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‘Balada de Pájaros Cantores y Serpientes’: Una adición valiosa al universo de Panem

CORTE Y QUEDA. Dirigida por Francis Lawrence, esta precuela nos sumerge en los Décimos Juegos del Hambre y, más crucialmente, en la evolución del enigmático Coriolanus Snow

El escuadrón suicida
Fotograma de ‘Balada de Pájaros Cantores y Serpientes’. Fotograma de ‘Balada de Pájaros Cantores y Serpientes’. (The Hunger Games: The Ballad of Songbirds and Snakes/Murray Close/Lionsgate)

En el vasto y distópico mundo de Panem, la historia de Los Juegos del Hambre ha sido un pilar fundamental en la cultura pop, y ahora, con Balada de Pájaros Cantores y Serpientes, somos transportados décadas atrás, antes de que Katniss Everdeen emergiera como la líder rebelde que conocemos.

Dirigida por Francis Lawrence, esta precuela nos sumerge en los Décimos Juegos del Hambre y, más crucialmente, en la evolución del enigmático Coriolanus Snow, interpretado magistralmente por Tom Blyth.

Antes de adentrarnos en los detalles de Balada de Pájaros Cantores y Serpientes, es esencial reconocer el impacto duradero de Los Juegos del Hambre en la cultura pop. La saga literaria de Suzanne Collins y su adaptación cinematográfica marcaron un hito al abordar temas sociales y políticos complejos mientras mantenían a los espectadores al borde de sus asientos. La franquicia elevó el género young adult y estableció estándares narrativos que han influido en numerosas obras posteriores.

La película nos lleva a un Panem que está recuperándose de los días oscuros, retrocediendo en el tiempo antes de los eventos que desencadenaron la trilogía original. Coriolanus Snow se encuentra en una posición diferente, lejos de la presidencia y más cerca de los inicios de su carrera. Designado como mentor de Lucy Gray Baird, una tributo del empobrecido Distrito 12 con un talento excepcional para el canto, Snow se embarca en un viaje que cambiará su perspectiva sobre el poder y la supervivencia.

La estructura narrativa es un testimonio del cuidado con el que se aborda la precuela. Dividida en tres actos, la historia no solo sirve como un vistazo a los Décimos Juegos del Hambre, sino que también profundiza en la psique de Snow y su conexión con la creación de los juegos que se convertirán en la pesadilla anual de Panem. La reconstrucción después de la guerra es palpable a través de estos detalles visuales, lo que añade una capa de autenticidad a la historia.

La dirección de Francis Lawrence, quien también estuvo al mando de las últimas tres entregas de la saga original, se destaca por su habilidad para capturar la oscuridad y la complejidad del universo que conocimos con Katniss y Peeta. Su enfoque meticuloso se refleja en cada escena, desde los opresivos paisajes del Capitolio hasta la desolación del Distrito 12, brindando una experiencia visualmente impactante y conectando cronológicamente las historias de una manera mordaz.

Tom Blyth encarna al astuto Coriolanus Snow, pero en a diferencia de lo que vimos con Donald Sutherland, su personaje se despoja de la capa de villano para revelar las complejidades de un joven que, en sus inicios, estaba lejos de convertirse en el presidente autoritario que conocemos. La interpretación es magistral, ofreciendo una visión matizada y, a veces, compasiva de un personaje que se encuentra en una encrucijada moral.

En los libros, Lucy Gray Baird ya se destacaba como un personaje fascinante, y en la pantalla, la interpretación de Rachel Zegler roba el espectáculo. Su habilidad para transmitir la mezcla de vulnerabilidad y valentía agrega una capa adicional de profundidad a la historia. Demuestra que no es simplemente una tributo más; es un símbolo de resistencia, ingenio y una chispa de rebeldía que desafía las normas impuestas por el Capitolio. Su capacidad para cautivar a la audiencia no solo con su habilidad para el canto, sino también con su astucia y valentía, hace que la película gire en torno a su presencia.

El guión, a cargo de Michael Arndt y Michael Lesslie, basado en la obra de Suzanne Collins, logra equilibrar la fidelidad al material fuente con la necesidad de expandir la narrativa. La exploración más profunda de la psicología de Snow y su relación con Lucy Gray agrega capas de complejidad a la trama, ofreciendo una nueva perspectiva sobre un personaje que anteriormente solo conocíamos como el antagonista.

La música siempre ha desempeñado un papel fundamental en la experiencia, y en esta precuela, la partitura de James Newton Howard eleva la intensidad emocional. Se convierte en un catalizador que resalta los momentos más impactantes, creando una atmósfera que sumerge a la audiencia en la desesperación y la esperanza que caracterizó también a las películas anteriores.

Siempre es un desafío adaptar una obra literaria exitosa al cine, y Balada de Pájaros Cantores y Serpientes no es una excepción. La película logra superar la profundidad del material original en el libro de Suzanne Collins, logra capturar la esencia de la historia y presenta una perspectiva única que complementa la experiencia literaria.

En conclusión, se erige como una precuela que no solo satisface la curiosidad de los fanáticos de Los Juegos del Hambre sobre el pasado de Coriolanus Snow, sino que también se destaca como una obra cinematográfica independiente. Con una dirección hábil, un guión perspicaz, actuaciones destacadas y una atención meticulosa a los detalles visuales, la película es una adición valiosa al universo de Panem, recordándonos una vez más por qué sigue siendo una franquicia relevante en la cultura pop.

La película ofrece una inmersión profunda en la psicología de uno de los villanos más emblemáticos de la literatura y el cine, y al mismo tiempo, introduce a la audiencia a una nueva y cautivadora figura en la forma de Lucy Gray Baird.

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