
La talentosa actriz oaxaqueña, ganadora de tres Premios Ariel y con vasta experiencia en teatro, Mónica del Carmen, forma parte de la obra presentada en la Sala Xavier Villaurrutia del Centro Cultural del Bosque, Sin fecha de caducidad, que estará en temporada hasta el 27 de abril todos los fines de semana. Crónica Escenario charló con ella sobre esta pieza documental intergeneracional que habla sobre envejecer con dignidad.
“Es una pieza que recopila testimonios de diversas mujeres y que hilvanamos con la directora Edurne Goded, que también es autora de la dramaturgia”, declaró del Carmen.
“También mezclamos testimonios propios y es una pieza que ahonda sobre temas femeninos, pero también podría decir que incumben a las masculinidades y a las personas diversas porque siento que son asuntos que oprimen e incumben a toda la sociedad”, añadió.
UNA OBRA QUE PROFUNDIZA EN TEMAS FEMENINOS
La vejez, la belleza, las relaciones de pareja, la vida, el bien morir y la enfermedad son solo algunos de los temas que esta dramaturgia abarca.
“Es una obra documental que se compone de dos partes, donde estamos nosotras tres pero también hay un conversatorio que se abre al público, donde se sigue disertando sobre estos temas de vida sensibles con unos resultados bastante bonitos. Por eso creo que puede verla todo mundo”, afirmó Mónica.
Definir el teatro documental en Sin fecha de caducidad es referirnos a la importancia de los testimonios que acompañan el relato de las actrices en escena.
“Son muchos testimonios que son muy concretos y que se van hilando a través de cuadros. El primero es ser joven y bella, el segundo es la menopausia, el tercero es la invisibilidad, el cuarto sobre ser deseada y deseante y el quinto sobre lo femenino, volverse vieja y los espacios que pocas veces se abren para las adultas mayores”, explicó la actriz.
La oaxaqueña forma parte de esta tríada variada que enriquece el debate de la obra. “Somos tres actrices de tres edades diferentes, Regina Flores Ribot que tiene 70, Tai que tiene 47, y yo que tengo 42”, dijo.
“Y bueno, tenemos esta conversación entre tres mujeres que se da de manera distinta a lo largo de los cuadros. Algunas conversaciones son muy íntimas, otras son muy abiertas al público, pero creo que ha sido una colaboración y un montaje bastante ameno y sensible”, meditó.
TESTIMONIOS DE TRES GENERACIONES SOBRE SER ACTRIZ
Uno de los aspectos más interesantes que ha dejado este montaje es la voz de Flores Ribot. “De pronto se tiene un pensamiento sobre las actrices mayores que la misma Regina revela en la obra sobre cómo ha sido su sentir acerca de cómo, como actriz, a veces se siente relegada por ser mayor o siente que no la han invitado a muchas obras, a permanecer, a pertenecer”, aseveró del Carmen.
“Pero siento que nos hemos dado la oportunidad de compartir entre las tres momentos muy interesantes con cuestionamientos profundos sobre nuestro quehacer como actrices pero también como mujeres que luchamos y que ahondamos sobre estos temas para visibilizarlos en un espacio tan bonito como es el teatro”, añadió la actriz.
El ingrediente testimonial también ha ofrecido momentos memorables en las presentaciones que ha tenido la obra.
“Ha habido testimonios de verdad muy significativos para nosotras, el público se conmueve bastante. Cuando se encienden las luces, muchas personas tienen lágrimas en los ojos y cuando hablan, lo hacen desde esta perspectiva, de cómo han pensado su vejez, cuestiones incluso de que han vivido la menopausia”, habló sinceramente la oaxaqueña.
“Es un espacio bastante importante porque el teatro es de los pocos rituales comunitarios que permanecen en la actualidad, y se muestra, se conmueve y ríe en compañía de la otredad. Entonces es muy bonito este conversatorio porque da permiso en un espacio seguro para testimonios sensibles y profundos acerca de estos temas que Sin fecha de caducidad pone sobre la mesa”, agregó.
UNA PIEZA QUE OFRECE MOMENTOS DE INTROSPECCIÓN
Para Mónica, ser parte de Sin fecha de caducidad le ha otorgado momentos de introspección fuertes.
“A lo largo de toda la obra y todos los días es una experiencia muy distinta, en donde también al estar viva y al hacerse en donde no hay un filtro como una cámara, no solamente te conmueve, sino te cuestiona, te inquiere, te hace pensar en toda la diversidad de secretos, de pensamientos, con esas preguntas, con esos testimonios y de verdad los consulto con la almohada y los pienso”, indicó.
Ni qué decir del centro de todo el tema: la importancia de envejecer dignamente. “Creo que todavía, como sociedad, tenemos mucho que hacer. Creo que la vejez es un tesoro de la vida porque llegar ahí en un estado de plenitud, en un momento circunstancial de la existencia en el que muchas personas, si tenemos la oportunidad de pasarlo, pues es una ventana hacia el descanso que implica la vida. Es muy importante abrir estos espacios para hablar de un tema tan profundo como es la vejez”, manifestó.
Y es que, para la múltiple ganadora del Ariel, debe existir una revaloración sobre ese aspecto. “Vengo de una comunidad indígena de Oaxaca, donde las personas mayores se valoran de una manera distinta”, comentó.
“Allá son concejales, personas que tienen consejos importantes que compartirnos. Son figuras de respeto, entonces sí, es un choque cultural generar recursos, pues te vuelves algo invisible, o algo que no funciona socialmente. Entonces, creo que es importante repensarlo”, siguió.
“Siento que esta obra es un granito de arena pequeñito, pero al público al que impacta, lo lleva a cuestionarse y sobre cómo mirar a las personas mayores desde otra perspectiva y darles un valor mucho más grande, de respeto y de cuidado porque yo también, si bien me va bien, estaré en ese lugar. Entonces creo que también es relevante que, como sociedad, nos cuestionemos esa vejez y esa escucha hacia esa parte de la comunidad”, concluyó.