Marcos Muñoz regresó a Macabro en su edición 23 con un proyecto que se aleja de las tripas y la sangre para manejar un miedo más contenido y abordar una narrativa dura sobre la pedofilia con En el nombre de… (México, 2024).
Crónica Escenario charló con el prolífico realizador sobre esta historia que formó parte de la competencia en este reconocido festival y seguirá su corrida por Shorts México.
“El corto nace en el 2018. Y es que desde pequeño me daba mucho miedo lo que son las figuras religiosas en las iglesias. Y ahora que estuve haciendo mucho corto de terror, quería cumplir ese capricho de que se me levantara un Cristo en un cortometraje”, comentó.
“Pero creo que era muy importante el justificar y que tuviera una historia de trasfondo importante o impactante del por qué lo iba a hacer. No quería que fuera solamente un cortometraje de miedo sino que también tuviera un tema que pudiera generar conciencia y alguna reflexión”, mencionó en retrospectiva Muñoz.
“Fue así que decidí tomar el tema de la pedofilia, porque es una realidad que es dolorosa y difícil de confrontar y que necesita ser visibilizada. A pesar de que hay muchas historias que ya dan cierta visión de ello, es un problema que ha sido silenciado por mucho tiempo. Sobre todo que cuando se involucra a figuras de autoridad como los sacerdotes y creo que el cine de horror me parece el medio adecuado para poder exponer esa tragedia”, añadió el también director del aplaudido corto Cascada.
EL PROCESO DEL CORTOMETRAJE
En el nombre de… sigue a Abraham, interpretado por Inti Guerra, un niño atormentado por su pasado y el abuso que sufrió. Al respecto, Marcos señaló: “Fui afortunado en cuestión de que ya lo conocía porque es hijo de un actor con el que había trabajado, que es Jesús Guerra, en mi primer corto que se llama El carroñero”, expresó.
“De alguna manera había esa conexión de amistad e Inti tenía esa parte de artista en la sangre. Lo había visto en otros proyectos que él hacía de repente para YouTube. Esa confianza me hizo darle el protagónico de esta historia. Y la verdad es que lo hizo bastante bien. Creo que esa relación favoreció mucho al cortometraje”, sumó.
Además, el cortometraje cuenta con uno de los Cristos más terroríficos vistos recientemente en el cine mexicano, diseño que Muñoz encontró con ayuda de un gran colega. “Hace unos años tomé un curso de maquillaje con Juan Manuel Méndez, que para mí es uno de los mejores caracterizadores a nivel mexicano e internacional”, dijo.
“Cuando le platiqué la idea de este Cristo y le presenté la historia, me dijo que quería encargarse de hacer el maquillaje. Entonces, prácticamente el diseño fue totalmente de él, quien me fue exponiendo cómo se veía y yo encantado”, agregó.
EL MIEDO A LAS FIGURAS RELIGIOSAS
Y es que cada detalle funciona para enaltecer el miedo en esta figura religiosa. “El factor de la madera y sus acabados, el crujir de la misma que también quedó de maravilla. Fueron sus sugerencias que, además, le dieron esa personalidad como de marioneta”, comentó.
“Mucha gente me ha preguntado si es stop motion o es algún títere y no, es un actor moviéndose como madera. Eso es lo que quise transmitir y me parece que luce tétrico. Esa conjunción del diseño, los movimientos de ese chico y los efectos de cámara, le dieron una buena personalidad al Cristo”, agregó.
EL RETO NARRATIVO DE LA PEDOFILIA
Abordar la pedofilia también presentó un reto narrativo para el director de género. “Es muy difícil de tocar y más cuando te enfrentas con una institución como la religión, ya que es un pilar fundamental en la vida de muchas personas. Y cuando algo tan sagrado es corrompido, creo que el impacto es más fuerte”, manifestó Muñoz.
Ni qué decir del otro gran desafío que presentó el poder filmar dentro de una iglesia. “Eso consiguió la productora que tiene muchos contactos en la zona de Tláhuac. Ella fue la que se encargó de platicar con el sacerdote, le mostró la idea y la verdad es que lo tomó con bastante madurez y consciencia de que es un tema difícil y muy abierto”, explicó.
“Obviamente se hizo con mucha discreción porque la gente de ahí también es muy religiosa. De hecho, hubo un día que se empezó a enterar la gente y corríamos el riesgo de que nos lincharan. Entonces sí fue un caso que tuvimos que mantener muy secreto. Creo que todos estábamos en el mismo objetivo de contarlo”, puntualizó Marcos.
EL TONO DEL FILME
La estética del corto también es bastante peculiar, pues remite a tonos sepias y grises, como un filme viejo de horror. “Todo viene desde la infancia, cuando veía las películas de La Llorona mexicana en blanco y negro y todo eso. La verdad es que te crea una atmósfera tanto visual como sonora de bastante miedo”, comentó.
