Escenario

ENTREVISTA. El cineasta y el icónico actor hablaron con Crónica Escenario sobre su más reciente colaboración en el remake del clásico del cine mundial que recién estrenó en salas mexicanas

Robert Eggers y Willem Dafoe desvelan secretos detrás de la sombra de ‘Nosferatu’

Arte de Nosferatu (ESPECIAL)

La nueva visión de un clásico del terror llegó a cines de la mano de uno de los directores más interesantes de los últimos años. Desde las entrañas del expresionismo alemán llega Nosferatu, que busca darle nueva sangre al infame Conde Orlok a 103 años de su presentación.

Crónica Escenario charló con el cineasta Robert Eggers, así como con el histrión Willem Dafoe sobre esta interesante versión y los secretos detrás de la sombra de este infame vampiro que llegó a las salas de cine nacionales este fin de semana.

En 1838 el joven ayudante de Hutter, tiene que viajar hasta Transilvania para cerrar una venta con un cliente, un conde que vive en un castillo de Los Cárpatos. Tras un complicado y siniestro viaje llega al lugar, donde las escalofriantes experiencias continuarán. Hutter se descubre la marca de unos colmillos en su cuello y pronto comprenderá que el conde es en realidad la reencarnación del vampiro Nosferatu.

Una conexión con el vampiro desde la infancia

Eggers comenzó hablando sobre su relación con Nosferatu y cómo se diferencia de otras aliteraciones del mismo. “Lo vi cuando tenía 9 años y estaba muy atraído por la interpretación de Max Schreck y el diseño del maquillaje que hizo él mismo, junto a los movimientos que creo justifican porqué el filme es tan icónico”, comentó.

“Pero a lo largo de los años he aprendido mucho más sobre la criatura, sobre Drácula y los vampiros y creo que la interpretación de Kinski es el mejor chupasangre mientras que Gary Oldman ofrece al mejor conde de su tiempo. Pero aquí necesitaba volver al folclore mismo de la leyenda, siendo un cuerpo caminando que fuera una real amenaza para todos en lugar de un antihéroe romántico”, añadió.

Por su parte, Defoe expresó sus diversos acercamientos previos con esta obra. “Me involucré desde que hice La sombra del vampiro y di vida a Max Schreck, el actor. Y fue una comedia, un filme muy diferente que éste, pero me introdujo a su universo”, expresó.

“Había visto el Nosferatu de Murnau antes, pero en realidad lo estudié porque realmente copié ese filme para encontrar mi inspiración para encarnar a Max. He visto muchos tipos de adaptaciones de la historia y todos son bastante diferentes. Me gustaron varias de esas iteraciones, pero ninguno es como éste, que se siente mucho más terrenal o realista”, agregó.

Imagen del rodaje de Nosferatu (CORTESÍA)

Un filme con la visión de Ellen Hutter

Otra de las distinciones de la visión de Eggers es ver el relato a través de la mirada de Ellen Hutter, interpretada por Lily-Rose Depp. “Fue emocionante pues ella es la protagonista al final del filme de Murnau y pensé que sería mucho más interesante si estuviéramos con ella desde el principio”, mencionó.

“Algo que nos ayudó a desarrollarla es que ella es sonámbula en la cinta de 1922. Muy a finales del siglo XIX se decía que las personas con este padecimiento eran más sensibles para detectar o mirar otras cosas”, manifestó el cineasta.

De ahí la importancia de su impacto en el personaje: “Esa fue la clave para trabajar sobre ella, esta dama que no encaja en la sociedad de su época. Me gusta la idea de que aquí ella es tanto víctima de su entorno como el vampiro mismo, lo cual es cierto y hasta trágico porque Ellen tiene esa parte oscura de sí misma que no puede ser vista o entendida por nadie, como la melancolía”, dijo.

“Y eso se manifiesta en todas estas diferentes formas que la llevan a que solamente pueda conectar con un demonio en una relación donde ambos son extraños y que genera complicidad entre ellos así como un reconocimiento de su oscuridad mutua”, complementó el oriundo de Nueva Hampshire.

Una profunda reflexión sobre la muerte

Eggers también ahondó en el factor de la oscuridad y la muerte, mismos que permean la narrativa de este filme.

“Siempre he estado un poco obsesionado con la muerte, al menos en ese tipo de cosas, así que una de las grandes flexibilidades o la gran fuerza de la historia de los vampiros es que tienes a una persona del otro lado que viene a visitar el viviente y eso es muy fuerte para mí porque abre ese otro mundo y empieza un tipo de diálogo sobre nuestra existencia y nuestra muerte. Además, en la parte inferior de todo, hay algún tipo de inquietud filosófica que creo ocasiona una gran atracción”, expresó.

