Escenario

ENTREVISTA PREMIOS OSCAR. El cineasta se encuentra nominado al Oscar a Mejor Guión Adaptado por este filme que aspira a llevarse el domingo tres estatuillas

Greg Kwedar y su maravillosa forma de encontrar esperanza entre las rejas y el teatro con ‘Las vidas de Sing Sing’

El cineasta Greg Kwedar (ESPECIAL)

Crónica Escenario charló con el cineasta Greg Kwedar, director detrás del filme Las vidas de Sing Sing enfocado en el programa real de rehabilitación a través de las artes que nació en la prisión de máxima seguridad del mismo nombre y cómo este grupo de reclusos encuentran en el teatro y las artes una forma de encontrar esperanza en el camino que además es protagonizada por el talentoso Colman Domingo y otros ex reclusos que pasaron por el mismo.

En el filme un pequeño grupo de presos encarcelados en el Centro Correccional Sing Sing, una de las prisiones de máxima seguridad más famosas del mundo, se propone montar su propia obra teatral como parte de un taller de teatro. A través de las artes escénicas, estos hombres consiguen ver el mundo como un lugar por el que luchar.

LA DELGADA LÍNEA ENTRE LA REALIDAD Y LA FICCIÓN

Kwedar comenzó refiriéndose al delicado balance entre el mantener la línea entre la realidad y la ficción dentro de la cinta que compite en los Premios Oscar a tres galardones a Mejor Actor para Domingo, a Mejor guión adaptado para el Kwedar y mejor canción:

“La intención del equipo era ahondar en el espacio que había entre ambas y poder crear cierta alquimia para hacer que ambos aspectos convivieran juntos y con ello pudieran trascender hacia algo mucho más profundo”, expresó.

“Eso sucedió con las actuaciones y la misma composición del ensamble actoral e incluso en el guión que se basa en la amistad entre Clarence y Divine G, nuestros protagonistas. Todo estaba escrito muy tradicionalmente, pero al entrar en la producción de la obra, creamos algo basado en experiencias y situaciones donde algunos miembros del elenco pudieran improvisar y que nacen de lo más profundo de sus seres”, añadió.

UN VIAJE LARGO DESDE LA ESCRITURA

Aunque el filme solamente fue grabado en 18 días, el reto para Kwedar y compañía de levantar este proyecto llevó más tiempo: “Escribir la cinta fue todo un viaje. Habíamos trabajado en ella por ocho años y medio y creo que el tiempo fue el mejor maestro que tuvimos. Estoy agradecido por lo que nos tomó llegar a este punto porque teníamos mucho que aprender y escuchar antes”, dijo.

“Aprendimos a poner el oído en la comunidad, tratando de comprender la profundidad del tema. Recuerdo estar sentado frente a los ex alumnos del programa que habían estado encarcelados tanto tiempo y aprendieron muchas lecciones del mismo que aplicaron en su vida personal y sus comunidades y existía este sentimiento de alegría que buscaba capturar en pantalla”, expresó el cineasta.

LAS COMPLEJIDADES DEL PROCESO CREATIVO

El proceso creativo tuvo sus complejidades: “A pesar de ello, al escribir, pensamos que solamente sería una imitación de lo que vivimos. Decidimos investigar más así que Clint, mi coguionista y yo, nos convertimos en voluntarios del programa y les dimos una clase sobre hacer cine en una prisión de máxima seguridad llamada Greenhaven”, dijo.

“Todo este tiempo después, pudimos encontrar la forma del relato y centrarla en esta amistad de dos hombres en medio del proceso de crear una comedia musical. Ahí supimos que, para capturar el espíritu de lo que se vive entre ellos, tendríamos que laborar en conjunto”, continuó explicando Kwedar.

“Expandimos nuestro círculo porque supimos que solos no podríamos hacerlo. Así que lo primero fue pedirle a Divine G que se sumara al proceso y esas conversaciones ayudaron mucho pues nos permitían sentirnos dentro del círculo. Luego llegó Colman a seis años del comienzo y aceptó unirse sin un guion de por medio y así construir su personaje desde cero, así como ayudar a moldear la historia y la producción. Todo fluyó y se sintió un espíritu puro cuando todo arrancó”, manifestó.

UNIR LOS MUNDOS DE LA PRISIÓN Y EL TEATRO

Otra cosa curiosa que sucedió durante la grabación de Sing Sing fue la experiencia de dos mundos tan diferentes y su mirada en esta cinta. “La primera mitad de la filmación capturamos los dos mundos, el de la prisión y su ambiente tradicional y después el mundo del teatro”, comentó.

“Curiosamente, cuando hacíamos el primero, eran días muy largos, incluso a nivel espiritual. Aunque muchos miembros del elenco habían pasado por eso antes y todo lo que implicaba, al entrar al universo del teatro todo florecía de diferente forma. Teníamos luz natural, usamos mucha cámara en mano y eso hizo que cambiara el espíritu del ambiente al cerrar los días”, señaló.

LA GRAN QUÍMICA DE LOS PROTAGONISTAS

Pero si hay algo de suma importancia en Sing Sing es la química entre sus protagonistas, interpretados por Colman Domingo y el ex miembro del programa, Clarence Maclin. “La primera vez que Colman y Clarence se conocieron fue vía zoom y no fue más que una conversación y ellos dos aprendían de sus vidas y lo que resultaba importante para ellos, así como de su conexión con Shakespeare y cómo pudieron llegar a comprenderse mejor cada uno de ellos a partir de esos textos, que siguen muy vigentes en nuestras fechas”, comentó.

“Ahí, Clarence compartió que la palabra amado era fundamental en el RTA y de común uso entre todos los encarcelados en lugar de la palabra racial que comienza con n”, recordó el cineasta.

“Teníamos que trasladar esa naturalidad a la cinta así que encontramos momentos que fueron divinos. La primera vez que comparte eso Colman en el filme sirve para pintar una línea entre quienes quieren formar parte de la comunidad. La forma en que Clarence reacciona a ello, solamente con una mirada, luego sale del cuadro y no cortamos la escena porque podíamos sentir algo que es fundamental en mi relación de trabajo con Colman desde años”, concluyó el director.

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