Wicked sigue creando un fenómeno en taquilla, dando vida a la historia tan conocida de Elphaba y Glinda que se volvió popular con la obra de teatro musical. El indicado para llevar a cabo la tarea titánica de transmitirlo a la pantalla grande es Jon M. Chu, director de Locamente millonarios (2018), quien habló con Crónica Escenario sobre los desafíos que encaró al crear esta primera parte de una memorable historia y cómo ha evolucionado como realizador para tomar el gran vuelo hacia el mundo mágico de Oz.
Jon no es desconocido al género. De hecho, su carrera se ha permeado con cintas en las que la música y el baile son componentes fundamentales, desde la saga de Step up hasta la adaptación de En el barrio.
“Estoy muy agradecido por el viaje que he estado haciendo a través de todos esas películas. Empecé en este negocio, me metí en ello muy joven, a los 26 o 27 años. Y tuve que aprender a hacer cine”, expresó.
“Tomar Step Up, una franquicia que fue muy emocionante y que tenía una base de fans grande me hizo aprender sobre bailarines. De hecho, el coreógrafo de Wicked, Christopher Scott, estaba en esa saga y me encantó descubrir el nuevo lenguaje de la danza”, siguió.
También habló de otras lecciones: “De Justin Bieber, la música y su poder, así como G.I. Joe, donde aprendí de los grandes VFX trabajando los terrenos digitales y trabajando con una compañía de juegos. De ellos aprendí elementos diferentes que necesitaba saber y cometí errores en todos ellos, pero siento mucho privilegio de que me dejaran con las suficientes enseñanzas para que pudiera prepararme para algo tan grande como Wicked”, comentó.
“Esa experiencia me permitió enfocarme en lo que realmente importa y todo eso es relevante, pero lo que realmente importa es la historia en sí misma, esta relación entre estas dos mujeres y su amistad, porque todo el tema técnico ya lo había conseguido y sabía cómo hacerlo, así que eso fue un gran beneficio para entrar a esta misión”, agregó.
Inspiración de viejos tiempos
El cineasta asiático americano también habló sobre las inspiraciones tomadas de la novela y el musical para trasladarlas a esta larga cinta dividida en dos partes. “Recuerdo haber ido al teatro, estar sentado y sentirme avasallado por esta hermosa pieza con mi madre al lado”, mencionó.
“El Mago de Oz significa mucho para mi familia porque venimos desde China y la obra tiene la resonancia del Sueño Americano en su historia. Todos imaginamos que al final de nuestro camino amarillo encontraríamos al Mago del otro lado”, manifestó.
“Entonces, el poder ver una versión diferente de esa historia de las Brujas de Oz y tener un espectáculo muy similar a las películas nos otorgó una sensación inmersiva en la que me imaginé cómo se podría ver todo en un largometraje”, continuó.
“Realmente Wicked me conmovió y sabía que algún día algún cineasta tomaría las riendas de un proyecto así. Solo que jamás pensé que ese sería yo en este momento. Pero es todo un honor formar parte de esta gran familia”, complementó.
Los desafíos artísticos
Una de las cosas más llamativas de Wicked es, sin duda, el diseño de producción. Sobre ello, Jon explicó: “Nos inspiramos mucho en el texto original de L. Frank Baum así como en ciertos dibujos. Cada pieza del diseño fue imaginada para ofrecer a la audiencia esa sensación de meterse en este mundo”, dijo.
“Si bien Oz ha sido visitado varias veces antes, buscamos ofrecerles una experiencia como ninguna antes vista. Por eso, todo el diseño existe, está hecho de manera física y que se sintiera en contraste con otros mundos como Nunca Jamás o el País de las Maravillas”, añadió.
“Nathan Crowley es el encargado de los diseños y con él creamos bosques gigantes en los que Cynthia y los pájaros cantaran a la par. Plantamos nueve millones de tulipanes para Oz, junto a ese camino de losas amarillas y la tierra de los Munchkins o la Ciudad Esmeralda con su tren de 60 toneladas. Eso, sumado a los vestuarios de Paul Tazewell, hicieron que de verdad nos sumergiéramos todos en este cuento de hadas”, agregó el cineasta.
Para Jon también hubo un reto para balancear en la cinta el mantenerse fiel al texto clásico y poder crear su propia versión de esa historia de Elphaba y Glinda. “Al ser fanático del show, fui un tanto afortunado pues ya sabía las cosas que quería proteger. Pero también estaba consciente de las cosas que, gracias a las herramientas del cine, podrían ayudarme a transmitir algo que el teatro no logra”, dijo.
“En la obra, Elphaba es superada numéricamente por todos, pero esa perspectiva se podía cambiar al crear un universo alrededor de ella en las que las reglas naturales y físicas de nuestro mundo pueden cambiar. En sí, siempre vi esto como si Elphaba entrara a un mundo musical siendo ajena a ello, algo similar a lo visto en la cinta Pleasantville. Definitivamente, fue una perspectiva diferente a lo habitual”, declaró.
Aunque la autenticidad del proyecto se nota, el cineasta se sinceró sobre el set más complicado de armar para esta versión. “Sin duda Ciudad Esmeralda fue todo un reto por la tradición que tiene en la historia del cine”, comentó.
