La crudeza de Américo Hollander y compañía sigue cimentada y palpable, muy al alcance de la realidad en El jugador, su nuevo álbum de estudio; tercero en la discografía de The Americojones Experience, y el primero publicado a través del sello Arts & Crafts México.
De placeres, pecados y culpas, éste material evoca sollozos en distintos contextos, todos desde el hilo conductor del groove de la banda en sus guitarras, bajos y baterías. Y claro, también desde la honestidad misma de las letras de Américo como su autor.
¿Cuántas veces nuestra mente ha hecho explotar a la gente? Nuestros pensamientos pueden transformarnos en algo distinto a lo que pintamos en la sociedad. Podemos convertirnos en “Sicario”, justo como este tema que funge de apertura dentro de un delicioso rock & roll para danzar desmedidamente mientras soltamos nuestros más puros pensamientos sin ningún tipo de prejuicio.
Y luego la culpabilidad. Y el sobre-pensamiento. “Y es demasiado tarde ya. Es demasiado tarde para mí”. La lucha interna con uno mismo y las duras batallas están enmarcadas en “Porvenir”. El romperse es inminente y se puede sentir.
Las etapas en la vida del ser humano son muy distópicas, claramente también depende el momento, pero El jugador es inquieto y amenazante. Engreído, incluso. Le gusta perder y divagar en el tormento, caer en pecado para experimentar. “Qué divertido” es esa carta que muestra el lado más insensible de una persona.
Y para contrarrestarlo, viene la depresión nuevamente en “Mi vida”, una canción que suena cantinera, dolorosa y angustiante. Un pedazo de tema que incluso fue elegida como sencillo. Y en ese mismo corte se atraviesa “Cicatriz”, con esa sensación de estar atrapado en un loop eterno de enfermedad y tristeza. La sensación de cargar con una marca por siempre.
El groove y el sobre ánimo retumba nuevamente en “Me he portado mal”. El rock pícaro con el que la banda se ha caracterizado, sobre todo en sus shows, es puesto en marcha durante este track que tiene la dualidad de encontrar culpabilidad y arrepentimiento de aquel momento travieso, cualquiera que sea, y a su vez, puede venir desde la mentira al escuchar a un Américo haciendo ruidos todo el tiempo a lo largo de los seis minutos y medio de la duración del que fuera el cuarto y último sencillo.
“Un muerto no camina, solo duerme a la mitad de la avenida”
A base de caja de ritmos, guitarra western y sintetizadores que recrean un ambiente pálido, “Un muerto camina” es un poema expresado en recital por Américo. Simplemente hablado. Frío y desesperanzador. Como un muerto. Un performance de poesía punk muy al estilo del británico John Cooper Clarke.
Esta canción sirve de antesala, también, para el cierre aún más western con “El desierto”, una pieza instrumental que vibra a eso, a una tarde calurosa en áridas arenas de un desierto que no nos lleva a ningún lugar, y en el cual, como el mismo destino, no tenemos la certeza de dónde pararemos.
El jugador de The Americojones Experience le sigue apostando a la segura, a la cruda realidad de la vida misma y de los diferentes panoramas que como humanos experimentamos a través de los sentimientos, sean alimentados por el amor, el despecho, la diversión o la sensación de muerte y vacío. Al final, se gane o se pierda, nos estamos jugando la certeza de la nada.
El jugador de The Americojones Experience estará disponible a partir del 7 de diciembre en plataformas digitales. También estará materializado por Arts & Crafts México en formato vinilo con un disco en color rojo.
Copyright © 2023 La Crónica de Hoy .