Escenario

CORTE Y QUEDA. El más reciente filme de Noé Santillán-López, protagonizado por Cassandra Sánchez Navarro y José Eduardo Derbez, ha sido una buena sorpresa en el cine mexicano

‘Mesa de regalos’: El lazo más fuerte puede nacer de lo más inesperado

‘Mesa de regalos’ de Noé Santillán-López Fotograma del filme. (Cortesía)

Dentro del marco de la habitual comedia romántica mexicana que suele ser bien recibida por el público, existe un subgénero que suele llamar más la atención y ese es el de las bodas.

Desde las desventuras de una pareja para lograr llevar a cabo la boda de sus sueños en Hasta que la boda nos separe (2020), remake de la cinta rusa Gorko! (2018), o los dilemas de una familia de ricos que generan un problema entre ex novio y pareja actual en La boda de Valentina (2018), hasta el compromiso roto y una aventura donde el amor es revalorado en Cásese quien pueda (2014), no cabe duda que la unión eterna de marido y mujer resulta siempre llamativa.

A este universo de las grandes pachangas se une Mesa de regalos, de Noé Santillán-López, que utiliza al combo inesperado de Cassandra Sánchez Navarro y José Eduardo Derbez como sus protagonistas, dándole vida a Antonia y Nico, viejos amigos de la infancia que descubren que la mejor forma de emanciparse y seguir sus sueños es creando una boda falsa donde pueden estafar a los invitados al quedarse con el dinero de la susodicha mesa mientras cancelan su compromiso de forma súbita. Aunque no todo resultará tan sencillo como imaginan.

‘Mesa de regalos’ de Noé Santillán-López Fotograma del filme. (Cortesía)

No, Mesa de regalos no es una comedia romántica que rompa con las fórmulas preestablecidas del género. Sin embargo, la forma de contarla y ejecutarla por parte de Santillán-López destaca al conseguir una química interesante no sólo entre Antonia y Nico, sino en quienes los rodean.

Gracias a ese buen ensamble que incluye a experimentados comediantes como Daniel Tovar (Mirreyes vs Godinez), Verónica Bravo (Harina) y Gustavo Egelhaaf (Doblemente embarazada), entre otros nombres que fluyen de buena forma con un relato que se va transformando conforme el romance inesperado brota.

José Eduardo Derbez sorprende al poder transmitir sentimientos y situaciones que escondió por completo en El roomie (2024). Esto es gracias a la relación fuera de cámara con su amiga Cassandra. Ambos transmiten esa buena vibra a la cinta mientras sus personajes van de la descarada estafa y el desagrado por sus actos hacia algo más.

Y ni qué decir de Egelhaaf, que parece haber nacido para organizar o destruir bodas, cuyo rol antagónico en Mesa de regalos resulta casi caricaturesco pero muy divertido. Desde la musicalización utilizada para acompañar sus malos pasos hasta las gesticulaciones y actitudes, crea momentos de burla auténtica.

A nivel argumental, Mesa de regalos mantiene las cosas simples y sencillas, concentrándose en la unión que va desarrollando Antonia con Nico hasta darse cuenta de lo inevitable. Sin embargo, sí ofrece gratas sorpresas en el camino que permiten crear empatía con los absurdos y situaciones que ellos y sus cercanos viven.

Desde la experiencia de solteros en las bodas, pasando por la relación con los padres e incluso la cuestión misma de la fiesta y su organización, algo que por momentos remite a otra comedia mexicana importante de los últimos años, Sobreviviendo mis XV (2023).

Algo que también destaca en la cinta de Noé es el buen ritmo que la cinta tiene, pues todo fluye de buena forma sin encontrar casi tropezones en el ritmo, lo cual habla de una edición bastante efectiva. Además, la cinta presenta una banda sonora interesante donde la joya de la corona se la lleva Miranda con su éxito “Perfecta”, tema que acompaña el cierre de la travesía de Nico y Antonia, ofreciendo un momento lleno de emotividad y gracia que se sienten naturales.

Es esa naturalidad otra de las virtudes de Mesa de regalos, cinta que a pesar de los clichés exacerbados entre los que navega y uno que otro absurdo, tiene en su guión un buen manejo de la comedia sin forzar nada ni caer en la sátira o lo ridículo.

Es el constante juego entre los protagonistas y su carisma el que basta para darle sentido a lo que vemos y contagia al resto. Y aunque la comedia venga derivada de buenas improvisaciones, la historia también tiene puntos entrañables al mostrar de cierta forma las presiones sociales que uno enfrenta, específicamente sobre el matrimonio.

Tanto Nico como Antonia caen en esa estafa debido a que no están de acuerdo con las expectativas que sus familias o amigos les imponen. Es ese el principal motor de su plan, mismo que tiene giros que cumplen más allá del final predecible con combinar humor, romance y las relaciones humanas en las que una simple boda falsa puede detonar en un idilio que puede durar hasta que la muerte los separe. Y en ese sentido, Mesa de regalos cumple, mostrando que hasta el lazo más fuerte puede nacer de lo más inesperado.

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