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Después de haber reprogramado la serie de conciertos que el argentino tenía previstos en septiembre pasado en nuestro país debido a un accidente doméstico, Fito Páez llevó a todos los asistentes a un recorrido musical que abarcó gran parte de los éxitos de sus más de 40 años de carrera musical.
En punto de las 20:00 horas, las luces del recinto se apagaron para dar inicio a dos horas de una presentación que a pesar de que el escenario fuese el Zócalo de la ciudad de México, se tornó a una noche íntima, emotiva, así como explosiva.
“El amor después del amor” fue el tema inicial de la noche, seguida de “Dos días en la vida” y “Tráfico por Takmandú” canciones que son parte del disco homónimo EADDA9293.
Cuatro pantallas gigantes al fondo, un par de pantalla a los costados, juegos de luces, acompañado de un cuarteto de saxofones, sus músicos de cabecera así como su ya característico piano, fueron los elementos en el escenario que llevaron a cabo el recital.
“Qué hermosura estar esta noche aquí, qué gran honor México” el argentino saludaba al público mexicano, para después interpretar “11 y 6”, “Yo vengo a ofrecer mi corazón” y “Cadáver exquisito”.
Entre los asistentes podrían verse personas de todas las edades, familias enteras, seguidores que a lo largo de la carrera de Fito lo han acompañado, así como personas que presenciaban por primera vez un concierto de Fito Páez y en eventos de este tipo organizados por el Gobierno de la Ciudad De México, son una oportunidad para poder disfrutarlo en vivo.
El zócalo se volvió uno al entonar a capela, “Un vestido y un amor”, deleitando a los presentes con el piano en “Tumbas de la gloria” y elevar la noche con el poder de los riffs de “Naturaleza sangre”, Fito en todo momento mantuvo interacción con el público dirigiendo la noche en el vaivén de emociones y sentimientos que sus canciones presentadas en vivo, emanan.
Una de las canciones más esperadas de la noche fue “A lado del camino” de su disco Abre de 1999, para dar pie a “Brillante sobre el mic” misma que el cantautor que, con las luces apagadas en el escenario, invitó a los asistentes a prender la luz de su celular creando un ambiente agradable en el lugar.
Para el final de la noche, el originario de Rosario interpretó “A rodar mi vida”, “Dar es dar” y la canción icónica de su carrera “Mariposa tecknicolor”.
El cantante regresó al escenario para interpretar una versión de más de diez minutos de “Y dale alegría a mi corazón” cantando junto con el público, sin micrófono ni piano dando fin a una noche llena de melancolía, amor, alegría dejando al público contento tras el concierto que tuvieron oportunidad de presenciar.