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La segunda jornada de EDC México 2025 quedará grabada en la memoria de todos aquellos que se atrevieron a sumergirse en una experiencia sonora y visual sin precedentes. Con un aforo que superó las 110 mil personas, la energía que se respiraba en cada rincón del Autódromo Hermanos Rodríguez era palpable, casi eléctrica, como si cada uno de los asistentes estuviera conectado a un gigantesco latido colectivo.
TODO LISTO PARA LA GRAN FIESTA
Desde las primeras horas de la tarde, los diferentes escenarios se encendieron para dar la bienvenida a una multitud ansiosa por dejarse llevar por las frecuencias más potentes y los visuales más envolventes. Kinetic Field, epicentro de esta celebración, albergaba al imponente búho de EDC —conocido popularmente como el “Wide Awake Owl”—, que desplegaba sus alas coloridas y brillantes como un guardián de la fiesta, vigilante y a la vez cómplice de cada acorde y cada drop.
Mientras tanto, otros espacios comenzaban a tomar forma:
Circuit Grounds: un lugar en el que la tecnología y la música se fusionaron para crear un espectáculo de pantallas gigantes, efectos de iluminación futurista y mensajes que aparecían en sincronía con los beats.
Neon Garden: un refugio para quienes buscaban ritmos más profundos y atmósferas hipnóticas, con toques de house y techno que invitaban a bailar con los ojos cerrados.
Wasteland: territorio del hardstyle y los sonidos más agresivos, donde los fanáticos de los beats contundentes podían entregarse a la catarsis musical sin restricciones.
Stereobloom: perfecto para quienes aman descubrir talentos emergentes, sets alternativos y fusiones de subgéneros que hacían vibrar a los curiosos.
Dos Equis Stage (XX Equis): un espacio que, a la medianoche, se convertiría en un punto de convergencia inesperado y multitudinario.
La jornada se prometía intensa y llena de sorpresas, y no defraudó. Cada escenario tenía su propia historia que contar, pero el corazón de la noche latía con fuerza en el Kinetic Field.
Kinetic Field es, sin lugar a dudas, el alma de EDC. Este año, la escenografía lucía una catedral, con una pantalla circular con un búho colosal que mantenía sus alas abiertas todo el tiempo, un símbolo de la filosofía de Insomniac: la música como un ente vivo y protector, que cobija a los ravers bajo su manto de luz.
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UNA JORNADA DE MOMENTOS INOLVIDABLES
Al caer la tarde, los haces de iluminación comenzaron a reflejarse sobre la estructura, realzando la figura mística del búho y creando un ambiente casi onírico.
Uno de los momentos más esperados del día llegó con Gryffin, productor y DJ estadounidense que se ha ganado un lugar especial en la escena por su mezcla de future bass, melodías pop y atmósferas emotivas.
A las 21:00 horas, Gryffin subió al escenario con la fuerza de quien sabe que está a punto de marcar a una multitud gigantesca. Comenzó su set con “Desire”, el icónico tema de Years & Years, un track que encajó a la perfección con la vibra del momento: la multitud brincaba al unísono, sintiendo cada beat en el pecho.
La carrera de Gryffin se ha caracterizado por producciones llenas de emoción, como “Heading home”, “Tie me down” y “All you need to know”. En cada canción, la gente coreaba las letras y levantaba las manos, agradeciendo esa mezcla de pop electrónico que, sin ser el más agresivo de los géneros, logra conectar con la esencia más pura del festival: la unión y la alegría compartida. El juego de visuales y la presencia del búho como guardián no hicieron más que potenciar la atmósfera mágica que se vivía.
Unas horas más tarde, cuando el reloj marcó las 10:00 pm, Deorro tomó el mando del Kinetic Field. El DJ mexicoestadounidense se metió al público en el bolsillo desde el primer momento, recordando la conexión tan especial que tiene con México: “Gracias por todo su apoyo, por la magia que me dan siempre”, fueron sus palabras al tomar el micrófono, justo antes de soltar el primer drop que estremeció al Autódromo.
La explosión definitiva llegó con “Five hours”, uno de sus temas más emblemáticos. El beat contagió a todos: se desató una ola de baile y brincos que se extendió hasta donde alcanzaba la vista. Deorro agradeció la energía del público y prometió volver cada año para seguir celebrando la música que lo vio crecer.
LA FUERZA DEL KINETIC FIELD
Kinetic Field no se detuvo ahí. Antes de la presentación de Gryffin, el escenario ya había vibrado con el carisma y la potencia de DJ Snake, que ofreció una sesión repleta de sus éxitos globales, combinando trap y EDM con la soltura que lo caracteriza. El francés no dudó en agradecer el calor del público mexicano, lanzando en más de una ocasión frases en español que desataron la euforia.
