
Aspirante por Austria a ser nominada por el Oscar a Mejor Película Internacional, llega después de su paso en el Festival Mórbido del año pasado la cinta El baño del diablo, dirigida por Veronika Franz y Severin Fiala, destacados realizadores detrás de la inolvidable Dulces sueños, mamá (2014).
El filme nos lleva a Austria, siglo XVIII. Pueblos rodeados de profundos bosques. En lo alto de una colina, una mujer ha sido ejecutada y expuesta a la vista de todos tras matar a un bebé. Como prueba. Como advertencia. ¿Como un presagio?
Agnes, profundamente religiosa y muy sensible, se casa con su amado Wolf y se prepara cándidamente para una vida de esposa. Poco después, su cabeza y su corazón empiezan a sentirse pesados. Día tras día, se ve cada vez más atrapada en un camino turbio y solitario que la conducen a los malos pensamientos. Quizá... no sólo pensamientos.
En Crónica Escenario pudimos charlar con ambos cineastas sobre las dificultades de crear un relato de terror de época que resuene tan fuertemente en el presente, sobre todo basándose en hechos reales.
EL ORÍGEN DE LA HISTORIA
Todo comenzó para el dúo mientras escuchaban un podcast. “En él, un historiador hablaba de un suicidio particular derivado por matar a alguien y ser ejecutado después por eso. Leímos muchas transcripciones de interrogaciones en el tribunal en las que basamos nuestro filme”, comenzó Fiala.
“Esta mujer, sobre la que habla la cinta, habló sobre su vida y sus miedos y lo que leímos se sintió muy moderno. Ella era una perfeccionista que no podía con las presiones que la sociedad le impuso y que le provocó una depresión”, añadió.
“Sentimos que esto es algo que se vive aún en nuestros días y fue realmente impactante para nosotros. Creímos que el filme tendría que conectarse con el público de una manera similar a la que el protocolo de interrogación nos impactó. Así que intentamos recrear nuestra experiencia al leer esos terribles protocolos”, complementó el cineasta.
EL TONO NARRATIVO DESDE EL FOLCLOR
Algo que ambos admiten es que no fue sencillo encontrar la forma y tono narrativo de El baño del diablo. “Fue difícil encontrar la forma correcta para el guion. Empezamos pensando en el filme como un drama de corto plazo, porque pensamos que teníamos todos esos protocolos de interrogación y que tal vez ese fuera el modo más fácil de contar la historia”, dijo Franz.
“Pero luego resultó que no era la forma correcta, porque esta forma de drama de corto plazo nos hacía sentir distantes de lo que experimentamos cuando leímos esos desgarradores documentos”, reflexionó Franz.
El baño del diablo se caracteriza por tomar elementos del folclor en el contexto donde suceden las situaciones que vive la protagonista, algo que no fue tan sencillo para los cineastas.
“Hay varias formas de contar una historia y nos preguntamos mucho cuál era la mejor para este relato específico basado en eventos reales. Y sentimos que hacerlo como un filme de horror completo de alguien con quien queríamos encontrar una manera de contar sus horrores internos y que el público se identifique con ellos”, explicó Veronika.
“El folclor y el terror aparecen en muchas de las cosas que se ven en el filme, que provienen de la investigación. Situaciones como el beber sangre, los dedos cortados, los procedimientos médicos, parecieran que son eso pero desafortunadamente eran prácticas que estaban realmente sucediendo en Austria en el siglo XVIII, así que no es nuestra culpa, solo lo retratamos como era”, sumó a su vez Severin.
SIN MIEDO A LA BRUTALIDAD
Algo que llama la atención del filme es que comienza con una escena brutal que te atrapa y nada mejora desde ahí. Al respecto, el oriundo de Horn dijo: “Siempre fue la primera opción, pero realmente discutimos si deberíamos empezar el filme con un asesinato. Porque obviamente, se pone en escena y te dice lo que el resto del filme podría ser. Por una parte, podríamos decir que es bueno porque los espectadores saben lo que se espera”, explicó el austriaco.
“Por otra parte, para algunas personas la cinta parece revelar demasiado al principio, pero siempre pensamos que era la forma correcta de empezar esta pieza de periodo. Además, solo damos información histórica a la audiencia en retrospectiva, para que puedan navegar por el filme y descubrir todas las cosas por sí mismos”, siguió.
“Por eso sentimos que el tono se dictaminaría bien con esa escena. Recordemos que no es la historia de una mujer, sino que es un fenómeno que tuvo lugar en toda Europa en el Siglo XVIII”, complementó.
