Como si fuera poco lo que están pasando los vecinos del norte específicamente en Hollywood otra noticia viene a ensombrecer el panorama, el aclamado cineasta estadounidense David Lynch falleció a los 78 años, confirmado por su familia en un comunicado en redes sociales donde escribieron, “con profundo pesar, nosotros, su familia, anunciamos el fallecimiento del hombre y artista David Lynch”.
“Apreciaríamos algo de privacidad en este momento. Hay un gran vacío en el mundo ahora que él ya no está con nosotros. Pero, como él diría, ‘Mantén la vista en el donut y no en el agujero’. Es un hermoso día con un sol dorado y un cielo azul en todo momento”, continuó el escrito.
El propio cineasta anunció el pasado agosto que sufría de enfisema pulmonar, un trastorno crónico por el que se obstruyen los pulmones y se dificulta la respiración. En una entrevista con la revista Sight & Sound el año pasado, Lynch reveló que debido a los temores de Covid y su diagnóstico de enfisema, ya no podía salir de casa, lo que significaba que si volvía a dirigir, sería de forma remota.
Aunque en la comunidad cinematográfica mundial era conocido como el director cuatro veces nominado al Oscar o el cineasta o detrás de Eraserhead (1977), The Elephant Man (1980), Dune (1984), Blue Velvet (1986), Wild at Heart (1990) o Mulholland Drive (2001) cabe mencionar a las personas no tan doctas en cine la importancia de Lynch.
Nacido en Missoula, Montana, en 1946, David Keith Lynch inició su carrera como estudiante de arte, creando cortometrajes experimentales que sentaron las bases de su estilo característico.
“Mi infancia fueron casas elegantes, calles con árboles, el lechero, construir fuertes en el patio de atrás, volar aviones, cielos azules, vallas de madera, hierba verde, cerezos. La América media como tiene que ser. Pero el cerezo rezuma resina, a veces negra, a veces amarilla, y millones de hormigas rojas se arrastran por él”, expresó el cineasta en una entrevista realizada por Chris Rodley en 1998.
“Descubrí que si uno observa más de cerca ese mundo hermoso, siempre encuentra hormigas rojas por debajo. Como yo crecí en un mundo perfecto, las otras cosas componían un contraste. Veía las cosas en primeros planos exagerados. En uno, por ejemplo, la saliva se mezclaba con sangre. O en planos largos de un entorno pacífico. Tenía cantidad de amigos pero me encantaba estar a solas mirando los insectos que bullían en el jardín”, continuó el realizador.
Comenzó su carrera realizando cortometrajes a finales de la década de 1960 formó parte de la promoción de 1970 del American Film Institute (AFI). Su primer largometraje, que desarrolló durante sus días en el AFI, fue Eraserhead, que escribió, dirigió y que se convirtió en un clásico de culto del cine de medianoche. Eso lo llevó a su primer gran éxito con El hombre elefante.
El propio director se mostró siempre reticente a la hora de clasificar el significado de su obra para el espectador. En la colección de entrevistas que abarca un libro, Lynch On Lynch (2005), abordó el núcleo enigmático de su trabajo con el escritor Chris Rodley.
“Bueno”, dijo Lynch, “imagínate si encontraras un libro de acertijos y pudieras empezar a desentrañarlos, pero fueron realmente complicados. Los misterios se harían evidentes y te emocionarían. Todos encontramos este libro de acertijos y es justo lo que está pasando. Y puedes resolverlos. El problema es que los descubres dentro de ti mismo, e incluso si se lo dijeras a alguien, no te creerían ni lo entenderían de la misma manera que tú”.
Por otro lado el cineasta estadunidense fue homenajeado en 2020 en el Festival Internacional de Cine de Guanajuato por su trayectoria, dejando un mensaje de paz para los tiempos de crisis, utilizando las herramientas digitales para crear un espacio virtual en el que el director de cine visitó el icónico Teatro Juárez desde su estudio en Los Ángeles.
El el GIFF al director le fueron otorgados los reconocimientos a la trayectoria simbólicos del festival como la Cruz de Plata y la Medalla de la Filmoteca UNAM: “Si yo fuera presidente México y Estados Unidos estaríamos tan cerca”, dijo para robarse el corazón de los mexicanos.
“Estoy aislado y amando el aislamiento. Les hablo desde mi estudio, así que no he podido hacer ninguna película. Pero estoy pintando y haciendo esculturas”, dijo en ese entonces en una videoconferencia, en la que reiteradamente mostró su agradecimiento mientras hacía visible la Cruz de Plata del certamen: “¡Quiero agradecerles por este honor!” o “Estoy feliz de ser parte de esto. Gracias al festival por hacer esto posible. ¡Viva México!”, enfatizó.
Pero, sobre todo, fue su mensaje de despedida el que quedará enmarcado como uno de los grandes momentos en la historia del festival: “El arte es extremadamente importante. Pero la paz también es importante. Así que pensemos en el otro lado de esta transición por un mundo de paz. Si yo fuera presidente de México y Estados Unidos estarían mucho más unidos. No habría muro. Habría una mano de amistad”, dijo en medio de aplausos de avatares.
Dos años atrás de este homenaje, David Lynch fue blanco de críticas por un artículo publicado en el diario británico The Guardian, en el que admitió haber apoyado a Bernie Sanders en las primarias demócratas de 2016, antes de apoyar al candidato libertario Gary Johnson en las elecciones presidenciales o Hilary Clinton. Pero fueron sus palabras sobre Donald Trump en el título de la publicación las que cobraron un sentido distinto: “David Lynch: Trump “podría pasar a la historia como uno de los mejores presidentes de la historia”.
Luego de unos días el mismo cineasta aclaró la cita, porque en su momento, además, fue tomada por Donald Trump para enaltecer su campaña, así que escribió una carta publicada en sus redes sociales: “Esta cita que se ha difundido fue sacada un poco de contexto y necesitaría algunas explicaciones”, dijo.
“Desafortunadamente, si continúa como hasta ahora, no tendrá la oportunidad de pasar a la historia como un gran presidente. Esto sería muy triste para usted, y para el país. Está causando sufrimiento y división. No es demasiado tarde para dar la vuelta al barco. Dirija nuestra nave hacia un futuro brillante para todos”, siguió.
“Puede unir al país. Su alma cantará. Bajo un gran liderazgo amoroso nadie pierde, todos ganan. Es algo en lo que espero que piense y tome en serio. Todo lo que debe hacer es tratar a todas las personas como le gustaría que lo trataran a usted. Sinceramente, David Lynch”, cerró el texto.
Palabras que en ese entonces tenían una fuerza importante y que hoy en día recaen con mayor fuerza con el inicio del segundo ciclo como precedente de Donald Trump, el cual empieza con su investidura el próximo fin de semana.
Excéntrico y visionario, el cineasta obtuvo nominaciones al Oscar por escribir y dirigir The Elephant Man de 1980, que obtuvo una nominación a Mejor Película, y por dirigir Mulholland Drive y Blue Velvet. En 2000, recibió un Oscar honorífico por su trayectoria en los Governors Awards. También obtuvo la Palma de Oro en Cannes por Salvaje de corazón en 1990 y fue nominado al premio otras tres veces. Ganó el premio al Mejor Director en el festival por Mulholland Drive en 2001.
Además de ser un pintor reconvertido en cineasta de vanguardia, cuya celebridad, influencia y singular visión distorsionada del mundo se extendieron mucho más allá de la pantalla de cine para abarcar la televisión, la música, los libros, los clubes nocturnos, una línea de café orgánico y su Fundación para la Educación Basada en la Conciencia y la Paz Mundial.