El realizador turco Nuri Bilge Ceylan es uno de los nombres habituales de Cannes y uno de los más premiados. Y con About Dry Grasses, se sitúa de nuevo como aspirante al galardón con una historia sobre el bien y el mal, las incoherencias del ser humano y el aislamiento y sus efectos en las personas.
Rodada de nuevo en Anatolia oriental, donde ya se desarrollaban Winter Sleep o Érase una vez en Anatolia, en este caso era necesario volver a esa región de Turquía no sólo porque la historia de la que parte el filme pasó allí si no porque el realizador necesitaba un lugar realmente aislado para que se entendiera mejor el comportamiento del protagonista.
La película parte de los cuadernos que escribió el guionista Akin Aksum durante los tres años que pasó como profesor en esa región de Turquía. Ceylan los leyó y aunque no pensó en un primer momento en hacer una película, hubo algunas cosas que no se le iban de la cabeza, según explicó este sábado en rueda de prensa.
“Esos detalles me llevaron a hacer la película pero luego esos detalles no aparecen en la película”, resaltó Ceylan, que rueda con mucha libertad para dejar que los personajes vayan desarrollándose ante los ojos de la cámara, aunque al mismo tiempo es muy fiel al guion.
En este caso cuenta la historia de Samet (Deniz Celiloglu) un profesor que está deseando acabar sus cuatro años obligatorios en un pueblo aislado de Anatolia oriental para poder pedir el traslado a Estambul.
Sanet tiene una relación compleja y platónica con una de sus alumnas, adolescente, vive con uno de sus compañeros de trabajo, tiene un único amigo y está desesperado por vivir en un pueblo que no le ofrece nada interesante.
“Son cosas que ocurren en la vida todo el tiempo”, explicó el actor. “Yo, a veces, no sé lo que pienso, lo que quiero, cuáles son mis deseos o sueños”. Y eso es precisamente lo que le ocurre a su personaje.
“Yo sabía, a medida que interpretaba, que había algo diferente que iba a salir. Después de haber interpretado a este personaje, tengo la impresión de haberlo sobrepasado. Sus diferentes facetas me han permitido sobrepasar el papel y llegar a otra versión de mi propia identidad”, precisó Celiloglu.
A Ceylan le gustaban precisamente “los lados oscuros del personaje” y la forma de contar la historia es “a través de esos meandros oscuros”.
Un profesor que está en una de las pocas escuelas rurales que quedan en Turquía, donde la escolaridad se concentra en localidades más grandes y solo quedan abiertos pequeños colegios en pueblos que se quedan a menudo aislados por la nieve, como explicó el realizador.
Y un pequeño pueblo aislado por tremendas nevadas era el lugar perfecto para situar a un personaje que estaba aislado no solo geográficamente si no por su propia infelicidad.
“Si no eres feliz, siempre crees que serás feliz si te vas a otro lugar (...) y hay mucha gente que cree que es el lugar en el que viven el responsable de su infelicidad”, agregó Ceylan.
A lo largo de más de tres horas y con los bellos paisajes nevados de Anatolia como escenario, el realizador sigue la vida de Samet y sus complejas relaciones con las personas que le rodean.
Es la séptima película de Ceylan en la competición de Cannes, un festival donde ya se ha llevado la Palma de Oro por Winter Sleep en 2014, el Gran Premio del Jurado dos veces -en 2003 por Lejano y en 2011 por Érase una vez en Anatolia- y el de mejor director en 2008 por Tres monos.
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