“Como quisimos de alguna forma romper la cuarta pared en el momento en que llegaran y enfocarnos en los bailarines que las reciben, tuvimos que construir un set donde cupieran estos cientos de artistas usando sus peculiares vestuarios y pudieran seguir siempre el paso de lo que pasaba. A eso le sumamos el trabajo en VFX con animales manejados por titiriteros y todo lograrlo en una sola toma”, añadió.
La importancia de la música
Ni qué decir del montaje musical de la última canción de esta cinta, que también fue el más complicado de hacer. “‘Defying gravity’ fue un desafío porque quieres sentir con Elphaba las cosas que ella siente. Quieres volar a su lado, circundar los cielos y todo el regocijo que ella siente. Hubo un debate sobre qué tanto teníamos que seguir a Cynthia en todo eso. Pero finalmente logramos que todo fluyera bien, pudimos capturar tanto su ira como su rendición al poder que tiene de buena forma”, explicó.
“Y para acentuarlo, usamos una cabina de VFX donde la vemos en acción, pero siempre buscamos lograr ese tono que queríamos, donde queríamos generar la sensación del final de esta cinta, que estas son las bases para apoyarla a ella desde el inicio y poder mostrar que es una bruja que no depende de nadie y que está dispuesta a vivir bajo sus propias reglas”, confesó.
Si bien Erivo y Grande son las estrellas, Chu no la tuvo sencilla al inclinarse por ellas. “Elphaba y Glinda son personajes icónicos capaces de formar a una estrella. Cuando llegué al proyecto, quise buscar gente que no fuera tan famosa o conocida y el casting llevó mucho tiempo”, dijo.
“Cuando Ariana llegó, lo difícil era no imitar a Kristin Chenoweth, porque es tan buena que es capaz de generar momentos brillantes. Supe que necesitaba a alguien que fuera capaz de atravesar los diferentes estados que Glinda te hace pasar. Y todas las veces que Grande lo hacía, siempre le daba algo nuevo al personaje”, siguió.
“Tenía miedo por lo famosa que es, pero definitivamente era la adecuada para encarnarla. Es muy divertida, logró cosas muy profundas y creo que será una total revelación para la gente que la sigue el verla en este papel”, reveló el cineasta.
“Lo mismo sucedió con Cynthia, donde la duda era si podía mostrarnos el secreto que tiene al ser Elphaba, algo de suma relevancia para la historia. Pude ver en ella a una chica muy vulnerable, joven y pérdida a la vez. Y amé eso de ella. Además, su voz tiene un timbre bastante peculiar. Así que estaba claro, tenían que ser ellas dos las protagonistas o simplemente la cinta no hubiera existido”, complementó.
Otra gran virtud de Wicked fue el proceso de cantar en vivo en el set, algo que, en palabras del cineasta, impactó directamente en las actuaciones. “Francamente, no sabía si podíamos hacerlo así porque había viento, efectos y explosiones que podíamos grabar pero era escéptico de cómo se escucharían en el filme”, contó.
“Pero, afortunadamente, contratamos actores que pudieran fluir entre la música y el diálogo así que decidimos intentarlo. Siempre tuvimos un pianista en el set que nos ayudaba a no salirnos del tempo adecuado o, a veces, necesitábamos más espacio. Y fue así que todo floreció, no paramos de hacerlo y creo eso ayudó a la autenticidad de las interpretaciones y la historia misma”, siguió.
Las lecciones de los villanos
Es bien sabido que existe esta tendencia de relatar lo sucedido con los villanos de los relatos, pero Wicked comenzó esa tendencia y su mensaje continúa resonando ahora. Sobre ello, Chu meditó:
“La tecnología y las redes sociales nos han abierto muchas perspectivas donde todos están dando sus opiniones, y eso puede ser difícil, incluso resultar incómodo. Creo que tenemos una elección ahora, si vamos a escuchar a la gente o ignorarlos, y tal vez algunas personas las necesitemos ignorar, pero hay muchas personas que nunca tuvieron el privilegio de tener voz propia”, dijo.
“En este filme, tener un personaje que al parecer no tiene poder sobre eso y verla intentar demostrarse a sí misma el por qué necesita ser aceptada y que hay alguien del otro lado de la ventana para ayudarla a salvarla y a comprender que no tiene que demostrarse a nadie, ni incluso a su mejor amigo, es un mensaje muy importante que resuena ahora”, agregó el director.
“Estamos escribiendo el siguiente capítulo donde cuestionamos qué es lo que parece un villano, qué es lo hermoso. Ahora podemos determinarlo, no solo las personas que tenían control de las historias. La pregunta en el principio es ¿cómo ocurre la maldad? ¿Naces con ella o está en tu sangre?”, dijo.
“Estas son las preguntas que debemos hacernos así como lo que mostramos a nuestros jóvenes sobre cómo queremos que el mundo sea. Las películas siempre han tenido ese poder para cambiar la cultura, afectarla o reflejarla de nuevo en un espejo. Espero que eso sea lo que este filme hace”, apuntó el californiano.
Finalmente, Jon ofreció un poco de lo que podremos vivir en la segunda parte del relato. “Si esta primera parte habla de las elecciones que tomamos, la siguiente será sobre las consecuencias. Puede que enfrentes una soledad al abrazar tu propio poder e incluso puede ser la elección incorrecta muchas veces. Y eso es lo que exploraremos en la siguiente. Será el punto donde el Mago de Oz y Wicked chocarán en una sola historia”, concluyó.