Escenario

ENTREVISTA. El actor, director y productor de cine islandés nos habla de su más reciente proyecto con la que deja de lado las grandes producciones de Hollywood para volver a sus raíces fílmicas

Baltasar Kormákur busca inspirar con ‘Touch’, un filme sobre el amor en tiempos de pandemia

Baltasar Kormákur Imagen del realizador. (Especial)

El actor, director y productor de cine, Baltasar Kormákur, estrenó internacionalmente su más reciente cinta, Touch. Basándose en una novela del autor Ólafur Jóhann Ólafsson. El nacido en Islandia deja de lado las grandes producciones de presupuestos espectaculares y los excesos hollywoodenses para volver a sus orígenes con una bella, sencilla y minimalista historia de amor perdido reencontrado en tiempos de pandemia.

La sinopsis del filme es la siguiente: Durante varias décadas y en diferentes continentes, un hombre se embarca en un viaje emocional para encontrar a su primer amor desaparecido hace 50 años, antes de que se le acabe el tiempo.

En Crónica Escenario charlamos con el islandés sobre este bello proyecto que se espera llegue a cines próximamente.

Una de las claves de esta nueva cinta es el volver a sus raíces, aquellas que se enfocan en las historias íntimas de poco presupuesto. “Fue maravilloso volver a ello y creo que tenía la necesidad de eso, para ser honesto, porque también trabajé mucho en el teatro”, expresó el realizador.

“He hecho Shakespeare como director, y todo tipo de cosas que, cuando tu vida toma un camino determinado, y tal vez como Christopher, protagonista de este relato, tienes que mirar atrás y conectar cosas”, continuó.

Esa reconexión le abrió un camino creativo: “De verdad necesitaba mirar hacia atrás y hacer un filme que tenía un significado fuerte para mí y mis padres, que se conocieron exactamente como Miko y Christopher en la historia, en un restaurante en Reykjavik. Mi padre es catalán y mi madre es de Islandia, así que todo mi ser está basado en un incidente como ese”, dijo.

Así que Touch se convirtió en algo muy real para mí y tal vez nunca encontré la manera de hacer un filme biográfico o sobre ellos pero tal vez si podía expresar mi relación y entendimiento del amor, mi esperanza sobre ese sentir a través de una historia como ésta”, agregó Baltasar.

‘Touch’ de Baltasar Kormákur Fotograma del filme. (Especial)

“Además, cuando tenía 30 años hice un filme llamado 101 Reykjavik con Victoria Abril sobre un hombre que se enamora de una mujer lesbiana y su novia. Fue una comedia negra sobre el amor. Quizás mi punto de vista sobre ello haya cambiado un poco y es más sincero hoy en día. Me gusta permitirme cambiar como cineasta también, en lugar de simplemente repetir algo para rellenar las expectativas de la gente”, señaló el director.

De los retos que esta nueva cinta le presentó a Kormákur fue el tener que trabajar al lado de su hijo. “Honestamente no tenía idea que tenía este talento. Tengo dos otros hijos que son actores y él es un artista bueno en la escuela en Países Bajos. Pero mi director de casting le sugirió que viniera a una audición, se apareció y estaba muy sorprendido cuando lo vi”, explicó.

“Me contó que quería desafiarse a sí mismo. Dejé de pensar en eso hasta que me llamaron y quienes no sabían que él era mi hijo, me comentaron que era evidente que era el tipo que estábamos buscando. Entonces, me di cuenta de que tenía un problema porque ahora él tenía todo el poder y yo lo había perdido”, recordó.

“Luego, me percaté de que, en realidad él, como buen pintor que hace un retrato de sí mismo para expresar algo a través de sí, era una expresión de mí mismo puesta en la cinta. Como su padre, siempre tuve una visión telescópica de él además de que es tan cercano a mí que puedo percibir cada momento en el que no es auténtico”, siguió.

Y él es tan crítico de su propio trabajo, y después de que ambos enfrentamos un duro proceso con su madre y el divorcio, esta cinta fue la mejor cosa que podría haberle sucedido a nuestra relación para conocernos como artistas y adultos y así fortalecer nuestros lazos”, complementó el realizador.

