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En el cósmico y maravilloso universo musical latinoamericano, pocos nombres lograban resonar en los años ochenta con tanta fuerza como el de Caifanes. Con una carrera que abarca décadas y miles de corazones conquistados con mezclas de rock alternativo, post-punk y rock en español, la banda mexicana ha logrado dejar huella imborrable en la escena musical y se ha convertido en un referente indiscutible.
En esta ocasión Crónica Escenario se sumergió a vivir la experiencia del concierto de Caifanes en el Palacio de los Deportes en la Ciudad de México, el cual estuvo lleno de nostalgia, alegría, baile y mensajes de protesta.
En punto de las 21:00 horas, las luces del domo color cobre se apagaron y los gritos fueron ensordecedores, de inmediato Saúl Hernández, Diego Herrera, Alfonso André, Marco Rentería y Rodrigo Baills, tomaron sus lugares en el escenario y comenzaron a tocar “Respirar”.
Al terminar la primera rola continuaron con una de sus canciones más populares y queridas por su público mexicano: “Viento”. De inmediato la audiencia cantó junto con ellos el tema y miles de voces resonaron en el recinto. Siguieron con “Detrás de ti”, “Te estoy mirando” y “Nunca me voy a transformar”, para después saludar a sus fanáticos.
“Muchas gracias por estar aquí, esto parece un sueño y es algo que no pensábamos que iba a suceder. Te agradezco a ti; esto es para ti, raza, porque venimos a cerrar la gira a este lugar, a esta Ciudad, que es nuestra casa, y te agradecemos todo”, dijo Saúl.
No era extraño que en el lugar se encontraran personas de diversas edades, pues Caifanes ha marcado decenas de generaciones y sigue cautivando almas con su música única y sus conciertos tan envolventes desde el primer acorde. Es importante mencionar que el show visual fue increíble y fue un factor importante para transportar a la audiencia al universo incomparable de la banda.
La setlist continuó con “Inés”, “Metamorfeame” y “Hasta morir”, el vocalista dejó todo en el escenario y la audiencia fue testigo de una interpretación apasionada, creando una conexión real con el público. En todo momento la banda logró recrear la magia de sus grabaciones de estudio, eso sí, con algunos arreglos que hicieron único este espectáculo.
Hernández invitó a uno de sus amigos de adolescencia a subir al escenario para interpretar “María de mis alquimias”, pues fue una canción clave para su formación musical. La noche tomó un giro diferente cuando Saúl concluyó este tema y nuevamente se dirigió al público diciendo: “Que las mujeres en este país sean libres, pero no nos corresponde a nosotros hablar de ello, les pertenece a ustedes mujeres que han hecho una lucha fuerte. Queremos conceder el espacio a una diabla, a una mujer que han visto en esta lucha, Vivir Quintana”.
La artista Vivir Quintana se quedó en medio del escenario para cantar “Canción sin miedo”, un tema que se ha convertido en un himno de la lucha feminista. Realmente fue un mensaje de protesta muy fuerte y un momento muy emotivo para todos los presentes; al finalizar en la pantalla pudimos leer una frase muy poderosa: “Necesitamos más hombres y menos machos”.
La agrupación volvió al escenario para tocar “Antes de que nos olviden” y también proyectaron un vídeo de protesta, mostrando la violencia y persecución que hay hacia los periodistas en México. Sin duda fueron dos mensajes importantísimos para la sociedad mexicana; Caifanes una vez más mostró su apoyo a las luchas sociales.
Para la recta final, la magistral banda hizo viajar a la audiencia a través de décadas de éxitos atemporales. Los acordes inconfundibles de “La célula que explota”, “Afuera”, “Elefantes” y “Aviéntame” resonaron en el recinto, despertando la nostalgia y la emoción entre los asistentes.
Una noche muy especial concluyó en la CDMX pasando las 23:00 horas. El concierto de Caifanes fue un viaje musical único, una celebración a la trayectoria de la banda y un recordatorio de su empatía y conciencia social.
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