
El Vive Latino celebró su 25ª edición con un momento que rompió cualquier barrera de géneros y desafió la identidad clásica del festival. “Música para mandar a volar” fue una explosión de nostalgia, irreverencia y maestría musical, donde los asistentes, sin importar sus credenciales rockeras, se rindieron ante las leyendas del pop, la balada y la música romántica.
El maestro de ceremonias, Camilo Lara, lo dijo claro desde el principio: “Bienvenidos a Música para mandar a volar”, y con esa frase abrió un espectáculo que quedará marcado en la historia del festival. Desde el primer acorde, el Estadio GNP se convirtió en un karaoke masivo, donde los prejuicios quedaron de lado y la música se convirtió en el único lenguaje válido.
La primera en aparecer fue la inigualable Daniela Romo, quien, con su icónica melena larga, desató la locura al entonar “Yo no te pido la luna”. La multitud, más que lista para la experiencia, cantó a todo pulmón mientras en las pantallas aparecía su nombre acompañado de ilustraciones de un sistema solar. Un detalle perfecto para un tema que, cuatro décadas después, sigue iluminando corazones.
“Les voy a presentar a alguien que ha hecho historia en este país. ¡Con ustedes, Yuri!”, anunció Camilo Lara.

Lo que ocurrió después fue una mezcla entre magia y comedia: “Maldita primavera” resonó en cada rincón del Vive Latino y, de inmediato, los asistentes dejaron salir a la señora que llevaban dentro. No importó si minutos antes gritaban al ritmo de guitarras distorsionadas, en ese instante todos coreaban con fervor el himno del desamor ochentero.
Cuando Napoleón tomó el micrófono, el público ya estaba completamente entregado. “Me siento muy honrado, gracias mil por hacerme llegar a este punto como cantante y compositor. Gracias siempre. Y para el Vive, ¡‘Vive’!” exclamó el intérprete antes de entonar su emblemático tema “Vive”. El estadio entero, desde las primeras filas hasta los que estaban al fondo, se sumó a este homenaje a la vida y la música.
El momento emotivo llegó con María José, quien, vestida con un traje de inspiración ochentera en tonos azul y rosa mexicano, tomó el escenario para rendir homenaje a la recientemente fallecida Dulce. Con una interpretación impecable de “Lobo”, la cantante provocó un mar de aplausos y ovaciones que se sintieron como un abrazo colectivo hacia la memoria de la icónica intérprete.
La euforia volvió con Leonardo de Lozanne, quien, apenas fue anunciado, desató los gritos de las chicas en el público. “¡Que se encuere!”, se escuchaba mientras el vocalista de Fobia se adueñaba del escenario con una versión espectacular de “Toda la vida”, de Emmanuel. El rockero dejó claro que los clásicos del pop ochentero tienen un lugar en cualquier escenario.

El clímax del show llegó cuando Camilo Lara presentó a “uno de los grandes”: Saúl Hernández. La ovación fue instantánea y los primeros acordes de “Tu cárcel”, de Marco Antonio Solís, hicieron que todos sacaran sus teléfonos para grabar el histórico momento. El líder de Caifanes convirtió el tema en una versión cruda y melancólica que quedó grabada en la memoria de los asistentes.
Para cerrar con broche de oro, Camilo Lara soltó la última bomba de la noche: “¡Que mejor que la única! ¿Están listos? ¡Con ustedes, Belinda!”.
El rugido del público fue inmediato. Con un traje negro de rayas blancas y lentes oscuros que se quitó dramáticamente a la mitad de la canción, Belinda tomó el micrófono y lanzó un dardo directo al desamor con “Rata de dos patas”, con el que rindió homenaje a la fallecida Paquita la del Barrio.
Mientras cantaba, las redes estallaban con teorías sobre si el tema iba dedicado a cierto ex novio de la cantante. La gente reía, cantaba y disfrutaba del momento en el que la música popular se adueñó, sin complejos, del festival más grande de Iberoamérica.

El show no habría sido posible sin la increíble banda de músicos que le dieron vida a cada una de estas interpretaciones:
- Sergio García
- Alex González
- Ray Tlaxlalquelalpan
- Marco Carreón
- Enrique Rangel
- Camilo Lara
- Bon Lara
- Alfonso André
- Sergio Mendoza
Cada uno de ellos aportó su talento para hacer de Música para mandar a volar un show que trascendió el concepto de géneros musicales y unió a miles de personas en una fiesta donde lo único que importó fue cantar hasta quedarse sin voz.
El Vive Latino 2025 pasará a la historia como el año en que el pop, la balada y el rock convivieron sin prejuicios. Un festival que, después de 25 años, sigue evolucionando y sorprendiéndonos.