Perdidos en la noche es el regreso de Amat Escalante al mundo del cine después de siete años y que tuvo su estreno mundial en la más reciente edición del Festival de Cannes. Un filme que explora la condición humana, la corrupción, la impunidad, las redes sociales y la esperanza que nunca se debe perder.
Crónica Escenario tuvo la oportunidad de hablar con él y los actores María Fernanda Osio y Fernando Bonilla, para hablar más a detalle de este thriller donde la venganza, la violencia, la fama y el arte mismo son cuestionados en esta película que además ha sido muy bien recibida por la crítica y que ahora se presenta en el Festival Internacional de Cine de Morelia (FICM).
Amat, Perdidos en la noche es una película donde te metes otra vez a estas bajezas humanas, te metes a esta forma de la impunidad que se padece día a día en este país, pero también me parece que el final está lleno de esperanza a pesar de todas estas mezquindades de algunas personas. El final me parece con mucha esperanza y creo que las personas que hemos visto la película nos quedamos mucho con eso, platícanos de Perdidos en la noche, ¿qué piensas de todo esto?
Amat Escalante: De estos personajes uno tiene que enamorarse siempre de alguna manera y también quise darles la esperanza. En todas mis películas lo intento y en esta también quise mostrar que sí existe una esperanza, existe una solución, a veces aunque sea muy personal, muy entre familia y también creo que ahorita los que más están sufriendo y está su situación más desesperanzadora son los jóvenes.
También hay otro elemento ya muy importante en estos tiempos que son las redes sociales, las plataformas donde las personas viven una vida a veces totalmente diferente a lo que es la realidad, ¿cómo fue la inclusión de estas formas de comunicación actuales?
Amat Escalante: En la película que se desarrolló en parte en la pandemia donde estuvimos casi un año muy aislados, más de lo normal y donde las redes sociales tomaron más presencia, por lo menos para mí, se hicieron más evidentes y de una forma nueva, relativamente nueva, de la fama a través de redes sociales y para eso pues me entusiasmó mucho poder trabajar con Ester Expósito que conoce lo que es la fama de redes sociales.
También la vi cercana a la fama y a las redes sociales y el arte, el alzamiento del artista a través de estos nuevos medios me parece algo interesante que contrastaba de una forma muy violenta con la realidad que vivimos en México, yo vivo y trabajo en Guanajuato que hace 10 años pues era uno de los estados más seguros según las encuestas y ahora estamos ya del lado opuesto 10 años después, esta es la película que para mí es muy guanajuatense, siempre reflejando pues lo que siento, lo que veo, lo que percibo en mi entorno.
El actor Fernando Bonilla da vida en esta película al personaje de Rigoberto, un artista que realiza experimentos sociales con la comunidad a su alrededor sin dejar a un lado su papel como el cacique del pueblo, Bonilla nos comenta de este personaje:
“Yo creo que Rigoberto es un personaje con muchas capas y es muy complejo, muy contradictorio. Le decía a Amat que justo siento que los personajes entre más contradicciones tienen son más ricos, igual más difíciles, pero más interesantes”, expresó el actor también en entrevista.
“Dentro de este crisol político y social, hay un enclave, creo que acaba siendo un retrato algo distorsionado, un poco una caricatura de quienes nos dedicamos al arte en un contexto de violencia y de desigualdad del capitalismo y de todos sus sin sentido y ahí pues juega mucho la fama, el éxito y el sentido o el sin sentido del arte en este marco y es porque creo que Rigoberto es un tipo consciente de todas estas lecturas y todas acaban por generarle un cortocircuito porque se siente de alguna manera cómplice”, continuó.
“Y de alguna manera lo es, como somos todos, mientras no exista el consumo ético dentro del capitalismo simplemente en este sistema implica ser cómplice de la depredación y de pronto también hay una cosa, son las cartas que le tocaron, estos privilegios le llegaron, los tira a la basura o los ejerce, además es un tipo que creo tiene intereses que pueden ser legítimos, sinceros en su investigación artística, aunque luego sus acciones lo contradigan. Creo que nos vamos todas, todos y todes pisándonos la cola y creo que es un punto de veracidad y de interés que tiene esta película”, complementó.
Finalmente, María Fernanda Osio no solo interpreta a Jazmín la novia de Emiliano, el personaje principal de Perdidos en la noche sino que también funge como la conciencia de este joven que evitará cometer más errores en su vida:
“Siento que mi personaje en el transcurso de la película ve como Emiliano se va perdiendo en la obsesión de buscar a su madre, ya no son Jazmín y Emiliano cómplices en la vida, en sus juegos, en su forma de afrontar al mundo. Pues cuando ves a una persona que amas, que quieres, perderse en esa obsesión que a él le puede costar hasta la vida, si tratas de abordarla de alguna forma para que salga de eso o lo haga de diferente forma”, expresó.
“También siento que Jazmín entendía el por qué de su frustración y también no le podía pedir a Emiliano que dejara de buscarla porque era su mamá y en algún punto siento que ella obviamente lo seguía cuidando y como ella podría hacerlo entrar en razón, pero en algún punto vio que no podía, entonces decidió alejarse un poco, no alejarse y borrarlo de su vida, pero sí alejarse por un tiempo, mi percepción es que en algún punto ella sintió miedo de que a Emiliano también se lo tragaran como sucedió con su mamá, por eso yo como joven siento que es como estar entre dos paredes”, continuó.
“Vivir tu vida normalmente lo que haría cualquier persona de mi edad, pero también no te puedes tapar los ojos y no ver lo que está pasando y lo que todos los días pasa en el país y personalmente como mujer para mí es más cansado estar a la defensiva siempre y es como estar cazando, estar con los ojos bien abiertos porque no sabes, realmente ya no sabes qué pueda pasar, entonces siento que mi personaje Jazmín es un poco como las dos partes, que sí te ayudo y sí te apoyo, somos cómplices, pero no me quiero perder ni perderte a ti en este viaje”, concluyó.
Perdidos en la noche muestra sin duda la madurez de Amat Escalante como realizador cinematográfico, una madurez técnica y narrativa en esta su quinta película, rodeado por buenos actores, sin duda logra adentrarse en la condición humana de la fama y el arte, pasando por la mezquindad de las redes sociales que se han convertido en las rectoras de la vida cotidiana.
Su acercamiento al flagelo moderno de las desapariciones forzadas y los feminicidios en nuestro país es muy acertada, en la percepción de quién escribe, el final de la cinta no es el mejor que pudo tener, ya que rompe un poco con la narrativa del resto, sin embargo es una de las mejores películas del año.
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