Escenario

Alejandro Torres Kennedy se inspira en la pandemia para hablar de los miedos en “Transición”

El filme mexicano participó recientemente en el Festival Internacional de Cine de Varsovia, compitiendo en la Sección de Ópera Prima

Corredor solitario en un muelle brumoso
Fotograma de Transición. Fotograma de Transición. (CORTESIA)

Días antes de embarcarse en un viaje de ensueño a través del Océano Atlántico con unos amigos mexicanos, María, una mujer francesa, recibe la noticia de que se quedará completamente sola en una marina durante el confinamiento impuesto por el gobierno para evitar la propagación masiva del coronavirus. Con el paso de los días, los tiempos de paz y tranquilidad que vive en la marina se ven trastocados por una presencia misteriosa que la hará rememorar situaciones escalofriantes y la obligará a enfrentar sus miedos más profundos.

Esta es la premisa de Transición, ópera prima del realizador mexicano Alejandro Torres Kennedy con el que pudimos charlar en Crónica Escenario acerca de la creación de esta cinta minimalista en medio de un encierro involuntario en Sudáfrica. “Cuando uno hace las cosas en lugar de quedarse solo en el mundo de las ideas, lo lleva a descubrir cosas que incluso parecía desconocer de sí mismo. Eso es parte de lo que me pone contento de haber podido hacer el largo, es un gran logro para mí”, comenzó afirmando el director.

Todo filme nace con una idea y para Alejandro fue un impulso nacido desde el confinamiento. “Nace de la necesidad a la par de tener una cámara en mis manos en este encierro. De ahí brota la idea de crear una ficción al quedarme varado en una bahía por la pandemia. En ese lugar conocí a la protagonista, Marie, que pasaba por algo similar y le propuse hacer esta historia, a lo cual aceptó y así terminamos haciendo esta película”, comentó.

Sin embargo, la inspiración que lo llevara a la ficción de Transición no surgió de inmediato. “Pasaron varios días antes en que estuve pensando qué podría hacer. En algún momento grabé cosas que pensaba usar en un documental. Pero al llegar a la decisión de la ficción lo primero que me intimidó fue pensar en que estaba yo solo y no tenía quien me apoyara para el sonido y otros elementos de la producción. Esas limitaciones son reales pero cuando María mostró esa disposición de hacer el proyecto me contagió de ánimo para tomármelo en serio, creérmela y poder crear algo”, declaró Torres Kennedy. 

Uno de los más grandes retos para este cineasta autodidacta fue realizar este filme de manera independiente y con un equipo de producción bastante escaso. Pero el realizador lo aceptó con los brazos abiertos. “Afortunadamente tenía el conocimiento al hacer cortos anteriormente de una forma parecida. Me llegaba una idea a la cabeza, escribía el guion y comenzaba a hacer todo con casi nada de presupuesto. Las limitaciones que tuve me ayudaron a crear una pieza decente de ficción. En retrospectiva, cada uno de esos cortos que hice solo me ayudaron a tener las bases necesarias para la fotografía, la edición y más elementos que me acabaron por ayudar a completar mi largometraje. Fueron mi escuela”, afirmó.

Sin embargo, algo que admitió es que nunca hubiera podido levantar el proyecto de no ser por su protagonista, Marie Boutonnet. “Aunque de inicio hubiera tenido todas las herramientas, si no hubiera encontrado algo en ella que además no es actriz profesional, pues la hubiera pensado dos veces. Usualmente un director decide filmar una cinta con no actores porque ya hubo un proceso riguroso de casting. Normalmente lo que traen los que no actúan profesionalmente es su persona y su esencia sobre el rango actoral. Los días que la conocí me di cuenta de la tremenda energía que tenía, de su proactividad, algo que me llamó la atención”, mencionó.

“Eso fue lo primero que me llamó y ya durante el rodaje, me sorprendió la naturalidad con la que se desenvolvió frente a la cámara. Nunca mostró señales de timidez ni incomodidad. Se convirtió en una parte clave de todo y creo que le ayudó el haber sido guía de turistas en Namibia. También, ya cuando la idea se tornó en este largometraje, me gustó la profundidad en su mirada en una actuación muy contenida pero que comunica bastante”, aseveró emocionado.

También, Alejandro nos habló acerca de la experiencia de grabar en un país tan lejano a la Ciudad de México como lo es Sudáfrica. “Fue muy interesante, sobre todo en cuanto al ambiente. Cuando llegamos acá nos tocó el invierno y eso fue algo que nutrió muchísimo al filme hablando de las atmósferas, sobre todo por los cambios de clima. De repente había días soleados, otros días había una neblina increíble que dotaba de un aire fantasmal a la narrativa. Fue algo muy enriquecedor que a su vez nos presentó momentos complicados. El viento nos pegaba mucho y no podíamos aislar el impacto del mismo porque solamente teníamos un micrófono lavalier. Fue un equilibrio entre momentos muy gratos así como estresantes en los que tuve que repetir un par de escenas pero a pesar de todo ello, pudimos terminar la cinta”, compartió el joven director. 

Si hay algo que motiva a Torres Kennedy es la intención de fomentar la realización de buenas historias y de enseñar a otros jóvenes talentos que se puede hacer sin importar las limitaciones. “Me encantaría poder compartir mi experiencia con estudiantes de cine. De hecho, en el Festival de Varsovia, donde tuvimos la premier mundial, me invitaron a participar en una serie de pláticas para hablar acerca de cómo hicimos la cinta”, dijo.

“Pero creo que poder hacerlo en México sería aún más importante porque necesitamos que la gente crea que puede hacer cine aunque no sea la manera ideal. Con estas formas, quizá muchos estudiantes que no se la creen o que les falte la seguridad para hacerlo se den cuenta que las herramientas ahí están y la pasión la ponen ellos. Es importante apoyar a los que pueden convertirse en nuevos creadores”, expresó.

Curiosamente, Alejandro tuvo su primer acercamiento con el cine gracias a ciertas cintas animadas, pero no esperaba que en algún momento se dedicaría a hacerlo por su cuenta. “Las películas de Disney me cautivaron. Vi Aladdín unas 100 veces, me fascina El Rey León, toda esa magia y fantasía me parecía fascinante pero yo jamás pensé en convertirme en cineasta. Pensaba incluso que la hotelería sería el camino que marcaría mi vida. Pero en el 2013 tomé un velero en el cual hice un viaje en el que tomé mi videocámara para hacer un video para quien me había invitado al mismo. Regresando me puse a editar y a aprender a cómo hacerlo, fue haciendo esa labor cuando entendí que mi vocación estaba en la narrativa audiovisual”, confesó Torres.

Esto ha marcado la carrera del joven realizador, una necesidad por crear más allá de las limitaciones, un camino que no ha sido sencillo pero del cual se siente muy orgulloso. “Ha sido todo un proceso de transición de ahí hasta el 2020 en el que poco a poco, con la práctica, descubrí ese amor y pasión por la ficción. Así fue que fui puliendo el oficio y la capacidad para contar una historia. Con esta ópera prima, para mí, es como cerrar un ciclo que me abre las puertas, espero, a muchas cosas más en el futuro cercano”, concluyó.

Transición se estrenó el pasado 8 de octubre en la más reciente edición del Festival Internacional de Cine de Varsovia, compitiendo en la Sección de Ópera Prima del certamen, marcando el primer paso de lo que se espera sea una larga corrida en festivales. 

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