
Estudiante de la carrera de cinematografía en el Centro Universitario de Estudios Cinematográficos (CUEC) en la especialidad de Dirección, eligiendo la práctica del documental cómo principal enfoque en su labor y desde 2008 formando parte de actividades como docente, la carrera de Lucía Gajá ha crecido bastante a la par de otras compañeras de profesión, algo que le ha conferido el mérito de formar parte de este primer Compendio de Cineastas Contemporáneas creado por el Festival Internacional de Cine de Morelia y la Fundación BBVA. En Crónica Escenario hablamos con ella acerca de su participación en dicho proyecto y su trayectoria.
“La iniciativa del compendio es algo alucinante, es solo el inicio porque aún faltamos muchas, que se irán dando en futuras ediciones, hacer estos ejercicios me parece muy interesante porque es un autoconocimiento constante, mostrar nuestras diversidades, solemos generalizar el trabajo como ‘las directoras cineastas’, ‘las mujeres en el cine’ pero así no se habla de los directores”, expresó la realizadora.
“Es que sí tenemos en común que somos mujeres y es importante enfatizarlo por toda la lucha que lleva años detrás para encontrar nuestros lugares dentro de la industria como mujeres y que este lugar sea importante y digno que es el que queremos tener. Pero cada una tiene un origen distinto, una manera de estudiar distinta, hasta las intenciones de cómo contamos nuestras historias y creo que es muy interesante porque pone sobre la mesa esa diversidad que cada una tenemos”, comentó emocionada Gajá acerca de su participación en este visionario proyecto.
Para ello, como todas sus compañeras, realizó un autorretrato bastante peculiar donde solo un texto nos guía a través de imágenes. La realizadora nacida en la Ciudad de México explicó el porqué de la forma de este proyecto. “Lo que más me asustó de cuando Pablo Baksht nos propuso este proyecto fue justamente el autorretrato, pero que a la vez me parece un reto importante principalmente para quienes filmamos documentales, que les pedimos a otras personas que se narren y se cuenten a sí mismas”, dijo.
“Parecía algo obligado que tarde o temprano tenía que sucederme y me costó muchas semanas en pensar qué quería hacer, hablar de mí, de mi trabajo y hubo muchas cosas que sí pensé que fue que no quería estar a cámara, lo pensé más en un reto de cómo hablar de mí sin estar yo y si era hacer este autorretrato era hacerlo sola, tratar de que el proceso creativo y fílmico fuera más íntimo. Tuve algunos ensayos, filmé algunas cosas, objetos de trabajo, cuadernos de edición, jugué un poco con mi casa que es el lugar donde desarrollo las ideas y después, ya un poco en el límite de tiempo de tener que entregarlo, se me ocurrió incluir algo que amo que es el súper 8 porque lo hago yo con mi cámara y con ello podía hacer la imagen”, continuó.
“Tenía un ejercicio con una amiga en el que teníamos una conversación del cual salió parte del texto que se ve. Grabé parte de esa conversación, puse la voz en off y la imagen pero no quería estar en voz tampoco, y dejé en el texto lo más significante para mi y así fue como se armó. Para la música solo pedí ayuda de terceros y con esos elementos formé algo que realmente me representa y donde están mis pensamientos, mis intenciones sin que estén tan explícitamente”, añadió.
Algo que caracteriza la carrera y visión de Gajá es esa pasión por contar historias verdaderas a través del género documental, por lo que nos habló de dónde nace esa pasión por el mismo. “Fue algo que me pasó en la escuela estudiando, aprendía mucho de los documentales, me daban más contexto de lo que estaba sucediendo, me inspiraron muchas mujeres directoras y casi siempre con un punto de vista político, social y humano. Me pareció un reto muy interesante de confianza el hacer estas películas con gente que contaba sus propias historias, que nos acerca a esa intimidad o veracidad de lo que te está contando alguien sobre algo que vivió y, además, me encanta conocer gente. De repente me encuentro pensando ‘si no hubiera hecho esta película no hubiera conocido a tal persona, no hubiera entrado a esta casa’. El cine nos permite ir por las historias y aventarte a encontrarlas, generar confianza me encanta y el ejercicio del testimonio me fascina”, enfatizó.
