Marina de Tavira regresa a los escenarios teatrales en la puesta en escena La niña en el altar de la autoría de Marina Carr y la dirección de Enrique Singer, con las actuaciones de Salvador Sánchez, Alberto Estrella, Emma Dib, Everardo Arzate y Yessica Borroto, en el Teatro el Galeón del Centro Cultural del Bosque, con una temporada del 30 de enero hasta el 2 de marzo.
Un montaje escènico que aborda la violencia milenaria contra las mujeres y la infancia revisada desde los clásico del teatro griego, esta obra es una muestra de un teatro de calidad no solo en su parte histriónica sino también en sus elemento como la escenografía y la iluminación y el diseño sonoro.
En Crónica Escenario conversamos con la actriz Marina de Tavira:
Marina, es una obra que en pleno siglo XXI, ya llegamos al primer cuarto del siglo XXI, sigue siendo actual por esta sistematización de violencia contra mujeres, contra niños, contra hombres y que me parece que es muy actual, sin embargo, también, apela un poco a esta bestialidad que tenemos los humanos. Claro. ¿Cómo pedirle a alguien que es capaz de descuartizar a otra persona, pedirle que se salga de ese círculo vicioso al que han entrado, que es la violencia?
Me parece una extraordinaria pregunta y algo que yo misma me he cuestionado muchas veces y he tenido conversaciones muy largas y polémicas con personas con las que converso al respecto y sin llegar a ninguna conclusión.
Es decir, la violencia, la violencia en sí misma, no para buscar de comer, que la podemos ver en los animales, sino la violencia en sí misma, descarnada, es inherente al ser humano, es parte de nuestra naturaleza, es decir, es ontológica, es esencial, la tenemos. Y no lo sé, la verdad es que no tengo la respuesta.
La realidad es que se repite una y otra vez. También la realidad es que existe la enfermedad mental, eso es cierto también, pero esta obra no está hablando de la enfermedad mental, está hablando de la violencia sistematizada. Eso es lo que yo no sé, si existe o no. ¿Y si simplemente desde que podemos tener casi conciencia, hemos estado viviendo en ese imparable flujo de atracción hacia la violencia?
Es una pregunta, no tengo para nada la respuesta, pero sí se la está haciendo también la obra y hay que hacérnosla, porque sino nos la hacemos, pues quizá no lo vamos a cambiar nunca.
También es muy importante que como director, Enrique Singer, plantea cómo esta violencia es parte de la sociedad desde siempre y que el público tenga este acercamiento también con la autora, porque de cierto modo también ella visualiza de una forma sus personajes y ustedes también lo hacen de otra manera y encontrar el punto medio o cargado para algún lado es muy importante.
¿El proceso creativo como actriz también debe ser muy profundo para encontrar esas relaciones humanas?
Sí, totalmente. Por lo menos el trabajo de actuación yo lo entiendo como una relación primero con el texto y por lo tanto con la dramaturga en este caso, después pasado por la mirada del director, en este caso podría ser directora, y luego rebota en mí.
La dramaturga ya se relacionó con la realidad, es decir, es un triángulo que va de rebotes y todas esas puntos de vista sobre lo que vamos a hablar importan y al final la verdad es que quien se queda solo y sola es la actriz, el actor y finalmente lo más importante, el personaje. Y ahí dialogamos y hemos tenido la oportunidad de que la autora nos conteste, nos escriba y nos dé su punto de vista.
Marina Carr es una especialista además en clásicos y en temas de índole de la antigua Grecia y de los mitos, entonces es una gozada. Y Enrique Singer ha dialogado con ella y nos ha respondido algunas preguntas importantes.
También esta obra marca algo que es ver el feminismo, sino el actuar de la sociedad. Porque la violencia no es de género, es social.
A mí sí me importa mucho también decir que esta obra habla mucho sobre los niños hombres arrojados a la violencia. A mí me duele enormemente ver cómo en este país, así como me duelen los feminicidios hasta el fondo, me duele muchísimo ver a estos jóvenes, hombres y niños que no tienen otra opción, que son arrojados a una vida de violencia porque no tienen otra opción.
Ya sabes, desde que nacen, de alguna manera como de destino trágico, que su vida va a ser esa. eso es terrible es terrible debería de mantenernos llenando las calles igual que los feminicidios n yo quisiera ver un día una marcha de hombres y mujeres diciendo basta con los feminicidios y basta con nuestras juventudes arrojadas a la violencia pero eso es sistemático y de eso somos parte todas y todos no sé cómo pararlo, no sé, pero por eso hago teatro”.
¿Por último, lo que es el trabajo con este elenco, cómico ha sido?
Claro, en este elenco hay personas increíbles, Salvador Sánchez es el actor con el que hice mi primera obra de teatro, con momentos apasionantes en aquellos tiempos de mucho aprendizaje como un internado teatral que fue una cosa única y vivimos ahí y él es parte de ese proyecto Emma Dib es una actriz que vi desde sus inicios en el Centro Universitario de Teatro vi su examen y la he seguido por años, su trabajo, ahora es la directora del CUT nada más y nada menos…
Alberto Estrella ha sido un prodigio conocerlo yo lo había visto por supuesto en escena y en las películas de Ripstein es decir ya es un icono también de nuestro cine y teatro nacional y es un actor poderosísimo para hacer Agamenón se necesitaba un actor fuerte con una fuerza que alberto tiene y Yessica Borroto que es una actriz cubana formada en la más rigurosa formación teatral cubana, ahora está aquí, este personaje es el único que se audicionó.
Los demás fueron un poco como escogidos de antemano, pero Jessica hizo una audición increíble, es una actriz que no había trabajado en teatro en México y es una Casandra increíble, además tiene una belleza alucinante, es una mujer muy culta y muy poderosa en escena.