Poco después, Excisionsubió al escenario para demostrar por qué sigue siendo uno de los DJs más queridos e influyentes de la escena electrónica. Sus clásicos trance y sus nuevos sonidos house cautivaron a las miles de almas que, a esa hora, abarrotaban el Kinetic Field. Con mezclas que recorrían sus diferentes etapas musicales, Tiësto hizo que los fans corearan y bailaran sin tregua.
Cuando el reloj avanzó hacia la hora de la noche profunda, apareció Deadmau5 con su icónica cabeza de ratón y una puesta en escena minimalista pero cargada de efectos visuales hipnóticos. Sus temas progresivos y su característico estilo electro house retumbaron en cada rincón, recordándonos por qué es uno de los pilares fundamentales de la música electrónica contemporánea.
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WASTELAND OTRO GRAN REFUGIO
A pesar de que Kinetic Field acaparaba muchas miradas, hubo otro momento épico en el escenario Wasteland a las 6:00 de la tarde: el show de Emonite, que presentó una propuesta inusual pero fascinante. Canciones emblemáticas del rock y el pop fueron llevadas al terreno del hardstyle, generando una fusión que, en primera instancia, podría parecer un experimento arriesgado, pero que terminó siendo un éxito rotundo.
El público no podía contener la sorpresa cuando reconocía riffs de guitarra transformados en bombos veloces y drops agresivos, todo ello aderezado con visuales postapocalípticos que encajaban perfectamente en la temática de Wasteland. Fue un instante de locura colectiva, donde fans de distintos géneros se unieron para vivir la música desde una perspectiva completamente nueva.
A eso de las 20:00 horas, el cielo decidió sumarse a la fiesta con una lluvia intensa que sorprendió a más de uno. Lejos de apagar los ánimos, el agua pareció avivar el fuego interno de los ravers, que se enfundaron en impermeables de colores fluorescentes y continuaron bailando como si la lluvia formara parte del espectáculo.
POSTALES SURREALISTAS
En el Kinetic Field, los visuales del búho gigante parecían fusionarse con los relámpagos lejanos, creando una postal surrealista: la música no paraba, las luces se reflejaban en los charcos y la gente seguía bailando, coreando y alzando las manos al cielo, como si la tormenta fuera otro DJ invitado al festival.
Uno de los instantes más emotivos de la noche tuvo lugar cuando, según testigos en el escenario principal, KSHMR (a quien algunos llamaron “Kashmir” en el caos del festival) tomó el micrófono y confesó que había aprendido español en la escuela, declarando su amor por México. Pero el clímax llegó cuando mezcló los acordes de “Cielito lindo” con sus propias producciones, generando un híbrido cultural que hizo estallar de júbilo a todos los presentes.
La emoción era palpable: muchos se unieron al coro con el clásico “¡Ay, ay, ay, ay!”, y la mezcla de sonidos orientales y latinos se convirtió en un símbolo de la unión musical que caracteriza a EDC. Fue un tributo sincero, un regalo para un público que, sin importar la lluvia ni el cansancio, seguía entregado por completo al festival.
Mientras el Kinetic Field continuaba su marcha triunfal, en Circuit Grounds se vivió otro momento mágico. Las pantallas gigantes mostraron la frase “Antes de morir quiero el cielo”, un mensaje que resonó con fuerza entre quienes se encontraban allí.
Era como un guiño directo a la experiencia que muchos viven en EDC: un instante en el que el cielo deja de ser un lugar lejano y se convierte en un estado de ánimo, una emoción compartida con miles de personas que buscan algo más que simple entretenimiento.
La gente reaccionó con aplausos y gritos de entusiasmo, alzando los brazos y abrazándose unos a otros. No fueron pocos los que se tomaron selfies con el mensaje de fondo, inmortalizando un segundo de comunión colectiva en el que la música y las palabras se unieron para crear un recuerdo imborrable.
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LOS BÚHOS LUMINOSOS DEL FESTIVAL Y EL MALILLA
Uno de los detalles más comentados del festival fue la presencia constante de búhos luminosos por todo el recinto. Más allá del imponente búho del Kinetic Field, se instalaron esculturas y figuras de búhos en distintos puntos, cada uno con alas iluminadas en un abanico de colores. Estos búhos no solo servían como decoraciones temáticas, sino también como puntos de encuentro para los grupos que se separaban en medio de la multitud.
La imagen de los búhos se volvió icónica: las plumas brillantes y el simbolismo de la sabiduría y la protección convirtieron a estas aves en guardianes benevolentes de la noche. Muchos asistentes se dieron cita en el “búho que iluminaba el camino”, un punto estratégico para reencontrarse con amigos y seguir la fiesta sin perderse en la inmensidad del Autódromo.
Cuando el reloj marcó las 00:00 de la noche, algunos asistentes decidieron moverse hacia el Dos Equis Stage (XX Equis), atraídos por la presentación de DJ Chaka y la aparición de El Malilla como invitado especial. Sin embargo, la tarea de llegar allí se complicó debido a la enorme cantidad de gente que, en ese momento, se trasladaba de un escenario a otro o simplemente buscaba refugio tras la lluvia.
