Escenario

Camilo Séptimo y el universo de “Óleos”: Un viaje cósmico en el Teatro Metropólitan

COBERTURA. La banda celebró los diez años de su álbum llevando al público a un viaje interplanetario de emociones a través de sus melodías que resonó en los corazones de los asistentes

música

Camilo Séptimo en el Teatro Metropólitan.

Camilo Séptimo en el Teatro Metropólitan.

OCESA/José Jorge Carreón

Asistir a un concierto de Camilo Séptimo es entrar en una dimensión donde las energías del universo se alinean para crear una atmósfera galáctica y mística. Pocas bandas logran esa vibra tan especial, esa capacidad de conectar al público con algo más grande, transformando el espacio en una experiencia sensorial que supera lo terrenal.

Cada acorde y cada letra parecen sincronizarse con los latidos de los corazones presentes, generando una sinergia que flota en el aire.

Y aunque asistir a un concierto con alguien en mente siempre modifica la experiencia, con Camilo Séptimo esa sensación se intensifica aún más. No hace falta ser el mayor fan de la banda ni conocer todas las canciones para sentirte parte de ese universo.

En sus conciertos, las fuerzas invisibles que conectan a las personas parecen coincidir perfectamente, alineadas por el cosmos, creando una conexión que trasciende el tiempo y sobre todo la distancia. 

Una toma panorámica del concierto.

Una toma panorámica del concierto.

OCESA/José Jorge Carreón

Así fue la noche del jueves en el Teatro Metropólitan, donde la banda mexicana no solo celebró los diez años de su emblemático álbum Óleos, sino que nos hizo partícipes de un viaje estelar a través de su música.

Resonaron entonces las primeras notas de “Fusión” para dar después dar paso a “Ser humano”. La banda mexicana, conformada por Manuel Mendoza (voz y bajo), Jonathan Meléndez (teclados), Erik Vásquez (guitarra) y Marco Alarcón (batería), se encontraba en su elemento, esta no sería una simple presentación, sino un recorrido por los paisajes emocionales que han tejido durante la última década.

El concepto de Óleos es una obra de arte sonora, cada canción es un lienzo cuidadosamente pintado con texturas de nostalgia, amor y redención. La evolución musical de Camilo Séptimo ha sido notable desde el lanzamiento del disco, y esa madurez se reflejó en su interpretación en vivo.

A medida que avanzaban con temas como “Eres” y “Miénteme”, el Teatro Metropólitan se convirtió en una especie de nave espacial emocional, donde cada uno de los asistentes flotaba en su propio espacio, pero unidos por una misma energía colectiva.

El vocalista Manuel Mendoza.

El vocalista Manuel Mendoza.

OCESA/José Jorge Carreón

Con cada acorde, la banda desplegaba una paleta de sonidos que iba desde el dream pop característico hasta experimentaciones electrónicas, envolviendo a todos en una atmósfera etérea. Óleos es un álbum que, aunque ha cumplido ya una década, sigue sintiéndose atemporal.

Las letras de Manuel conectan con el público de manera visceral. Canciones como “Vicio” (en la que participó Pepe Nungaray de Rubytates) y “No te puedo olvidar” resonaron con una fuerza inesperada, llevando a muchos de los presentes a cerrar los ojos y perderse en sí mismos.

La selección musical, fue un gran equilibrio entre el pasado y el presente, haciendo espacio para temas de otros trabajos que han cimentado el legado de la banda. “Como tú” del álbum Ecos y “Mandala” de Jardines de las almas dieron un respiro a la emotividad de Óleos, manteniendo la energía en un punto alto mientras se exploraban otras facetas del sonido del grupo.

Fue “Amanecer”, una de las joyas escondidas de Óleos, la que realmente tocó una fibra sensible. La interpretación fue delicada, casi vulnerable, recordándonos que, como en una pintura, hay detalles que solo se revelan con una mirada más detenida. El tema transportó a ese momento justo antes de que salga el sol, ese instante en que todo es posible y las emociones están a flor de piel.

Una de las mejores fotos de la noche.

Una de las mejores fotos de la noche.

OCESA/José Jorge Carreón

Hacia la mitad del concierto, sonó “Neón” y “Onamuh”, continuando con el viaje sensorial que parecía no tener fin, donde los juegos de luces multicolores se sincronizaban con la música, creando un espectáculo visual muy cuidado.

El clímax llegó con “Óleos”, la canción que da nombre al álbum festejado, y que encapsula a la perfección el espíritu de la banda. Con su fusión de texturas, Camilo Séptimo ofreció una épica primera parte del set, antes de adentrarse en temas más recientes como “Resplandor” de Maya y “Vueltas” (de Jardines de las almas).

Para el cierre, la energía alcanzó su punto máximo con “Me dejas caer” y “Contacto” del disco Navegantes, un momento explosivo, donde el público no dejó de saltar, gritar y entregarse por completo. Era una especie de liberación colectiva, un recordatorio de que la música no solo nos acompaña en los momentos de reflexión, sino también en los de catarsis pura.

Finalmente, la banda nos dejó con “No confíes en mí” e “Inevitable”, dos canciones que recuerdan que, aunque todo en la vida puede cambiar, hay emociones y conexiones que siempre regresan.

La banda agradeció la presencia de sus fans.

La banda agradeció la presencia de sus fans.

OCESA/José Jorge Carreón