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El mexicano Michel Franco presentó el sábado pasado en la competición de la Berlinale, Dreams, una película sobre los sueños de un inmigrante que quiere vivir en Estados Unidos, una historia de amor con un claro trasfondo social que muestra la compleja relación entre ambos países, como señaló el realizador en rueda de prensa.
“Pregunten a los mexicanos y lo entenderán muy bien, crecemos desde niños viendo esa compleja relación entre México y Estados Unidos, nos necesitamos mutuamente, nos herimos, abusamos el uno del otro, aunque tengo que decirlo, lo siento, uno lo hace mucho más que el otro”, dijo.
Y pese a todo, los mexicanos “son sensibles y simpatizan con los millones de hermanos que tratan de hacer de Estados Unidos un lugar mejor cada día” y que a menudo son golpeados en las calles. “Si me preguntan si creo en el sueño americano diría que ya no, pero no olvidemos que Estados Unidos se construyó con inmigrantes (...), no olvidemos cómo empezó todo”.
Un filme “indiscutiblemente político”, como afirmó su protagonista, Jessica Chastain, que señaló que justamente es el tipo de cine provocador que hace Franco la razón por la que le gusta trabajar con él, “porque ahonda en temas en los que muchos cineastas no quieren explorar, no dice lo que está bien o mal, pero le gusta generar pensamientos y debate”.
Dreams, una cinta recibida con tibieza en Berlín, es “increíblemente política también por lo que está pasando actualmente en Estados Unidos, pero no solo allí, en todo el mundo”.
Además, ha sido muy interesante interpretar a su personaje, Jennifer, una millonaria que se aprovecha de los sueños de un joven mexicano -interpretado por el bailarín Isaac Hernández- y que está muy lejos de las “creencias morales o las opiniones políticas” de la actriz.
Solo el título del filme es muy importante sobre los propósitos del realizador y sobre cómo Estados Unidos y México “se necesitan y cómo deben aprender a jugar limpio”, agregó Chastain, que ya trabajó con Franco en Memory (2023).
Y preguntada por si su país sigue siendo actualmente la tierra de los sueños, confió en que “con suerte, estés donde estés en el mundo” sea ese lugar en el que se encuentre esperanza, ya sea Afganistán o Irán u otros países donde es muy difícil vivir.
Porque, si no se deja un espacio a la esperanza “¿cuál es el sentido de seguir adelante”, se preguntó Chastain, que resaltó que ella es estadounidense y ha crecido con la creencia de que se debe participar en la creación de una mejor sociedad. “No voy a rendirme con mi país”, agregó.
La actriz, que ha creado su propia productora, reflexionó además sobre cómo ha cambiado su carrera desde los primeros años en los que solo quería papeles de mujeres fuertes a la actualidad, donde prefiere personajes que cometan muchos errores, que sean humanos y que muestran tanto comportamientos maravillosos como destructivos.
Algo que la aleja de la imagen de la típica estrella de Hollywood. “Ha cambiado mucho mi postura en la industria”, reconoció la actriz, que ya no siente la necesidad de gustar a todo el mundo, es más rebelde ahora que hace 14 años cuando visitó la Berlinale por primera vez.
Lo que busca ahora es trabajar con directores como Michel Franco, hacer papeles en películas de bajo presupuesto donde hay más libertad y, sobre todo -agregó-, “no trabajar con personas que no me emocionan ni hacer seis películas al año”. “Soy mucho más feliz ahora”, dijo rotunda.
Mientras que el mexicano afirmó que trabajar con Chastain - “es una de las mejores si no la mejor actriz del mundo”- no significa que forme parte del sistema de Hollywood. Dirige y produce sus propias películas y simplemente tiene “la suerte” de trabajar con ella.
Junto a estas dos estrellas del cine una estrella del ballet, Isaac Hernández, cuya participación en el proyecto hizo que Franco cambiara el personaje de Fernando y lo convirtiera en bailarín.
Un bailarín que es el primer mexicano que ha llegado a ser uno de los bailarines principales del American Ballet Theater y que, aún así, reconoce que cuando pasea por las calles de Estados Unidos puede ocurrirle cualquier cosa. “Trato de no vivir con esa preocupación en mi cabeza”.