Escenario

CORTE Y QUEDA. La ópera prima de Drew Hancock se estrenó recientemente en salas nacionales, un relato que nos hace recordar la frase “más vale solo que mal acompañado”

‘Compañera perfecta’, el amor y terror en la dinámica de parejas

‘Compañera Perfecta’ de Drew Hancock Fotograma del filme. (Especial)

El amor, siempre tan subjetivo dependiendo de la perspectiva. Para algunos, el idilio perfecto que inevitablemente deriva en un matrimonio agradable (o insoportable según sea el caso), para otros, es el pretexto perfecto para mantenerse solteros sin hacer consciencia de los problemas que uno tiene para vivir en pareja, recordando el proverbio popular “más vale solo que mal acompañado”. Y si a ello le sumamos la tecnología, con las apps de citas y todo lo que esto conlleva, el mar de encuentros y desencuentros resulta enorme.

Pero ¿qué pasa cuando esa primera vez, ese clic hermoso del momento en que conoces a alguien no es lo que uno pudiera creer? Compañera perfecta, ópera prima escrita y dirigida por Drew Hancock, lleva esa pregunta a límites insospechados en un relato de suspenso y humor negro que da brillantes giros mientras se da a la tarea de diseccionar la dinámica de parejas, mezclando crítica a la violencia de género con la independencia emocional y el impacto de la tecnología en las mismas de formas sorpresivas.

La adorable Iris (Sophie Thatcher) y su amoroso y apacible novio Josh (Jack Quaid) deciden darse una escapada de fin de semana a la casa de unos amigos. Pero lo que parecía un encuentro casual y divertido poco a poco va develando un misterio detrás de la aparente pareja perfecta donde nada es lo que parece y el romance de ensueño de estos dos se verá comprometido a llegar hasta mortales decisiones para ambos.

Una de las grandes virtudes del guión de Hancock es la habilidad para mezclar comedia negra con terror, thriller y si, hasta ciencia ficción, jugando siempre con las expectativas que la historia genera en la audiencia. La primera sorpresa llega pronto, cerca de 20 minutos en la cinta, y desde ahí el viaje de la Compañera perfecta se vuelve una locura llena de apariencias engañosas y estupendas actuaciones que van poco a poco alimentando este rompecabezas impredecible.

Sophie Thatcher muestra el constante crecimiento en su carrera. Si bien la habíamos visto en su destacado personaje poniéndose al tú por tú con Hugh Grant en Hereje (Beck y Woods, 2024) o mostrando la cara joven de una de las salvajes sobrevivientes en la serie Yellowjackets (2021), aquí resalta la forma en que dota a Iris de una carga intensa pero noble, provocando una empatía interesante que te hace apoyarla ante las vicisitudes que enfrenta con su pareja y amigos.

En contraparte, tenemos a Jack Quaid, que ya había mostrado una sorpresiva faceta de locura en Scream 5 (Gillet y Bettnielli-Olpin, 2022). Es su rostro nerd e inocente el que resulta efectivo para ocultar las insidiosas ideas y actos que, posteriormente, se van revelando ante una sonrisa de locura y las peores decisiones que un novio puede tomar. Su toxicidad es criticada y satirizada de forma eficiente por el relato, generando un odio tremendo combinado con una amenazante sensación que funciona de maravilla.

Otro aspecto destacado recae en la banda sonora. Primero, los temas originales del compositor y productor Hrishikesh Hirway, que contagian de buena forma la sensación de thriller de ciencia ficción que fluye naturalmente con lo visto en la cinta. Y la pareja perfecta para este aspecto se encuentra en los temas del soundtrack que incluyen a los Bee Gees y otras canciones que suelen hablar del desamor y las relaciones imperfectas, siendo un referente para el viaje emocional de la cinta en la que destacan un par de temas donde Thatcher canta y Hirway compone.

La estética del filme es capaz de crear una sensación de angustia a través de referentes clásicos del género como la cabina/mansión alejada de toda civilización, el bosque amenazador que funciona como punto de escape para algunos buenos momentos, e incluso un par de detalles que nos hacen recordar las complicaciones que la tecnología en exceso puede provocar en situaciones de sorpresiva emergencia.

Además, la mirada por momentos medio retro-pop del fotógrafo Eli Born con ciertos colores estrafalarios o brillantes como el rosa (sin caer en el exceso de Barbie) añade una capa más a la sofisticada e ingeniosa historia de Hancock que puede resultar al final como una sátira de la masculinidad tóxica, una interesante reflexión de la tecnología y sus alcances casi a lo Terminator, tanto como una oscura comedia romántica que pone el dedo en la llaga sobre la dependencia emocional y nuestra incapacidad para crear algo tan básico como la empatía.

Llena de sorpresas y giros, Compañera perfecta es la cinta ideal para estos tiempos en donde los sentimientos románticos de febrero comienzan a sentirse, mostrando que en una pareja nada es lo que parece mientras el lema de “mi cuerpo, mi decisión” toma un retorcido sentido resonante de formas imprevistas en lo que resulta ser una grata sorpresa para el género.

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