Además de la labor detrás de cámara al contar historias relevantes, Lucía también forma a nuevas generaciones gracias a su labor como docente. Al respecto de esa responsabilidad declaró: “Para mí, la principal labor es impulsar ese amor y ese gusto por lo que se está estudiando, es distinto a la educación básica que tienes que hacerlo porque así es, pero cuando vas a una carrera por lo menos estás explorando si eso te atrae o te gusta tanto como piensas, si te inspira. Yo no creo en asustar a ‘les alumnes’ en hablar del cine como un imposible, se necesita mucho estudiar, leer; lo más importante para mí es inspirar pero en el camino te das cuenta de que lo que te inspira a ti, no inspira a tu 'alumne'”, destacó.
“La generosidad es super importante, hablar sobre las propias experiencias, sobre los errores, y de alguna manera transmitir sobre lo que nos importa, siempre es un aprendizaje y más cuando estoy desarrollando o produciendo una película, por lo general después de dar una clase termino con mas ideas y reflexiones de las cosas que compartimos. Algo que es fundamental es no dar un instructivo de cómo se hacen las cosas, se dan herramientas, pláticas, enseñas lo que sabes y compartes todo ello, pero cada quien verá cómo usar eso para el camino que quiere tomar. Cada uno verá qué lo hace crecer y qué desecha, no se trata de hacerles perder el amor por lo que hacen sino orientarlos con su pasión”, expresó.
Una de las preocupaciones que aborda su trabajo y el de sus compañeras es, sin duda, cómo se están abordando estas nuevas visiones y relatos en la industria del cine desde la perspectiva de ellas. “Se queda como una pregunta, no hay una respuesta que la encapsule, tiene que ver con mucho de lo que se ha expuesto de cómo somos narradas como mujeres a otras mujeres. Mi trabajo ha estado muy basado en hablar sobre las historias de nosotras, y como nos identificamos en ello”, afirmó la realizadora capitalina.
La historia de Lucía Gajá curiosamente comenzó en una edición del Festival Internacional de Cine de Morelia, donde fue bien recibida y posteriormente, paso a paso y filme a filme, ha ido evolucionando como cineasta. “Estar en festivales, ser seleccionada, ganar premios siempre es un mérito importante, los reconocimientos te validan muchas veces como profesional, en tu trabajo”, dijo.
“Muchas cosas de mi vida cambiaron con Mi vida dentro porque, sin duda, no solo fueron los premios que la película ganó aquí y afuera, mucho más que eso fue la cantidad de gente que la vio, que le importó el caso y fue un gran aprendizaje sobre que, por muy difícil que parezca algo pero quieres hacerlo, simplemente hay que hacerlo. Pensábamos en ese momento que es muy difícil entrar a una cárcel de mujeres y filmarla; hacer una película de violencia doméstica en cinco países distintos; o conocer a las mujeres, pero lo hicimos, eso es lo que más inspira, las dificultades: que si quieres contar algo, la necesidad de plasmar algo en la pantalla va a costar años pero al final ahí va estar tu logro ante los ojos de más personas”, añadió.
“No sé si algo así vaya a suceder otra vez en mi vida, pero para mí que la protagonista de Mi vida dentro haya salido de prisión porque su caso se expuso y se dio a conocer, porque esa mujer está libre hoy, no hay mayor satisfacción que saber que el trabajo que hicimos logró la liberación de una mujer inocente”, concluyó Gajá emotivamente acerca de la labor que ha hecho y que seguirá realizando con pasión y compromiso pues no hay que olvidar que el arte puede cambiar las cosas, como el cine lo ha hecho con ella y sus historias.
Copyright © 2022 La Crónica de Hoy .