“A lo mejor la historia no era tan buena, pero esa forma de filmarlas te genera una sensación de decadencia y de peligro. Desde ahí lo quise tomar, con el formato como de 16 milímetros y generar un poco de esa claustrofobia al relato”, mencionó el director, que además oscila entre la pesadilla y la realidad.
“Justo hay dos mundos en este relato. Uno que es totalmente la pesadilla del niño, lo que está enfrentando en su mente. Y por otro lado, la realidad, que la manejo como tipo flashback. Pero realmente lo que estamos viviendo es la pesadilla de este niño. Entonces eso es tal cual algo que causa esta parte de peligro pesadillesco, un poco inspirado en Wes Craven y Freddy Krueger”, confesó.
EL TRABAJO DE MUSICALIZACIÓN
La musicalización también fue parte clave para En el nombre de…, algo que también se influencia de aquel mortal asesino creado por Craven. “Cuando hablé con Jimena Contreras, que fue la compositora, le dije que quería que evocara a ese asesino totalmente”, expresó el cineasta.
“La dejé hacer su magia y el resultado fue que tenemos una banda sonora atrevida que, para algunos no va ad hoc al corto, porque no es una música tradicional con instrumentos. Tratamos de romper un poquitito eso, de apostar y de ver qué pasaba con ello”, añadió.
EL CINE PARA REFORZAR SU FE
Curiosamente, este cuento de terror que critica al poder eclesiástico y su abuso fue un ejercicio catártico para Marcos que lo acabó acercando a su fe. “Perdón que suene muy romántico, pero tuve una conexión con Dios también en este duro proceso”, mencionó.
“Soy católico, pero no soy de los que van cada fin de semana a la iglesia ni nada sino de esos que nomás lo buscan para pedirle favores. Pero de alguna manera sí sentí esa conexión porque era un tema peligroso que si no lo tocaba bien, podía ofender a mi Dios y lo que creo. Fue curioso porque cuando pasaba algo muy feo, luego sucedía algo mejor que realmente detonara el seguir trabajando en la historia”, complementó.
No obstante, hay algunos miedos que sigue teniendo este realizador que poco a poco reafirma su camino en el cine. “Sigo teniendo miedos de alguna manera y creo que para eso están diseñadas las figuras en las iglesias. Para que te intimiden y mires hacia abajo. Pero al fin de cuentas, este corto fue un momento catártico para poder desahogarme y decir que Dios me dio la mano para que ya no le tengan miedo, para decir que vamos caminando juntos”, destacó.
“Gracias a ese miedo que a lo mejor me provocó tuve la inspiración para hacer ese proyecto y me aventé a hacerlo. Y ahora me alienta a seguir trabajando en lo que me gusta, porque siento que me acompañó y me dio la autorización para hacer En el nombre de. Creo que estamos tranquilos y voy a seguir con miedo si me encierran en la noche en una iglesia pero ya puedo decirle que no se pase de lanza conmigo”, añadió.
OTROS APRENDIZAJES DEL FILME
Asimismo, Muñoz reconoció que tuvo mucho aprendizaje en este proceso. “Reforcé mi resiliencia al contar historias y serle fiel al mundo del cine. Y es que cada vez que se va escalando, te encuentras con más problemas y te vas dando cuenta de lo cochino que es el cine”, dijo.
“Esta labor es de aguantar, pero al final llegó con el cortometraje contento, con ganas de que la gente lo vea. La verdad es que no me importa si se ganan premios o no sino que se haya contado y que se vea en pantalla grande. Ya lo que pase, la verdad es que me doy por bien servido”, aseveró.
Cerrando la conversación, Marcos habló de los planes que tiene para continuar creando historias. “Tengo bastantes historias ahí en la mente que por falta de tiempo no he podido aterrizar. Igual hay desde terror y tripas para seguirme divirtiendo junto a otros cortos que estoy retomando de mis traumas de pequeño”, enfatizó.
“Me gustaría seguir aprendiendo en el camino de crecimiento. Además de que tengo la espina del largometraje, algo que como cineasta independiente lo piensa también como productor. Actualmente tengo en esa fase de echar a andar tres historias para eso y ver cuál funciona”, expresó.
“Por un lado tengo algo igual de terror, por otro tengo una animación que me encantaría hacer en 3D de terror pero para niños. Y por otro lado quiero hacer algo de la biografía de un luchador mexicano, pues soy fan de la lucha libre y hay un luchador ahí que creo que ha sido de los más importantes en México y que me parece mejor que el propio Santo o Blue Demon y que merece tener una buena película o que la gente sepa de su vida”, concluyó.