LA GRAN ACTUACIÓN DE ANJA PLASCHG
Otra gran fuerza en el relato es la actuación de Anja Plaschg como Agnes. “Lo que hicimos para ayudarla en algún modo fue trabajar con ella porque no era alguien profesionalmente entrenada. Sentimos que ella es increíblemente talentosa y necesitábamos que hubiera confianza entre nosotros”, dijo.
“Pospusimos el filme un año para lograrlo y cuando grabamos la cinta, ella pudo hacer crecer su personaje y básicamente vivir a través de todo lo que ella confiesa al final”, apuntó Veronika.
“Y la última cosa que hicimos fue que dijimos que esto no es así, porque para esas mujeres el momento de confesión es el más importante ya que si el apóstol no te perdona tus pecados y dice que estás absuelta, todo sería básicamente inútil, todavía irías a la fe”, continuó.
“Pero como una mujer que mató a alguien y tiene esta última confesión, solo tienes una oportunidad de convencer al príncipe de perdonarte tus pecados. Anja está hablando con la audiencia y generamos esa sensación que tuvimos cuando leímos las confesiones reales”, agregó la cineasta vienesa.
LA FOTOGRAFÍA, FUNDAMENTAL
Con todo y la sensación de la ficción del filme, hubo momentos realmente aterradores que Fiala y Franz vivieron.
“La escena de asesinato es una recreación de cómo la mujer lo confesó en los protocolos de interrogación. Eso nos ha envenenado por siempre y fue el único momento en nuestras carreras que nos dio pesadillas literalmente, porque también sabemos que es real y al añadirlo al filme, es más horrorizante porque todo sucedió así”, afirmaron.
La fotografía es otro elemento fundamental en el relato de El baño del diablo. “Queríamos que capturara el viaje que toma nuestro personaje principal, Agnes, que es una boda feliz y luego una depresión muy severa, así que comenzamos el filme a finales de verano, donde todavía hay paso verde y sol”, dijo Fiala.
“Pero buscamos que todo se inclinara hacia el gris, como un mundo que básicamente se siente sumergido en depresión pero a través de la naturaleza y del clima. Grabamos en 35mm, lo cual fue importante en comparación a nuestros otros filmes. Fue un reto desafiante para nuestro gran cinematógrafo Martin Schlacht, con quien ya trabajamos juntos en Dulces sueños, mamá”, describió.
“Sabíamos que era un filme muy oscuro, que queríamos tener un filme muy oscuro, y así le pedimos a Martin, que principalmente usara fuentes naturales como fuego o luz del día, como cuando entramos por primera vez en la casa para mirar la ubicación dentro”, comentó en su momento Franz.
“Era tan oscuro que todo el mundo tomó su teléfono móvil y encendió la luz de su celular porque no podía ver nada. El material de la cinta tiene una vida en sí misma. Es casi como un documental histórico”, sumó.
UN TRISTE ESPEJO DE LA REALIDAD
Para Severin, esta historia es un espejo de lo que, tristemente, aún se vive en nuestro presente.
“Mientras el fenómeno que nos encontramos en el proceso de suicidio es algo que nos fascinaba porque no sabíamos que estaba sucediendo en ese momento, no habríamos hecho un filme sobre él si no hubiéramos sentido que estaba conectado a nuestros tiempos presentes y Agnes, o Eva, que es el nombre de la persona en la que el filme se basa, hablaba durante su interrogación sobre sus miedos y sueños, y se sintió muy actual para nosotros”, dijo.
“Creemos que había aspectos muy modernos, porque hoy en día muchas mujeres sufren por cómo la sociedad nos dice que todos queremos ser la mejor versión posible de nosotros mismos y trabajar todo el tiempo y cumplir tantas cosas diferentes que nos esperan”, continuó.
“Y si fallamos, no somos buenos, nos culpamos. Y eso pone mucha presión en la gente y rompe a algunos. Hay mujeres ahora que viven esa depresión como el personaje en nuestro filme”, reveló también el cineasta.
“Hay muchas cosas que sucedieron en esto, que son atribuidas a los tiempos, a la religión y muchas otros aspectos”, acotó Veronika.
“El estrés, la melancolía, todos esos hechos del pasado son más horribles a veces. Y realmente no creamos mucho más que la confianza y las buenas relaciones con todo nuestro equipo, pero el resto, al menos algunos aspectos, aún suceden en este mundo o sucedieron en el pasado, como todos los procedimientos médicos, la bebida de sangre, la ejecución, entre otros”, concluyó.