamientos que tengo, tienen un valor, y que ese es un buen camino para continuar como brújula y seguir haciendo mis propias ideas, seguir produciendo lo mío”, agregó.
Otro aspecto que ha marcado la carrera de Adriana Llabrés es su relación con los festivales de cine: “Los festivales son una gran manera de agrupar y comunicar proyectos con un hilo en común, y yo soy fan de todo lo que me agrupe y me facilite digerir y aprender. Mórbido es importantísimo y muy divertido”, dijo.
“La gente que asiste al cine, muchos van disfrazados. Es divertido celebrar, y ahorita, en terapia, mi psicóloga me decía que hay que erotizar más la vida, y no se refiere a algo sexual, sino a darle más vida a la vida. Y siento que los festivales hacen eso”, complementó agradecida.
Para finalizar la entrevista, Llabrés siente que ha ganado una forma más auténtica de articular su ser a través de la actuación: “También me siento un poco, no sé, como si algo me diera más valentía. Creo que el premio sí me da eso: buscar a gente que admiro y con quien quiero trabajar desde un lugar diferente, como que se siente algo más adulto en la profesión”, expresó.
“Porque también tengo un Ariel que me da legitimidad, aunque he trabajado muchísimo por mi actuación en los proyectos. Y es algo que, vaya, no me ha importado si alguien piensa que soy buena o no, porque más bien ha sido la manera en la que puedo articular mejor mi ser: a partir de la actuación”, siguió.
“No es algo para que alguien me diga si está bien o mal, o si le gusta o no; simplemente estoy existiendo a través de mi actuación. Sí me da esa legitimidad que me da ganas, como si iluminara el sendero, que a veces puede ser muy oscuro”, concluyó.