La décimo octava edición del Festival de Cine Documental de la Ciudad de México, Doc MX, inició con grandes proyectos que refuerzan al género. Uno de ellos es Pola Weiss, cinta dirigida por Alejandra Arrieta que, después de su destacado paso en el Festival Internacional de Cine de Guanajuato (GIFF), llegó a este certamen con la esperanza de hacer un sentido reconocimiento a la obra de la visionaria teleasta y su visión transgresora que se anticipó al futuro. En Crónica Escenario hablamos con Arrieta acerca de los recovecos y detalles de esta propuesta cinematográfica digna del legado de la artista venusina.
La artista y realizadora comenzó recordando el lazo que la inspiró a llevar a cabo este proyecto. “Estaba haciendo un posgrado en teoría de cine cuando me acerqué su obra desde un interés académico. Creo que sí hubo un magnetismo del personaje muy fuerte que hoy y después de tantos años veo cómo se replica. Colaborando en una exposición visité el archivo de Pola en el MUAC y fue a partir de ahí, de ver esos restos de su vida en las 35 cajas que había, que surge la idea de hacer este documental. De ahí a que empecé a ejecutarlo, tardé como un año y luego otros cinco en estar en la aventura de hacerlo en medio de la pandemia”, dijo.
Algo que destaca del proyecto de Alejandra es la forma en que está armado visualmente, remitiendo justamente a la destacada obra de Pola Weiss. “Esa fue la premisa creativa del documental pues siempre quisimos ser fieles a ese espíritu experimental de su obra. No queríamos que fuera algo muy formal o serio con cabezas parlantes pues es algo que Pola no era. Al ir hilando sus videos con su vida, desde el nacimiento del guión decidimos que el planteamiento fuera hacernos sentir como un gran video de ella con ciertos momentos de descanso mientras tejíamos todo”, añadió.
“De hecho, no usamos ningún efecto visual o sonoro que no estuviera en el archivo de Pola, usamos copias de los efectos que ella usaba. Esto es un poco la idea, orillar al espectador a que vea algo diferente y genere curiosidad acerca de lo que son las creaciones de Pola y lo que no en el mismo documental, logrado gracias a la importante labor de edición. Esperamos que este proyecto motive a todos los que lo vean a que hagan su investigación sobre esta gran artista y lo lleven a otro nivel” añadió Arrieta.
Existe también un elemento interesante que es poder escuchar la voz de Pola narrando algunas de sus vivencias, algo que la realizadora logró de dos formas. “Casi toda la voz en off la hicimos, un poco inspirados por la selección en el GIFF en julio, con el uso de la inteligencia artificial. Ya teníamos terminado el documental con una locución donde era mi voz la que llevaba más que nada la narración, tomando textos tal cual de los diarios o fragmentos de cartas de Weiss”, explicó la artista.
“Me entró la espinita de hacer una última locura con el proyecto y entonces tomamos la decisión de usar la IA para recrear a través de las entrevistas y la voz que teníamos en los archivos de Pola fusionada con mi locución para lograrlo. Hicimos varias pruebas y fue todo un proceso pero realmente no fue tan complejo como sonaba hace cinco años que no teníamos idea de cómo podríamos lograr algo así. La tecnología ha avanzado mucho y pudimos reconstruir su voz en un lapso de dos a tres semanas. Fue algo que se sintió muy lindo, casi como destinado a ser y creo que tiene mucho sentido con el concepto detrás del arte de Weiss, que tiene mucho que ver con la fusión con la tecnología”, agregó.
La obra de Pola Weiss fue adelantada a su tiempo, creando el videoarte como esa justa mezcla de tecnología y arte que ahora es tan común ver. Al respecto, Alejandra reflexionó: “Creo que existen muchos puntos importantes al revisitar su obra. Es muy interesante cuando la memoria de un artista se vuelve una causa y en este caso es un poco eso. Vale la pena regresar al inicio de todo, pues ahora queda claro que la fusión de ambas partes se da por sentada. Pero al final, el comienzo es el videoarte y la primera persona en trabajar con el video como expresión artística fue ella en los setentas cuando realmente se explotó más hacia la década de los 90. Creo que necesitamos darle importancia a Pola por abrir ese camino”.
“En un sentido más político, se me hace muy valioso que, a diferencia de lo que hacemos nosotros hoy en día con los celulares o las aplicaciones donde fotografiamos o hacemos un video de algo y lo insertamos con un filtro preestablecido, todas las posibilidades estéticas se sienten limitadas. Hay muy poca subversión de eso y nosotros vamos adaptando nuestro contenido conforme a lo que impone nuestra tecnología. Pola Weiss hizo lo contrario con la ‘caja idiota’, pues ella afirmaba que la televisión era así si los que la hacían lo eran, pero en realidad lo veía como algo mágico de lo cual se podían sacar miles de cosas y crear algo diferente y con mucho valor”, complementó Arrieta.
