Escenario

ENTREVISTA. Crónica Escenario habló con los cineastas Alfredo e Isabel Alcántara sobre su filme que es una investigación de aguas radiactivas en un poblado de Guanajuato

‘La edad del agua’: Un documental sobre los peligros de la contaminación de los mantos acuíferos

‘La edad del agua’ de Alfredo e Isabel Alcántara Fotograma del filme. (Cortesía)

El mundo está cambiando y los recursos que nos hacen vivir nuestras vidas parecen ir en constante declive. Uno de ellos es, sin duda, el agua. Ante la escasez de la misma por el cambio climático, los documentalistas Alfredo e Isabel Alcántara dieron con un caso donde la contaminación de este líquido vital ha provocado enfermedades y muertes.

Una pequeña comunidad rural en México sufre las muertes de tres niñas debido al cáncer. Un grupo de mujeres decide investigar las causas, exponiendo inesperadamente la presencia de radiactividad en el agua. Su investigación detona una batalla en contra de las autoridades, determinadas en desbaratar sus esfuerzos. Su travesía exhibe los peligros que residen en los mantos acuíferos más profundos de México.

Crónica Escenario charló con ambos directores sobre La edad del agua (The age of water), proyecto que estuvo dentro de la Selección de Documental Mexicano en la 22ma edición del FICM que resuena y reflexiona sobre el cuidado y la protección de nuestro medio ambiente.

Alfredo recordó cómo fue que comenzaron a dar con esta investigación en el poblado de La Cantera en Guanajuato. “El doctor Marcos Adrián Ortega Guerrero, que es hidrogeólogo, nos invitó a acompañar a una comunidad donde estaba él realizando algunas pruebas del agua”, dijo.

“Había solicitado la ayuda de la universidad para investigar el porqué de algunas enfermedades que habían surgido ahí en la comunidad que causaron que tres niñas fallecieran de un cáncer muy agresivo y en donde las autoridades locales no estaban haciendo nada al respecto”, siguió.

El realizador profundizó en el origen del proyecto: “Estábamos investigando algo completamente diferente sobre aguas contaminadas en la ciudad de San Miguel de Allende. Cuando fuimos a La Cantera, conocimos al grupo de mujeres que estaba trabajando con ellos y al escuchar sus historias y ver todo lo que había pasado nos sentimos sumamente inspirados”, señaló.

“Lo que nos llamó mucho la atención fue que las mujeres en sí eran las que llevaban la batuta y se lanzaron a la investigación, cosa que les causó muchos problemas sociales y de señalamiento entre las autoridades”, continuó.

“Fue muy oportuno el momento, además de que empezaron a ocurrir todos los hechos y nos dimos cuenta que estábamos ya grabando el documental. Siete años después, teníamos una historia que muestra como ellas trascienden de sus roles más tradicionales en la comunidad a convertirse en activistas”, comentó Isabel.

El título de La edad del agua suena fuerte para la época que estamos viviendo, además de que se acopla perfectamente a la dura problemática reflejada en el proyecto. Al respecto, Alfredo comentó: “Es algo que nos atrajo mucho, un concepto que en realidad nunca habíamos escuchado”, comentó.

“Y platicando con el doctor Marcos Adrián Ortega, que lleva décadas estudiando este fenómeno y estudiando la sobreexplotación de los acuíferos en toda esta región de Guanajuato, el hecho de que hemos llegado a tales profundidades en busca de agua, más que nada por la agroindustria en toda esta región, que usamos básicamente lluvia que cayó durante la época de los dinosaurios, de los mamuts, y que ingresó al acuífero en ese entonces y que ha estado ahí almacenada”, siguió.

Nosotros, como seres humanos, hemos extraído tanta agua que ya llegamos a ese nivel y ese líquido es extremadamente nocivo para la salud

—  Alfredo Alcántara

“Es un problema para el país entero, que tal vez no ha llegado a este nivel tan antiguo como en esta región, ya que no tienen la misma sobreexplotación de la agroindustria, pero es siempre el riesgo que los acuíferos exploten tanto por todo el país que lleguemos a este punto”, siguió Isabel.

“Y, en efecto, ahora es la época más importante para hablar del agua, de la escasez y de que viene un conflicto muy grande entre la humanidad de quién tiene acceso a este recurso que puede llegar a no ser apto para el consumo humano”, añadió la cineasta.