Willem Dafoe en Nosferatu (CORTESÍA)

Un filme con grandes estrellas

En esta versión, Defoe da vida al Profesor Albin Eberhart Von Franz, un excéntrico científico que podría ser la última esperanza en contra de Nosferatu. “Rob me dio mucho material para leer, porque en mis diálogos hablo de cosas que no practico o que realmente no sabía”, expresó.

“Cuando tenemos un pentagrama, quiero saber de qué se trata así que lo más natural es investigar sobre ello y después es divertido ver el impulso detrás de esas cosas”, declaró acerca de la peculiar preparación que tuvo para interpretar el papel.

“Así te conectas más con el material, además de que quisimos dejar un poco de lado los tropos habituales de Hollywood de los vampiros e inclinarnos más hacia esas raíces folclóricas porque con ello te conviertes en creyente y comprendes el modo en que te expresas de diferentes maneras dentro de la narrativa”, sumó.

Pero su Von Franz no tendría voz sin el apoyo de sus colegas Nicholas Hoult y Lily-Rose Depp.

“Ella me sorprendió, tiene un rostro hermoso que realmente en las ropas que tenía en el escenario, bastaba mirarla para transportarte a su espíritu. Fue realmente genial trabajar con ella, tenemos esas tomas largas donde la gente tiene que ser muy disciplinada y consciente de los movimientos de cámara y su relación con otros actores. Además fluyó mucho emocionalmente, lo cual ayudó a nuestra relación”, afirmó.

“Con Nick, lo conocí desde que lo vi en la cinta como el niño protagonista de Un gran chico. Es fantástico físicamente y también es increíble pues captura ese tipo de bendición, justicia e inactividad de su papel sin lucir como un tonto”, continuó.

“Así que él tiene esa inocencia noble que me pareció cautivadora en otros sentidos mientras intentaba no quemar su rostro con mi antorcha. Es alguien realmente fuerte e inteligente y fue divertido trabajar con él en estas escenas donde existe cierto humor en sus diálogos”, agregó el galardonado actor.

El cineasta Robert Eggers (ESPECIAL)

La pasión actoral

Y es que, para Defoe, existen puntos importantes para reafirmar su labor actoral. “Como actor, para diferentes películas tienes que prepararte de manera diferente, Son necesarias diferentes actividades, así que siempre tienes que reivindicar tu proceso y cómo se enfrentan a las cosas o incluso tus sentimientos sobre el desempeño”, destacó.

“Pero una cosa que resulta bastante consistente es que siempre trato de abordarlo desde un punto de vista físico, desde un hecho, desde las acciones. Así que una manifestación física de ese gesto para lograr algo es muy importante para lograr algo”, complementó.

Si bien el Conde Orlok suele ser retratado de forma desagradable, Eggers decidió que, aquí, ahondaría en un aspecto mucho más humano pero igual de tenebroso. “Creo que no se basó específicamente en Vlad el Empalador, pero si lo observamos, sobre todo las características faciales, podemos encontrar ciertas similitudes allí así como de muchos otros regidores transilvanos diferentes e incluso desde el cabello”, dijo.

“Aunque también David White, el diseñador de las prostéticas, queríamos ver algo de Schreck en él. Por eso, los dedos y la forma de la espalda nos ofrecen un vistazo a ese diseño mientras le damos su propia identidad humana”, sumó.

Una mirada propia sobre Nosferatu

Aunque narrativamente la base de Nosferatu es muy conocida, para el cineasta estadounidense había retos al tomar las riendas y darle su propia mirada a este relato. “Es importante para mí reconocer y respetar a Murnau y Galeen, el escritor, y Albin Grau y todo aquello que los inspiraba a ellos”, expresó.

“Así que estudié mucho sobre eso, pero luego tuve que interpretarlo a mi propia manera. Y algo que mi director de fotografía y yo dijimos desde el principio es que no íbamos a replicar ninguna de las escenas originales, lo cual a veces es difícil porque hay unas tomas que son bastante buenas”, siguió.

Para ello, Robert se alimentó de otras influencias que se encuentran detrás del vampiro. “Definitivamente The Innocents de Jack Clayton es la influencia cinematográfica más grande en el filme, aparte del film de Murnau, pero también hay inspiración literaria”, explicó.

“Realmente, cuando entendí que es una relación de amantes demonios, que ese es el arquetipo con Ellen y Orlok, me incliné mucho hacia Cumbres Borrascosas; eso sumado a los mejores libros de vampiros, algunos textos de Paul Barber. Siempre quise jugar con esa especie de desorden de personalidad donde existe una lucha de poder entre dos”, concluyó.

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