El realizador de género Marcos Muñoz Flores, en el 2022 hizo un gran recorrido en importantes festivales con su más reciente cortometraje, Cascada, haciendo una escala en el Festival Shorts México como uno de los principales aspirantes en la sección Fantascorto al lado de otros relatos de cine fantástico, ciencia ficción y horror para después llegar al Espanto Film Fest y Feratum Film Fest (donde ganó el premio Alucarda al Mejor Cortometraje Mexicano Extreme), abriéndose paso entre el gusto de la gente, consolidando así al director como una de las promesas del cine en este rubro.
En Crónica Escenario hablamos con este realizador, así como con los protagonistas de este peculiar relato, Ximena Alexia y Dekko Mohar, inspirado en hechos reales. “Recuerdo que cuando vi la noticia, la de esta chica que apuñaló a su pareja y tratando de pedirle perdón por ello, me sentí identificado. Esto porque, al ver esas imágenes de la joven arrodillada, abrazando a su pareja me pregunté qué tuvo que suceder para que llegara a este punto. Me parece que todos hemos vivido violencia en alguna relación o en nuestras vidas y este acto lucia como un acto de catarsis, de alguna manera”, expresó Muñoz Flores.
La violencia es algo latente en Cascada, enfocado hacia un enfoque de género, algo que pareció interesarle a Ximena con una historia que muestra el desenlace trágico de una relación tóxica en un elevador. “Algo que sucede en este corto es que nos muestra esta violencia de género desde ambas perspectivas. Es un relato duro, sin duda donde no me gusta emitir juicios acerca de los personajes, pero creo que si mostramos lo que poco a poco fue acumulándose hasta llegar al extremo de lo que pasa en el corto. Cada quien tiene sus propios demonios, su estrés que deriva en la cuestión de si esta relación es de amor o no. Son muchos aspectos que lo hacen impactante y poderoso”, afirmó la actriz.
Todo el relato sucede en un espacio confinado, un elevador en donde la sensación de encierro se transmite de formas angustiantes, algo que siempre buscó Marcos lograr. “Fue un gran reto, honestamente. Pero encontré la posibilidad de poder contar la historia de esa forma, ocupando las herramientas cinematográficas que tenía a la mano. De inicio pensábamos en desarmar una puerta de uno de los lados de este elevador, pero era mucho tiempo invertido que no teníamos pues únicamente teníamos 12 horas para la grabación. Aunado a esto, tuve un par de protagonistas que con sus actuaciones ayudan mucho a lograr el objetivo del relato”.
Sin embargo, esto también presentaba retos para los protagonistas. Ximena manifestó: “A mí, los lugares cerrados me generan ansiedad así que aunque el elevador era falso, me puso muy de nervios. Pero eso lo usé a favor de mi personaje, me ayudó a incrementar esa esencia de angustia por la que está pasando ella. Como actriz, ver terror siempre me es un poco complicado, pero cuando formas parte de uno de esos relatos rompió algunos de los paradigmas que tenía sobre el género. Marcos hizo muy bien las cosas, con una gran calidad y acabó siendo una de las mejores experiencias que he tenido en mi carrera”, dijo.
Dekko Mohar resaltó que usualmente le toca interpretar a los malos en los relatos en que participa, pero hay una razón por lo que lo disfruta: “Me parece que con ellos puedo profundizar mucho más en la violencia por horrible que esta parezca porque es difícil en la actualidad hacerle frente o verla a los ojos. Asimismo, mi personaje obedece a una ley donde toda acción tiene una reacción, jugando un poco con una ambigüedad moral inherente pues al pasarle lo que se ve en la historia, deja la cuestión abierta de si recibe lo merecido o es algo lamentable. Por ahí carga con esa situación trágica que se vuelve interesante”, pensó el actor.
Aquí, Muñoz Flores hizo énfasis en el punto de esa ambigüedad moral que se percibe incluso en el desenlace del relato. “Hay que mencionar que estoy totalmente en contra de cualquier práctica de la violencia, pero también hay que cuestionarnos cuántas veces hemos estado hasta el gorro, al límite de nuestras capacidades. Al ver la nota, eso fue algo de lo que se detonó. ¿Haría uno lo mismo o qué es lo que nos lleva a eso? Creo que Cascada lo plantea así”.
Hablando de la nota que inspiró este relato gore de horror, Alexia mencionó: “Cuando la vi por primera vez, en ese video que anda en redes, fue realmente impactante. Recuerdo que pensé en la importancia de la comunicación entre parejas y el poder aprender a ver las banderas rojas para ver cómo es que una relación puede empeorar o mejorar antes de que el problema llegue a un clímax con una resolución tan dolorosa o negativa como la que vemos en el corto.. Hay que tratar de evitar llegar a esos extremos”.
Mientras el director y la actriz ya estaban familiarizados con la historia verdadera detrás de Cascada, Mohar la descubrió hasta finalizar el rodaje. “En mi preparación para el papel tenía claro lo que iba a hacer pero fue hasta la primera vez que vi el corto, durante los créditos finales, que vi la nota y me quedé boquiabierto. Recordé en ese instante haber oído de ello, fue realmente impactante pero ya como un espectador es como ver algo real que rompe cualquier ficción de lo brutal que es el hecho. Eso te deja muchos cuestionamientos sociales, además de preguntarnos qué es amor y que no o hasta donde llegan las limitaciones. Lo que es seguro es que, por poético que suene, es cierto que nos vuelve locos y sobre todo, nos pone a pensar en que fue lo que sucedió después de eso. Justamente provoca una delgada línea entre la preocupación social y el morbo de la noticia”, aseveró.
La fotografía es otra parte clave en el cortometraje, pues hay un juego con los colores bastante atractivo. “Buscaba transmitir la impresión de las emociones a través de ello. Hubo muchas cosas que hice aquí que siempre busqué realizar antes, entre ello ese juego de colores así como ese plano secuencia del inicio. Pero siempre quise enfocarme en esta coreografía de ambos protagonistas metidos en esta espiral de violencia. En medio de esto vemos el naranja que simboliza la locura, el rojo es el estallido de la misma, el elevador simboliza la relación como un encierro. Vaya, me gusta lo teatral y todo funciona para reflejar ese simbolismo de una relación tóxica en la que no sabes si saldrá o se quedará dentro de ella hasta las últimas consecuencias. Toda expresión artística tiene una connotación”, explicó el realizador mexicano.
Finalmente, esa cuestión de la toxicidad es algo con lo que todos empatizamos, por lo que los tres participantes del proyecto se abrieron a contar algo al respecto. “Algún tiempo salí con alguien tóxico, pero pude ver la bandera roja y me aparté. Creo que el tiempo nos ayuda como personas a ver estas cosas. Actos como las privaciones de la libertad o dejar de hacer cosas por alguien son un llamado de emergencia. Debe existir un equilibrio en la pareja, aunque sean totalmente diferentes. Pero nunca puedes dejar de ser auténtico”, declaró Ximena.
“Eso es lo que me gusta del arte”, continuó Dekko. “Puedes identificarte o no con lo que ves, se crean juicios de valor de lo que se hace o se piensa. También depende de la esencia de cada uno, es un juego de sentimientos como espectador. Incluso repruebo y me sumo al asco que me producen estos actos violentos que vemos en el corto en su esencia”, concluyó.
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