Los pasillos se llenaron de capas y euforia. Avanzar requería paciencia y determinación, pero la recompensa llegó al ver la colaboración sorpresa de DJ Chaka y El Malilla, que puso a todos a saltar y gritar con una mezcla de ritmos latinos y electrónicos. Fue un momento que muchos describieron como un segundo aire dentro de la jornada, una chispa de energía que reavivó los ánimos de quienes pensaban que ya lo habían visto todo.
LA IMPONENTE MARIANA BO
Aunque para muchos el día clave de Mariana BO sería el sábado, la DJ mexicana no dejó pasar la oportunidad de hacer una aparición estelar en el Kinetic Field durante la segunda jornada. Fiel a su promesa de crear una especie de “misa sabatina”, convirtió su set en un ritual de beats y violín eléctrico, mezclando tracks enérgicos con momentos de solemnidad musical.
El público respondió con devoción, elevando las manos y dejando que la música los guiara en un viaje casi espiritual. Fue un instante que demostró el talento nacional y la fuerza de una artista que sigue creciendo y conquistando escenarios internacionales. Mariana BO selló con broche de oro su participación, dejando claro que el talento mexicano también puede brillar con luz propia en el escenario principal de EDC.
No todo fue música y visuales. EDC México 2025 también ofreció una amplia gama de opciones gastronómicas para saciar el apetito de los miles de asistentes. Desde tacos al pastor y tortas gigantes hasta propuestas gourmet, la oferta era tan variada como los estilos musicales que sonaban en los escenarios.
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¿VIRTUDES Y DEFECTOS DEL FESTIVAL?
Eso sí, uno de los temas más comentados fue el precio de la cerveza, que alcanzó los 190 pesos por vaso. A pesar de que algunos lo consideraron elevado, las filas para comprar cerveza seguían siendo considerables en todos los puntos de venta, demostrando que el ambiente festivo y la sed de celebración podían más que cualquier consideración económica. Muchos aprovecharon para probar también cocteles y bebidas energéticas, buscando el balance perfecto entre la euforia y la resistencia necesaria para aguantar hasta el amanecer.
Una de las grandes virtudes de EDC es su capacidad para transformar obstáculos en parte del espectáculo. La lluvia de las 8:00 pm, que en otros contextos podría haber sido un motivo de deserción masiva, aquí se convirtió en un ingrediente adicional que aportó épica a la velada. Los impermeables multicolor, los charcos reflejando luces y las sonrisas inquebrantables de la gente fueron testimonio de que la música electrónica no solo se escucha, sino que se vive.
Cada persona que asistió tenía su propia historia: algunos viajaron horas desde diferentes estados de la República para ver a su DJ favorito, otros celebraban su primer EDC, mientras que los más experimentados recordaban ediciones pasadas con nostalgia. Sin importar la procedencia o la experiencia, todos coincidían en que este segundo día de EDC México 2025 era una aventura irrepetible, un espacio donde la realidad cotidiana quedaba en pausa y la magia tomaba el control.
UN EVENTO MUSICAL QUE CELEBRA LA DIVERSIDAD
La diversidad cultural también jugó un papel fundamental. Además de los artistas internacionales que subieron al escenario, se podían escuchar acentos de toda América Latina, Estados Unidos, Europa e incluso Asia, todos convergiendo en un mismo objetivo: dejarse llevar por la música y compartir la alegría de estar vivos. El público mexicano, conocido por su calidez y su energía desbordante, se mezcló con visitantes de distintos países en un mosaico de idiomas, costumbres y atuendos.
En cada esquina, era común ver banderas de diferentes naciones ondeando al ritmo de los beats, y no faltaron los momentos en que, pese a las barreras lingüísticas, la gente se entendía a la perfección con un simple gesto de complicidad o un grito de euforia. EDC demostró, una vez más, que la música electrónica trasciende fronteras y une a personas de todas las latitudes.
Cerca de las 2:00 o 3:00 de la madrugada, cuando los últimos beats comenzaron a apagarse y la gente emprendió el regreso a casa, el ambiente seguía cargado de esa vibra especial que solo un festival como EDC puede generar. Algunos llevaban consigo el cansancio de horas y horas de baile, otros cargaban con recuerdos imborrables y anécdotas que contarían a sus amigos en los días siguientes.
El búho del Kinetic Field, que tantas veces abrió sus alas para abrazar a la multitud, parecía despedirse con un brillo especial en los ojos, como si supiera que cada año volverá a la vida para encabezar una nueva edición. EDC México 2025 dejó claro que, mientras exista la música electrónica y la voluntad de compartirla, siempre habrá un cielo por conquistar y un beat que resuene en el corazón de todos.
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