“La agroindustria y la sobreexplotación industrial se ha llevado el agua y la convierten en brócoli, en espinaca, en fresas y se la llevan en forma de dinero. Nos gusta mucho ese doble sentido del título, porque sí hablamos de la literal edad del agua, pero también es un momento muy presente para explicar todos estos conceptos”, complementó.

Si bien el agua es el centro de atención, también el factor humano forma parte del impacto de este documental con las historias de estas activistas en busca de justicia, aunque no fue del todo sencillo.

“Fue difícil entrar a la comunidad como dos personas que viven en el extranjero. Entras con una cámara y entras buscando una historia narrativa y nadie está preparado para ser observado de tal manera”, expresó Isabel.

“Lo que hicimos fue que, a través de todos los años, nos incorporamos a la comunidad, a sus familias y estuvimos tan apegados a ellos que fuimos parte de su día a día y así pudimos un poco abrir las puertas de todas estas conversaciones más emotivas donde nos dijeron sus miedos, sus dudas y creo que, por nuestra parte, le dimos un poco más de fortaleza al movimiento porque sabían que iba a haber un proyecto detrás de lo que estaban haciendo ellas en la comunidad y su lucha por limpiar el agua”, comentó.

‘La edad del agua’ de Alfredo e Isabel Alcántara Fotograma del filme. (Especial)

“Además, la decisión que ellas tomaron de investigar fue algo que tuvo un precio muy alto para sus vidas y para nosotros eso fue muy importante poder documentarlo, cómo esa decisión afecta la vida de cada una de ellas”, externó la codirectora.

Otra de las virtudes del proyecto es el derecho de réplica que tienen las autoridades involucradas en la problemática, algo que añade una perspectiva de ambas partes.

“Para nosotros era muy importante poder tener ese balance y escuchar el lado de las autoridades. La verdad, los responsables de CONAGUA fueron muy abiertos, siempre dispuestos a compartir y abrirnos las puertas para platicar sobre lo que estaba pasando”, aseveró Alfredo.

“Ellos tienen su versión y tuvimos un acercamiento positivo. En todo momento fuimos honestos sobre lo que estábamos haciendo, lo que estábamos analizando y en ese entonces ellos nos invitaron a escuchar y presentar básicamente lo que veían como los hechos que estaban ocurriendo”, siguió.

“Tenemos el corazón muy atado a la historia de las mujeres y el padecimiento de la comunidad, pero a la vez fue importante para nosotros poder tener ese equilibrio de puntos de vista”, dijo.

La cineasta también externó su punto de vista sobre este aspecto: “El personaje de las autoridades dentro de la historia también proporciona esa complicación donde uno comparte el sentimiento humano de que lo único que quieren es que las autoridades arreglen el problema y den agua potable para la comunidad, lo cual es algo que proporciona la historia”, dijo.

“Pero a la vez complica el caso que las autoridades mismas están diciendo que este tipo de agroindustria y desarrollo es algo que trae mucho beneficio a México, que abre trabajos. Creo llegamos a este punto donde es un estira y afloja complicado que tiene que abrir una conversación mucho más dinámica de lo que está pasando”, acotó a su vez Isabel.

Aunque el final del documental ofrece un panorama desalentador para el problema de La Cantera, los cineastas siguen aún de cerca lo que sucede con este relato.

“Se dio carpetazo y no ha habido mayor investigación en esa localidad, aunque la maestra Elia y varios otros grupos se han unido a otros más amplios que siguen trabajando y tratando de expandir la difusión de la problemática”, declaró Alfredo.

“Es difícil para nosotros dejar el problema, y la verdad es que hay como dos o tres más documentales dentro de esta misma región que quisiéramos realizar aún”, complementó.

A pesar de ello, el interés y ayuda siguen vigentes por parte de ambos más allá del documental.

“Una de nuestras prioridades también es ayudar a esas organizaciones a crear estos sistemas de captación de agua y es algo que estamos trabajando con nuestros productores en Estados Unidos para poder recaudar un tipo de fondos a través de ciertas organizaciones y llevar esos fondos a estas comunidades y seguir apoyándolos de alguna manera”, concluyó Isabel.

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