La belleza y dolor detrás de Touch son potenciadas por la gran labor de Bergsteinn Björgúlfsson, director de fotografía del filme. “Es el mejor en Islandia y, para este filme, tomó como base el trabajo de Sven Nykvist con Ingmar Bergman, donde creaba una luz muy bonita. Aquí, la luz y el calor se reflejan, jugando con ellos como si fuera una memoria, casi como la imagen de un espejo un tanto deslavado”, contó.

‘Touch’ de Baltasar Kormákur Fotograma del filme. (Especial)

“Además, decidí que quería filmar con una luz natural y que todo fluyera. Tenía que ser muy honesto con la grabación para permitir que la simpleza del relato cobrara vida en la pantalla; eso fue muy evidente para mí. No quise intervenir en absoluto en el proceso, ni usar una cámara genial para mostrarle a la gente lo inteligente que soy con mis herramientas”, aseveró Kormákur.

Pocos años después del término de la trágica pandemia que encerró al mundo, Touch se anima a tocar este tema con una bonita metáfora sobre el contacto. Al respecto, el islandés expresó:

“Ese tema estaba en la novela de Ólafur Jóhann Ólafsson y creo que la gente está lista para ver al COVID de esta manera porque no se trata de la enfermedad en sí, sino de la situación de la pandemia. No buscaba faltarles al respeto a las personas que sufrieron pérdidas o enfermaron gravemente por ello, pero hay muchas situaciones abstractas en las que nos enfrentamos en ella”, comentó.

“Recuerdo entrar a un negocio en Islandia, donde alguien me paraba y me decía que solo había 20 personas en el negocio y que tenía que esperar en el lado de la esquina para entrar pero había 50 personas ahí, y yo pensaba ¿cómo esto va a hacer que nadie esté enfermo?”, sumó.

“Creo que hay una cierta ironía cómica en ello, pero esta historia también se trata de alguien en un momento en que parecemos desvanecernos. No podemos ver a nuestros hermanos, no podemos tocar a nuestros amantes o nuestros hijos, y Christopher toma una decisión en ese momento crucial, al buscar a aquella persona que tocó toda su vida. Además, me encanta el hecho de que él es un personaje que no se rige por reglas, sino por instinto”, acotó el cineasta y guionista.

En medio de todo esto, se encuentra la bella tragedia del amor que cambia su vida para siempre. “Él se encuentra lentamente y se va, es el tipo que camina a una casa y luego se va por otro camino y su vida toma un turno diferente. Pero luego algo le ocurre, pierde a esta chica y, con ella, este instinto suyo y solamente ve la vida pasar”, comentó.

“Esto no es culpa de su esposa, ella era maravillosa pero él no estaba ahí. Era un terrible esposo, pero eso se ha ido y entonces vuelve a sí mismo de nuevo. De alguna manera, cuando las responsabilidades se van y no tenemos que cargar tanto, nos volvemos más como éramos”, continuó.

Por supuesto, ligeramente diferentes, pero nos permitimos ser nosotros mismos y no estamos cumpliendo las expectativas de otras personas. Me gusta que él simplemente desaparece sin un plan”, explicó Baltasar sobre su protagonista.

Pero Touch también se atreve a hablar de las huellas del pasado y las consecuencias migratorias detrás de hechos fatídicos. “Una de las cosas en las que realmente me atrae del libro, es que cuando hablamos de cosas horribles como Hiroshima, normalmente lo hacemos buscando quién es culpable ¿Fue Pearl Harbor el final de la guerra, fueron las bombas o la ambición japonesa?”, expresó.

“Pero cuando tomas a alguien que te cuente de forma linda y hermosa la historia de los más vulnerables de los vulnerables, se resignifica la tragedia. Se sabe que una bomba atómica arruinó más o menos su vida porque, a partir de las consecuencias que ella sufrió, nadie va a decir ‘eso es una mierda’”, dijo el también director de filmes como Everest (2015) y A la deriva (2018).

“Entonces, ésta es una manera de llegar a la parte más humana de la gente para discutir un acto terrible de guerra y creo que en los tiempos en los que vivimos, al menos para quienes nacimos bajo la Guerra Fría con la amenaza de la bomba atómica durante todas nuestras vidas, sabemos que los jóvenes de hoy están conscientes de ello, pero no han vivido lo que se siente”, enfatizó.

Y los líderes del mundo ahora se la pasan amenazando a los demás con repetir esos actos. Por ello, pensé que era un buen momento para contarle a la gente sobre las consecuencias de ello, enfocándome en una víctima y una historia”, concluyó Kormákur.

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