Entre varias de las vertientes que abarcaba Pola era la idea de un feminismo interesante sin portar la etiqueta de vocera del mismo. “Es algo a lo que tuve que enfrentarme como feminista, pues aunque el tono de la cinta tiene ese sello, ella jamás se consideró así. Sin embargo, su obra y vida propia se percibe como un enunciado feminista. Desde el hecho de que hiciera lo que ella quería a pesar de que la tachaban como loca, ya era algo que podría ser muy empoderador”, declaró la directora del documental.
“Me parece que, más bien, ella no se identificaba con el feminismo de su época, lo que me parece muy interesante pues su perspectiva para abordar esa parte resuena mucho más como los ideales del feminismo de la posmodernidad. En ese momento, estaba abriendo campo en muchas cosas, fue pionera incluso en esa parte y eso resuena mucho más en la actualidad”, siguió.
Otro punto interesante es la autorreferencialidad recurrente de Weiss, algo muy frecuente en nuestros tiempos que peca de dejar de lado el arte para convertirse en un ejercicio un tanto egoísta. “De alguna forma, Pola parece pionera de la selfie. Lo vemos en ciertos fragmentos del proyecto como al revisar el Autovideato que estaba exponiendo en 1979. Desde ahí, su trabajo tenía un sustento teórico, hacía investigaciones serias de los temas provenientes de la sociología que sumaron a que tuviera una visión diferente de un fenómeno que sucedía en ese momento. Pudo ver algo que hoy en día ya es muy común, pero ella lo planteó hace cuatro décadas”, expuso Arrieta.
Algo aplaudible pero sensible es, también, mostrar ese lado humano de Pola Weiss y así borrar los mitos detrás de su muerte para mostrar un panorama más claro de lo que era ella y ese momento tan difícil. “Creo que era importante tocarlo para aclarar algunas cosas que se tienen todavía de su fallecimiento. En su momento, se publicaron cosas que no tenían ningún sustento de investigación sobre cómo murió y espero que este documental pueda dar información que no encuentras en otro lado tan a nivel biográfico y cómo ésta se relaciona con su obra y el carácter de sus aportaciones artísticas”, destacó.
“Es muy importante para mí contar esta versión de Pola, me gusta pensar que es eso, una lectura alejada de las etiquetas de que si era guapa, que estaba loca, o los rumores de su muerte filmada con su propia cámara. Es importante saber esta versión que se encuentra en estos diarios y las entrevistas con sus seres queridos que ofrecen el testimonio de lo sucedido”, aseveró la también curadora y académica.
Entre las etiquetas de locura y de una sociedad que parecía no comprenderla, Alejandra encuentra un punto para darle un justo lugar entre los estigmas que enfrentó la artista mexicana. “Hay una parte que uno de sus amigos menciona: la sociedad es cabrona. Creo que es la forma más coloquial de describir lo que le pasó a Pola Weiss. A veces, en México volteamos a todos lados para encontrar relatos de artistas trágicos que se vuelven íconos como Van Gogh o Kurt Cobain. Pero es interesante que aquí la tengamos a ella, una mujer que se inserta en esta mitología de artistas incomprendidos a los que la sociedad les termina por ganar un poco”.
“En cuanto a la etiqueta de loca y cómo eso las ha descalificado para no considerarlas o no pasar a la historia es duro. La memoria de Pola Weiss se convierte en una causa por eso, pues es un ejemplo para la historia del arte mexicano, para todas las mujeres. Todo el tiempo busqué generar esa reflexión, mostrando que ella aprovechaba su mente genial de una forma súper creativa. Hay una correlación entre eso y la sensibilidad u orden de valores muy diferente al resto. Al final contamos una historia triste acerca de alguien que sufrió por las etiquetas y no entender su arte”, acotó la directora.
Existe, sin embargo, una obra cumbre para muchos que demuestra esa mezcla de sensibilidad y creatividad artística que ostentaba Pola. Ese proyecto es Mi corazón. “Coincido en su trascendencia por la relevancia histórica y emotividad que muestra con todo el archivo del sismo de 1985 a los que son difíciles de acceder porque muchos los tiene Televisa. Pero creo que es importante por ser un punto de inflexión en su carrera artística. Ojalá que, después de ver este documental la gente pueda investigar y acercarse de una forma diferente a sus videos, que no se queden solamente con este proyecto y vean todo lo que ella hizo por el arte”, dijo Arrieta.
Finalmente, Alejandra confesó su sentir acerca de las obras de Weiss y cuáles son con las que más se identifica. “Mi obra favorita de ella va cambiando con el tiempo. Cuando escribí el guión era, por mucho, Ciudad Mujer, por eso tiene tanta presencia en el documental. En él logra una narrativa bien interesante de identificación del espacio y la ciudad a través del feminismo. Pero también me gusta mucho Autovideato, haciendo un autorretrato a través de una inquietud con la que muchas mujeres nos pudiéramos relacionar un poco pues normalmente nos educan para crear nuestra identidad, personalidad o ser a través de la imagen”, concluyó.
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