El cineasta italiano Stefano Sollima vuelve a sumergirse en las cloacas de la criminalidad en Adagio, una trepidante persecución por la Roma más oscura con la que compite por el León de Oro del 80 Festival de Venecia.
“Algunos elementos dramáticos y visuales de la cinta, como el incendio y el apagón, podrían parecer distópicos pero la verdad es que, conociendo Roma, no lo son para nada”, sostuvo en la rueda de prensa de presentación.
Adagio esconde la historia de un joven (Gianmarco Franchini) víctima de una extorsión que termina trabajando para los servicios secretos con el objetivo de ofrecer información que permita dar caza al misterioso patrón de la noche romana.
Sin embargo, sintiéndose entre la espada y la pared, decide dejar de colaborar con las autoridades y escapa. Pero los investigadores, lejos de dejarle en paz, emprenden su búsqueda para eliminarlo porque el chico sabe demasiado sobre sus intenciones y objetivos.
El muchacho queda así atrapado entre dos mundos, en un agujero negro en el que el mal y el bien confluyen de forma inquietante.
Sollima, autor de la serie de narcos ZeroZeroZero (2020) o Romanzo criminale (2008), además de Sicario: Día del soldado (2018), secuela de Sicario (2015) de Denis Villeneuve, ha decidido pasar página a su etapa estadounidense para volver a su ciudad, Roma, y retratarla con “otro ritmo”.
“Este es un acto de amor a la ciudad. Yo quería volver a Roma, quería volver a contar mi ciudad, aunque obviamente la he cambiado, como siempre debe hacerse en una película dramática”, se justificó.
Esta película nocturna cuenta con algunos de los actores más destacados del cine italiano, como Pierfrancesco Favino o Toni Servillo.
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